Aquellos que no recuerdan la historia están condenados a repetir sus errores. El gobierno de Mariano Rajoy debería recordar la historia. Su propia historia. Debería no olvidar que cuando intentó engañar a la gente diciendo que solo eran “hilillos de plastelina” cuando todo el mundo veía la catástrofe del Prestige, los votantes los echaron a patadas. Y que cuando intentaron manipular la realidad del 11M dando las culpas a ETA y “manteniendo dos lineas de investigación” cuando toda la prensa internacional señalaba a Al Qaeda, los votantes los echaron a patadas.
El problema para el PP es que su burda gestión del rescate de este fin de semana parece repetir la historia. Y puede acabar con los votantes echándoles a patadas. La semana antes de las elecciones de 2011 dije que la más que previsible victoria del PP era una victoria envenenada y que, por más mayoría absoluta que obtuviera, podría acabar durando solo dos años. A este ritmo, ¡puede que el gobierno de Rajoy acabe durando incluso menos de dos años!
Cuando digo burda gestión del rescate no me refiero a calificar de “crédito en condiciones favorables” a lo que claramente es un rescate (que también). Me refiero a aquello de que “no me han exigido a pedir la ayuda; quien la ha exigido soy yo” , cuando toda la prensa independiente del mundo (y eso excluye a la prensa oficial del partido) ha publicado los discursos de Obama, Schäuble, Merkel y Hollande de los últimos días en los que se instaba a Rajoy a solicitar ayuda internacional. O a aquello de “los hombres de negro no van a venir a España porque es técnicamente rescatar a España” solo un par de días antes de ser obligado a pedir un rescate (por no mencionar la falta de inteligencia que representa calificar de “hombres de negro” a los socios europeos de los que dependes para que te ayuden). O lo de chulear a tus socios echándoles en cara que ellos van a perder más que tu si no te rescatan con aquello de “somos la cuarta economía de Europa: no somos Uganda”. O lo de irse a un partido de fútbol con gastos de viaje a cargo del contribuyente cuyos impuestos van a tener que devolver el “crédito en condiciones ventajosas” solo unas horas después del rescate. O lo de convocar una rueda de prensa de urgencia para dar explicaciones no por iniciativa propia sino por la presión de la prensa. O lo de negarse a dar explicaciones al parlamento, representante legítimo del ciudadano que va a pagar la factura, “porque la agenda internacional del presidente está llena” (¡y van los tíos y dan esa excusa unas horas antes de que el presidente con la agenda llena se vaya a ver un partido de fútbol a Polonia!).
Hace unas semanas escribí un post en el que mostraba una lista de errores institucionales de España, errores que causaban el desprestigio de todas sus instituciones desde la monarquía hasta la banca (El peor Enemigo de España). Las meteduras de pata de este fin de semana deben ser añadidos a esa larga lista de errores descomunales que hacen que la confianza en España esté cada día más baja.
Los intentos de engañar a los ciudadanos presentando un rescate como un éxito sin precedentes, además de recordar los nefastos episodios de los “hilillos de plastelina” y las “dos vías de investigación”, focalizaron el debate en temas semánticos superfluos e impidieron que el gobierno hiciera sus deberes y explicara lo que estaba pasando. Es más, llevó al gobierno a engañar a la gente y esconder las consecuencias negativas de todo lo que está pasando. Por ejemplo, De Guindos dijo que el crédito no tendría consecuencias macroeconómicas y que las condiciones impuestas se limitarían al sector financiero, pero no analizó en profundidad las consecuencias reales del rescate. Y es que las consecuencias sobre la ciudadanía no provienen solamente de si las autoridades europeas van a imponer condiciones en materia de impuestos o gasto público. Puede ser cierto que esas autoridades hayan decidido no meterse (por el momento) en materia fiscal, pero eso no quiere decir que las consecuencias sobre los ciudadanos y sobre la macroecomía no existan. Por ejemplo, algunas de las preguntas que han surgido en las últimas horas son: los 100.000 millones de nuevos préstamos ¿Son deuda? ¿Son déficit? ¿Cuáles son las consecuencias económicas de lo uno y lo otro?
Está claro que los 100.000 euros son deuda. Por lo tanto, el día que el FROB reciba el dinero, la deuda soberana del reino de España va a aumentar. Si recibe 100.000 millones, la deuda pública aumentará en 10% del PIB. Es decir, si hasta ahora era del 70% del PIB, pasará a ser del 80% del PIB. Ahora bien, que nadie se lleve a engaño: ESTA DEUDA NO ES NUEVA. Esa deuda se adquirió el día que el gobierno de España (concretamente el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero) se comprometió a no dejar caer a ningún banco. Ahí radica el error y el origen de todos los males. Fue entonces que el estado español adquirió el compromiso de deuda. Lo de este fin de semana es solo la formalización de una deuda que todos sabíamos que se había contraído.
Naturalmente que esta deuda tendrá consecuencias macroeconómicas porque el Pacto de Estabilidad del Euro pide que la deuda no pase del 60% del PIB. Si Europa se toma en serio el objetivo del 60% del PIB, la reducción se va a tener que hacer con superávits fiscales desde el nuevo 80% y no del 70%.
En cuanto a si los 100.000 millones son déficit, todos los estudiantes de economía saben que el aumento de deuda es lo que se conoce como déficit. Por lo tanto, esos 100.000 millones son déficit. Lo que pasa es que las autoridades europeas han decidido que ese déficit no se va a computar a la hora de hacer recortes fiscales. Es decir, el déficit que en 2011 llegó a ser del 8,9% y que España se comprometió a recortar hasta el 5,3% en 2012 y hasta 3% en 2013, no tendrá en cuenta ese 10% adicional que proviene del rescate de 100.000 millones. Es decir, ¡España no tendrá que hacer recortes de 100.000 millones adicionales!
Y los intereses de esa deuda, ¿son déficit? La respuesta es que sí. Los intereses son un gasto que debe hacer el estado y como el déficit es la diferencia entre gastos e ingresos, el gasto adicional genera un déficit adicional. Si los intereses son del 3%(*) y el crédito es de 100.000 millones, España va a tener que pagar unos 3.000 millones de euros en intereses por lo que el déficit aumentará en esos 3.000 millones. Ahora bien, la pregunta no es si eso es déficit sino si las autoridades europeas lo contabilizarán como déficit a la hora de marcar los objetivos del 3% para el 2013. Si éstos computaran como déficit y el objetivo siguiera siendo del 3% en 2013, el gobierno tendría que hacer recortes por valor de 3.000 millones adicionales. Si, por el contrario, las autoridades decidieran no computar esos 3.000 millones como déficit, entonces no se tendrían que hacer recortes adicionales por ese valor. La palabra clave es computar. Que los intereses en sentido económico son parte del déficit, no hay duda. Que eso se compute o no es una decisión política que se va a decidir en Europa sobre la cual tendremos que esperar. En este sentido, a día de hoy hay cierta confusión a causa de las declaraciones contradictorias enviadas desde Europa. Mientras que el comisario Joaquín Almunia ha dicho que sí computaran como déficit, el portavoz Amadeu Altafaj ha dicho que no... porque no los otros tres programas de rescate tampoco lo hacen. Estaría bien que las autoridades europeas se pusieran de acuerdo y nos informaran también sobre este punto.
Dicho esto, hay que resaltar que, sean o no sean déficit, los intereses sobre la deuda para rescatar a los bancos no son intereses nuevos. Del mismo modo que la deuda ya existía (implícitamente) desde el momento en que el gobierno de Zapatero prometió el rescate bancario con dinero público, los intereses sobre esa deuda ya estaban implícitamente en la cuenta del contribuyente español. ¿Cómo pensaba, sino, Zapatero, financiar el rescate de los bancos? ¿Con dinero caído del cielo? Lo que pasa es que el presidente Zapatero hizo la promesa de rescate pero no puso el dinero y le dejó en herencia la deuda a don Mariano Rajoy. En este sentido, en la medida que el rescate permite financiar esa deuda que ya existía a unos tipos de interés por debajo de los de mercado, se debe aplaudir al gobierno actual por habernos ahorrado mucho dinero. Si la deuda de los rescates asciende a 100.000 millones y el tipo de interés de mercado es del 6,5%, el gobierno de ZP nos dejó en herencia unos pagos de intereses de 6.500 millones al año. Si Rajoy ha conseguido que los intereses sean solo de 3% y reduce así los intereses a 3.000 millones, el acuerdo del fin de semana nos ha ahorrado 3.500 millones de la chapuza total de 6.500 millones que dejó el PSOE. Es decir, cuando se haga el cálculo político, lo correcto será decir:
Zapatero=-6.500 millones de euros al año en concepto de pagos de intereses para rescatar a bancos
Rajoy=+3.500 millones de euros al año en concepto de intereses menores para pagar la deuda que dejó Zapatero.
TOTAL=-3.000 millones de euros al año que pagarán los contribuyentes.
Estaría bien que el señor Rubalcaba, vicepresidente del gobierno de Zapatero, se abstuviera de dar leccioncillas sobre como gestionar la crisis bancaria ya que su gobierno es directamente responsable de la tragedia que vamos a tener que pagar entre todos.
Un apunte final sobre un tema macroeconómico que no es menor: la prima de riesgo. Una de las consecuencias que el rescate va a tener sobre los ciudadanos va a ser sobre sus efectos sobre los intereses que el gobierno va a obtener para financiar la deuda que ya tiene. Es decir, sus efectos sobre la famosa prima de riesgo. En principio se podría pensar que el hecho de que el hecho de contar con una linea de crédito con Europa por valor de 100.000 millones haría reducir la prima de riesgo porque el estado puede financiar la recapitalización de los bancos a un tipo de interés menor. Sin embargo, ya dije en mi post inicial que la prima de riesgo podía acabar subiendo(como, lamentablemente, así ha sido) si la nueva deuda se considera “senior” o “prioritaria”. Es decir, si en caso de un impago parcial del Reino de España, los primeros en cobrar son los fondos de rescate europeos, los demás tenedores de deuda automáticamente pasan a tener unos bonos “juniors” o secundarios y, por lo tanto, con un mayor riesgo de impago. Ese mayor riesgo de no cobrar esos bonos puede acabar subiendo la prima de riesgo y los intereses a los que se financia España. Naturalmente eso quiere decir que la cantidad de impuestos dedicados a pagar intereses acabarán siendo mayores y, en consecuencia, lo que quede disponible para políticas sociales y de generación de crecimiento, será menor.
La pregunta es: ¿Será “senior” la nueva deuda? Pues no lo sé. De hecho, puede depender un poco de lo rápido que se escriba el MoU y si se escribe antes del 1 de Julio. Lo digo porqué a partir del 1 de Julio entra en vigor el nuevo mecanismo de rescate (el MEDE) en substitución del antiguo (el EFSF). La normativa estableces que los préstanos del MEDE son “senior”(**) y los del EFSF no. Por lo tanto, si el MoU se hace después del 1 de Julio, el crédito se hará bajo las normas del MEDE y tendrá que ser “senior”.
Resumiendo, estemos ante un rescate o no, estemos ante una deuda nueva o no, lo cierto es que las consecuencias (macro)Económicas de la nueva linea de crédito no son nulas. Claro que seguramente no serán tan grandes como las que ha tendrá la pérdida de prestigio que ha sufrido el gobierno de Rajoy por culpa de las descomunales meteduras de pata acaecidas durante este nefasto fin de semana.
(*) Digo “si” porque todavía no se sabe qué tipo de interés se cobrará a España por el crédito ya que dependerá de lo que diga el contrato -el MoU o “Memorandum of Understanding”- y de los intereses de mercado del día que se haga al crédito ya que el Fondo de Rescate va a pedir prestado en el mercado a tipos bajos y va a prestar ese dinero a España.
(**) La razón es que los fondos de rescate tienen que acudir ellos a los mercados de crédito y pedir prestado para poder prestar. Para conseguir que los tipos de interés sean lo más bajos posibles (cosa que beneficia al rescatado) es que sus créditos sean los primeros que sean devueltos en caso de impagos. Es decir, que sean “senior”. La regla del nuevo MEDE es que, efectivamente, sus créditos sean “senior” cosa que no pasa con el EFSF.
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