Víctimas, 10 de abril: Mariano de Juan Santamaría

Libertad Digital.


A las dos y media de la tarde del lunes 10 de abril de 1995, el brigada del Ejército de Tierra MARIANO DE JUAN SANTAMARÍA fue asesinado en San Sebastián por un terrorista que, tras descender de un vehículo en el que iban otros dos etarras, se situó detrás de la víctima y le disparó un tiro en la nuca. El militar volvía caminando a su casa desde el Centro de Reclutamiento del Acuartelamiento de Loyola. Junto al cuerpo del fallecido se encontró un casquillo de bala SF nueve milímetros parabellum. El asesino regresó de inmediato al automóvil, desde donde los otros dos terroristas le prestaban cobertura, para huir del lugar en dirección al barrio de Eguía.
El vehículo empleado para asesinar a Mariano de Juan, un Fiat Tipo de color blanco con matrícula falsa, fue localizado posteriormente por la Ertzaintza en el Paseo del Urumea, a varios kilómetros del lugar de los hechos. La zona fue acordonada, mientras efectivos de la Unidad de Desactivación de la Policía revisaban el turismo, en previsión de que pudiera contener una bomba trampa. Sin embargo, tras colocar un cebo y abrir el coche a distancia, los técnicos comprobaron que no había explosivos en el interior del vehículo.
Mariano quedó tendido en la acera rodeado por un gran charco de sangre. Cubierto con una sábana, el cuerpo del militar asesinado permaneció tendido en la calle por espacio de más de dos horas, hasta que el juez titular del Juzgado de Instrucción número 1 de San Sebastián, Fernando Andreu, ordenó su levantamiento. El cadáver fue conducido al Instituto Anatómico del cementerio de Polloe, donde los forenses le practicaron la autopsia.
El gobernador civil de Guipúzcoa, Juan María Jáuregui, señaló en el lugar de los hechos que el asesinato del militar "tiene el mismo estilo del tiro en la nuca" empleado por ETA en los atentados contra el teniente de alcalde del Ayuntamiento donostiarra, Gregorio Ordóñez, y contra el suboficial de la Guardia Municipal, Alfonso Morcillo, asesinado por ETA el 15 de diciembre de 1994.
Todos los partidos políticos vascos, con excepción de Herri Batasuna, condenaron ese mismo día el asesinato. El PNV interpretó el hecho como una demostración del bloque ETA-KAS, "de que no están por la labor de la paz". Inaxio Oliveri, entonces secretario general de Eusko Alkartasuna,pidió responsabilidades políticas a HB por el apoyo que presta a ETA e hizo un llamamiento a la formación proetarra "para que ejerza su influencia en ETA".
La Comisión Ejecutiva de los socialistas vascos pidió en un comunicado a las formaciones nacionalistas que le digan a ETA "que no asumen ni quieren ninguno de sus objetivos". El Partido Popular, por su parte, reclamó "unidad y firmeza" en la lucha contra ETA y sus cómplices y reiteró que "cualquier intento de aproximación a los violentos es inútil. No puede haber tregua a los terroristas y sí reafirmación en la lucha policial, en la acción de la Justicia y en el cumplimiento íntegro de las condenas que les impongan los jueces".
El portavoz de IU en el Parlamento Vasco, Javier Madrazo, se preguntó si Herri Batasuna "arrojará cal viva en el escaño de aquellos hombres y mujeres de KAS que, a todas luces, marcan y aplauden la línea de actuación de ETA".
Por el asesinato de Mariano fueron condenados Valentín Lasarte Oliden (1997) y Francisco Javier García Gaztelu (2006). En la sentencia se recalcaba como los etarras asesinaron al brigada "vilmente" y de manera "cobarde".
Mariano de Juan Santamaría tenía 37 años. Era natural de Alhucemas (Marruecos). Llevaba 18 años destinado en el País Vasco y había pasado los 10 últimos trabajando en el Centro de Reclutamiento del cuartel de Loyola. Era habitual verle hacer footing por las mañanas y cargar las bicicletas de sus hijos los domingos en el coche para salir con ellos y su mujer de paseo. El brigada era una persona "conocida e integrada en el barrio", según relataron varios vecinos y conocidos. Las citadas personas recordaron que De Juan participaba en los torneos de mus organizados en Loyola durante las fiestas del barrio y era muy aficionado al deporte, practicando asiduamente la pesca submarina, el paracaidismo y el montañismo. Pertenecía a la Federación Guipuzcoana de Patinaje y entrenaba al equipo senior de hockey sobre patines del colegio Sagrado Corazón de Mundaiz, en el que estudiaban sus dos hijos. Mariano vivía con su familia en un bloque de casas militares situado en las cercanías del acuartelamiento, razón por la cual regresaba todos los días andando a su casa. Estaba casado y tenía dos hijos: Víctor, de trece años, y David, de quince.

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