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Liberado Guillermo Fariñas

Declara Fariñas:

"El clima de impunidad que reina en Cuba para golpearnos, es una patente de corso para matarnos y está sentado el precedente de una futura guerra civil"

El opositor cubano Guillermo Fariñas, premio Sajarov 2010 del Parlamento Europeo, fue liberado sin cargos este jueves luego de una golpiza y 40 horas de arresto por intentar visitar a un disidente en huelga de hambre ingresado en un hospital de Villa Clara, informó la AFP.

"Me acaban de liberar y no me formularon cargos. Todavía me siento un poco flojo y golpeado", declaró Fariñas por teléfono desde su casa en Santa Clara.

El psicólogo y periodista independiente de 49 años, que recibió el Premio Sajarov tras una huelga de hambre de 135 días en 2010 por la liberación de los presos políticos, explicó que fue detenido y golpeado el martes a la entrada del hospital Arnaldo Milián Castro cuando pretendía visitar a Alcides Rivera Rodríguez, en huelga de hambre desde el 28 de septiembre para exigir el cese de la violencia contra los disidentes.

"No fueron agentes del Minint (Ministerio del Interior) los que me golpearon", sino "los custodios del hospital", dijo Fariñas, quien aseguró que había sido autorizado por la directora del centro a visitar a Rivera.

"Fui goleado por la cabeza, por la espalda (…) se me amenazó de muerte", relató en declaraciones a la emisora Radio Martí.


Entrevista a Guillermo Fariñas. Mario Alegre Barrios


¿Cuál fue el punto de ruptura con el régimen, luego de haber estado de su parte tanto tiempo y dar ese viraje de 180 grados en sus lealtades?

No creo que haya sido una sola razón. Fueron varios los hechos que se fueron acumulando. Por una parte el asombro. En el 80 era un joven y me reclutaron para llenar las guaguas con toda la gente que llegaba a La Habana por tren para irse del país a través de la embajada de Perú. ¡Yo nunca pensé que tantos y tantos cubanos fuesen capaces de no querer vivir aquí! Eso para mí fue algo muy asombroso.
Ahí comenzó todo…

Sí y luego fue ver los privilegios enormes que había en las casas de los altos dirigentes de la revolución y sus vínculos con narcotraficantes mexicanos y colombianos, que venían a Cuba a jugar gallos con ellos, con los comandantes… Todo esto comenzó a hacerme perder la confianza en la alegada revolución cubana. Asimismo, otro punto de inflexión muy importante fue ser testigo de cómo se portaron las tropas cubanas de lucha antiguerrillera en Angola contra las aldeas indefensas. Los batallones cubanos no eran nazis simplemente porque tenían otro uniforme, pero cometieron un genocidio similar.

¿A qué se enfrenta el Gobierno cubano en este momento?

El Gobierno cubano está en una coyuntura política y también en una crisis económica muy desfavorable, a la espera de lo que ocurra en Venezuela en el 2012. Si Venezuela desaparece como salvavidas energético, Cuba se sumiría en el caos de los apagones y esto se convertiría en una bomba de tiempo. Muchos oficiales represivos cubanos están en Venezuela tratando de infiltrar la oposición para minar sus fuerzas, dividirlas, para que no vayan como un frente único contra Chávez. Otra de las razones por las que a Cuba le interesa que Chávez permanezca en el poder es porque, si cae su revolución bolivariana, se confirmaría una vez más que el llamado socialismo del siglo XXI es un gran engaño. Esto, desde el punto de vista ideológico, también sería catastrófico.


Eso es falso. El cubano paga la salud pública, paga la seguridad social y paga la educación. A cada cubano que trabaja, todos los meses le descuentan el 33% de su salario y eso se divide en partes iguales para esos renglones. Además, la educación es de pésima calidad y la calidad de los servicios médicos es relativa, porque los pacientes son tratados como de segunda categoría. El estado de las instalaciones hospitalarias es desastroso y la falta de medicamentos es bochornosa. Antes los hospitales hacían la lista de medicamentos que hacían falta, ahora la hacen de los que hay… es más fácil.


¿Ha valido la pena todo esto?

Absolutamente, sin la menor duda… Puedo morir en cualquier momento. Tengo varios trombos que se pueden desprender y matarme. Aquí no los pueden operar y el Gobierno no me deja salir para hacerlo. Pero si muero, los demás se quedan y continúan la lucha. Esto no es mío, es de todos y, aunque yo no esté, los demás quedan…