Este gobierno ha perdido definitivamente el rumbo, tal vez en muchos campos, pero de manera absoluta en el sector energético. La futura reforma que han elaborado a escobazos entre los ministros Soria y Montoro constituirá la puntilla definitiva del sector, destrozando de un plumazo los pocos resquicios de libre mercado que quedaban en el ámbito energético. En un clásico "quítate tú pa ponerme yo" han decidido intervenir el mercado y decretar unos impuestos leoninos a las tecnologías más eficientes (nuclear e hidráulica) hasta el punto de cuestionarse su viabilidad en el mercado. Con un único afán recaudatorio, han querido sacar tanta leche que han matado a la vaca.
Durante los últimos años, en un escenario de déficit tarifario desbocado gracias a los subsecuentes intervencionismos estatales, se obligó a las empresas eléctricas a financiar tal desaguisado por Real Decreto. El Estado obligó a algunas empresas del sector a prestarle miles de millones de euros con la única promesa de que algún día, tal vez, se los devolverían. Este modus operandi, únicamente visto en el sector eléctrico y rayando lo kafkiano, lejos de suponer un reflexión serena acerca de lo insostenible de nuestro sistema sirve como excusa al gobierno para decretar un nuevo intervencionismo mucho más digno de otras latitudes. Ya saben la máxima del socialismo: los errores del intervencionismo se arreglan con más intervención. Y esto es independiente del socialismo que gobierne, ya sea el del PSOE o el del PP.
Parece mentira que no sepan ya lo que va a suceder. Es tan evidente que la situación produce vergüenza y sonrojo. Lo sabemos todos: si se deja a las eléctricas repercutir el precio de los impuestos habrá una subida inmediata del kWh en el mercado. Electricidad más cara implica pérdida de competitividad y más paro. Si las eléctricas no pudieran repercutir el impuesto en el precio, implicará una pérdida de competitividad de éstas. Las ganancias en el sector nacional irán a cero o directamente entrarán en pérdidas (las plusvalías de nuestras empresas eléctricas vienen fundamentalmente de las inversiones en el extranjero). Esto implicará el despido masivo de miles de empleados y el cierre de centrales de producción. Por ejemplo, está por ver la viabilidad de la central nuclear de Garoña tras la hecatombe fiscal.
Y a todo esto, pululan por el panorama de la opinión ciertos personajes cuyos desmanes en forma de moratoria nuclear aún estamos pagando en el recibo de la luz casi 30 años después. Me refiero a Felipe González, que en recientes declaraciones afirmó que "el proceso de liberalización del sector eléctrico produjo un déficit de 25.000 millones". Para empezar, señor González, lo de "liberalización" del sector eléctrico provoca carcajadas solo de oírlo. Para seguir, el déficit de tarifa se genera porque los costes regulados que establece el gobierno no son suficientes para cubrir los gastos. Se lo repito de nuevo, "que establece el gobierno". Es decir, el déficit se ha provocado artificialmente desde La Moncloa y no por un funcionamiento ineficiente del mercado. Si no fuera así, señor González, ¿cómo explica usted que tengamos un precio del kWh en el mercado de los más bajos de Europa y, sin embargo, paguemos la electricidad a precios de los más caros de Europa? ¿Dónde está el truco, señor González?
Cuando se enterarán de una vez que lo que sobra no es el mercado eléctrico, los que sobráis sois los políticos populistas que habéis hundido y seguís hundiendo este país. Pueden seguir subiendo impuestos y destrozando la poca industria que queda hasta que no haya nadie de quien recaudar. Pueden atacar a los débiles, quitar las pagas a los funcionarios o rebajar las pensiones. Mientras tanto no cierran ni un aeropuerto, construyen AVEs fantasma, tienen decenas de televisiones autonómicas, sillones en las cajas de ahorro, gobiernos autonómicos que no sirven para nada, embajadas en el extranjero, una universidad en cada pueblo, cada político varios cargos, diputaciones absurdas y piden prestados miles de millones al mes que saben que no van a poder devolver... y a la vez echan la culpa a los mercados, dicen que nos atacan.
Los mercados no atacan, los mercados se defienden de tanta estupidez. Y a nuestros dirigentes lo único que se les ocurre es intervenir y aniquilar uno de los pocos resquicios de eficiencia, el mercado mayorista eléctrico. En unos meses veremos las consecuencias, electricidad más cara, pérdida de competitividad, empresas en ERE, empresas que se van de España, pérdida de empleo, menos consumo, más recesión, la prima de riesgo más alta, la financiación a tipos de interés inasumibles y más crisis. En definitiva, estamos a la deriva... sin más.
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