Rodríguez Braun pone a Zapatero en su sitio.
Las negritas son mías.
ARTÍCULO:
Suena a lucecita de El Pardo. Hace poco lanzó la señal Felipe González al decir que a Smiley «le ha golpeado la realidad de la crisis y se le nota el peso del ejercicio del poder». Y el domingo pasado el sujeto fue homenajeado en «El País» con una entrevista y este titular: «He pasado muy malos ratos y noches sin dormir por la crisis». Vieja idea antiliberal: el líder se sacrifica por nosotros; viola nuestra libertad y nos arrebata el dinero pero es por nuestro bien, lo hace con dolor y desvelo, etc. Otros cuatro ingredientes totalitarios. Uno, la paranoia: «Hay poderes que pretenden ocupar el poder de la política, que es el único legitimado por el voto ciudadano». Dos, la impostura. Sobre si cometió algún error, dice: «estar demasiado tiempo en el debate de si crisis o desaceleración». ¡El debate! Como si no hubiera sido una estrategia premeditada para ganar las elecciones de 2008, que incluyó insultos a los economistas que dijimos la verdad. Tres, el narcisismo: «Para tener una responsabilidad como la mía, la primera condición personal es tener fortaleza emocional para poder transmitir serenidad». La fortaleza es emocional, no la de unos principios inexistentes. Y cuatro, el delirio: «con las reformas que hemos emprendido debemos generar una espiral económica positiva cuanto antes». La mejoría será gracias a él, no al sacrificio de millones de españoles que permitirán la recuperación a pesar, muy a pesar del Gobierno.
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