La integración al revés

Por Andrés Oppenheimer.



"La CELAC sería una idea estupenda si los países miembros - en lugar de hacer grandiosas declaraciones políticas sobre la unidad regional, que son pura poesía y una excusa para hacer turismo político - decidieran hacer acuerdos concretos para reducir sus respectivas barreras comerciales.

America latina necesita urgentemente una mayor integración económica: según cifras recientes de las Naciones Unidas, el comercio intra-regional de partes de manufacturas en Latinoamérica es de solo el 8 por ciento del comercio de los mismos productos con el resto del mundo. En comparación, el comercio intrarregional de esos productos en la Unión Europea llega al 15 por ciento, y dentro de los países asiáticos representa el 28 por ciento.

Si la CELAC quisiera convertirse en un “gigante”, debería hacer lo que hicieron los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial: empezaron con un acuerdo preferencial para exportar carbón y acero, y lo ampliaron gradualmente con los años incorporando cada vez más productos, hasta terminar creando una unión económica y política.

Pero —como tantas veces en el pasado— los líderes latinoamericanos que se reunieron en Caracas hicieron la integración al revés: empezaron por la fiesta, y dejaron los acuerdos concretos para reducir las barreras comerciales para más tarde".

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