Abreu cuando le llaman maricón.
Las negritas son mías.
COMENTARIO:
A veces alguno trata de ofenderme y me dice maricón. Yo me río. Maricón. Como si eso fuese una ofensa. A mí los maricones me encantan. La mayoría de mis grandes amigos han sido maricones. Gente valiente por cierto mucho más valiente que los autoproclamados machos.
Por otro lado, ¿quién no es un poco maricón? La mayoría de los supuestos machos no lo admitirá, pero gracias a Dios Darwin eso no altera la realidad.
Ser un poco maricón es como tomarse un vaso de agua, no sé por qué se ofenden. Para no mencionar que aumenta considerablemente nuestra riqueza sexual. Que lance la primera piedra el hombre que jamás haya fantaseado con chupársela a otro hombre o con que se la metan.
Bah, pamplinas.
Las mujeres son más naturales en esto. Yo no he conocido a ninguna mujer que no se sienta atraída por otras mujeres. No es que sean lesbianas, es que son más libres. Así que se meten en la cama con alguna amiga y prueban. Sin traumas y sin perder de vista la polla más cercana.
A eso llamo yo normalidad. La mujer, siempre superior.
Cuba, la isla espeluznante donde nací, es el país más maricón que existe. Todo muy tapiñado, porque también es el país más hipócrita y machista que existe, pero a mí que he estado en las barracas y en los baños del ejército no me engañan. Allí todo el mundo se pasaba la vida vacilando las pingas circundantes. Claro, si se te ocurría echarle mano a una inmediatamente el hipócrita más cercano (que hasta ese instante estaba extasiado mirándote el rabo) te quería matar.
Qué lugar la isla. Menos mal que hay un océano entre ese basurero y mi humilde persona.
El sexo nada tiene que ver con la moralidad. Da igual de que manera uses tu cuerpo en busca de amistad, compañía o placer. Hay que ser muy tarado para pensar que los que usan el culo, preferentemente, para eso, son menos honorables o menos dignos o menos hombres que los que usan, fundamentalmente, el pito.
A mí me gustan en general los chochos pero eso no quiere decir que no sepa apreciar las posibilidades sexuales de un cuerpo masculino. Que las tiene y tiesas.
Maricón, me dicen para ofenderme. Cuánta y qué profunda la tontería del mundo.
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