Moscú (EFE)-Frente a la sede del antiguo Comisariado del Pueblo de Asuntos Interiores (NKVD, en sus siglas en ruso), que acoge hasta hoy a los servicios secretos rusos y en cuyos sótanos murieron miles de personas en tiempos de Stalin, fusilados y torturados, Moscú honra hoy a las víctimas de aquella barbarie.
En la víspera del Día de la Memoria de las víctimas de represiones políticas, la capital rusa rinde homenaje a decenas de miles de personas fusiladas en esta ciudad durante el gobierno de Iosif Stalin, que se llevó la vida de millones de ciudadanos soviéticos.
Donde hasta la caída de la URSS estaba la estatua de Félix Dzerzhinski, considerado responsable de la muerte de al menos medio millón de personas y creador de la Cheka (Comisión Extraordinaria), precursora del NKVD y del Comité de Seguridad del Estado (KGB), hoy está la Piedra de Solovétsk, un monumento a las víctimas.
De los campos de muerte y represiones de Solovetsk escribió algunas de sus más famosas obras literarias el escritor ruso Alexadnr Solzhenitsin, autor de Archipiélago Gulag, y de esas islas situadas en el Mar Blanco, en el extremo norte europeo de Rusia, se trajo a Moscú un gran piedra, memoria viva los represaliados.
Miles de personas se acercan hoy a la plaza moscovita de Lubianka, a la Piedra de Solovétsk, para recordar a los muertos en un acto, denominado “La vuelta de los nombres”, de la veterana organización para la defensa de los derechos humanos Memorial.
Desde las diez de la mañana hasta las diez de la noche de hoy, los personas que toman parte en el acto leerán los nombres de las víctimas que murieron en Moscú durante las represiones estalinistas: de cada uno su nombre, apellido, edad, profesión y el día en que fue fusilado.
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