Gerardo García, José Ignacio Ustarán, Juan Pedro González y José Luis Luengos



Víctimas:

Gerardo García Pérez estaba casado y tenía tres hijos. Trabajaba como camarero en la cafetería Rolando y fue uno de los tres empleados del establecimiento que perdió la vida en el atentado, junto a Francisco Gómez Vaquero, cocinero del establecimiento, y Manuel Llanos Gancedo, también camarero como Gerardo.


José Ignacio Ustarán Ramírez, de 51 años, era perito industrial y había dedicado su vida profesional a temas relacionados con la industria del automóvil. Estaba casado con Rosario Muela y tenían cuatro hijos. Procedente de una familia nacionalista –su padre y un hermano eran militantes destacados del PNV y, al parecer, otro hermano simpatizaba con la izquierda proetarra, según informaba El País el 1 de octubre de 1980, se había afiliado a UCD e incluso le presentaron a las elecciones al Parlamento, pero en los últimos de la lista. Rosario Muela, que se quedó viuda con 36 años, y llevaba diecisiete casada con José Ignacio, se trasladó con sus cuatro hijos a su ciudad natal, Sevilla, para intentar rehacer su vida tras el asesinato de su marido. "Me dejaron en una situación económica muy mala. Regresé a Sevilla y empecé otra vez de cero", explicaba en una entrevista mientras pedía permiso para encender un pitillo: "Me envicié cuando me quedé viuda, me ayudaba a no llorar". El asesinato de su marido le "marcó para siempre. He rehecho mi vida y me considero una persona muy tolerante, pero los odios y sensaciones que aquella situación me creó aún continúan" (Expansionyempleo.com, 21/07/2006).
Juan Pedro González Manzano, de 34 años, había nacido en Molina de Segura (Murcia) y residía en Basauri, donde estaba adscrito al Servicio de Radiopatrullas. Sin embargo, había sido destinado temporalmente al Grupo Local de Fronteras de Irún por necesidades del servicio. Un hermano de Juan Pedro, también policía nacional, contó que sólo le quedaban tres días de servicio en el País Vasco antes de que lo trasladasen a Molina de Segura. La familia de la víctima, incluida la viuda, se negó a que se celebraran actos oficiales en el País Vasco, por lo que el funeral religioso se celebró el 1 de octubre en la parroquia de Santa Cruz de la pedanía de El Puntal en Murcia, donde residían los padres. El funeral, al que asistieron centenares de personas, fue oficiado por el obispo de la diócesis de Cartagena-Murcia, Javier Azagra. Al mismo asistieron el presidente de la comunidad autónoma, Carlos Collado; el director general de la Policía, José María Rodríguez Colorado; el delegado del Gobierno en Murcia, Juan Manuel Eguiagaray, y el gobernador civil de Vizcaya, Daniel Vega. Juan Pedro González estaba casado con Isabel Regaliza y tenía una hija de corta edad.

José Luis Luengos Martínez, de 31 años, era natural de León, aunque llevaba cuatro años residiendo en Guipúzcoa. José Luis trabajaba junto a su hermano Javier y un grupo de jóvenes leoneses en la empresa Elitel, subcontratada por Telefónica. La misa funeral por José Luis, previa a su entierro en el cementerio municipal de San Froilán, se celebró en la Iglesia de la Sagrada Familia de León, con la asistencia de las máximas autoridades civiles de la provincia.




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