Ayer posteé este gráfico correspondiente a la fracción del PIB que un país dedica al PIB. Y apunté que esta es la medida usada por las autoridades europeas para medir el esfuerzo innovador de un país. Según el gráfico, la relación I+D/PIB se ha reducido a casi la mitad en sólo 5 años y que en 2011 el ratio se había reducido hasta un poco más del 2%.
E hice tres Preguntas:
¿De qué país se trata?
La dramática reducción en I+D, ¿creéis que ha ido acompañada por una igualmente dramática recesión económica?
¿Creéis que este gráfico corresponde a un país que podríamos considerar como innovador?
Debo confesar que la primera pregunta era trampa. En realidad no se trata de un país. Se trata de una compañía. La compañía fundada por el gran Steve Jobs, inventora del Iphone, Ipad, Ipod y Itunes: ¡APPLE! Supongo que era difícil acertar que se trataba de Apple (aunque algunos de vosotros, después de buscar los ratios de I+D para diferentes países llegasteis a la conclusión de que no era ningún país e incluso uno de vosotros, Joan Tubau, mencionó Apple en un tweet). Y no digo que fuera difícil solo porque yo anuncié que se trataba de un país cuando en realidad era una empresa sino porque poca gente sabe que Apple, la empresa paradigmática de la innovación del mundo mundial, (a) tiene una intensidad I+D tan baja y (b) tiene una intensidad de I+D decreciente y que se ha dividido por dos en los últimos años (años en que, precisamente, ha conseguido sus innovaciones más espectaculares como el Ipad o el Iphone4).
Las preguntas importantes, sin embargo, eran las otras dos. La respuesta a la segunda pregunta era NO: los ingresos por ventas de Apple (lo que sería el equivalente al PIB de in país) han crecido dramáticamente durante el periodo que ha caído la intensidad de I+D y han llegado a niveles récord en 2011. La respuesta a la tercera pregunta es, obviamente, SI: Apple está considerada una de las compañías más innovadoras del mundo.
De hecho, hice esas dos preguntas para reflexionar sobre dos de los errores clave que nuestros políticos cometen a menudo cuando hablan de innovación (el error más grave, sin embargo, será tratado en un próximo post).
El primer error es que piensan que la fracción del PIB gastada en I+D tiene algo que ver con el éxito económico del país. De hecho, políticos de todos los colores en todos los países (y eso incluye los que escribieron la Agenda de Lisboa) reclaman un aumento de la inversión en I+D como fracción del PIB hasta niveles norteamericanos para así conseguir el nivel de innovación de la economía líder en ese campo. Piensan que simplemente aumentando el gasto en I+D van a solucionar el problema de falta de competitividad de sus economías y eso es un grave error. Para Apple, la intensidad de I+D ha bajado pero las tasas de crecimiento de sus ventas han subido hasta niveles estratosféricos (de hecho, en términos absolutos el I+D de Apple ha crecido un 30% anual pero sus ventas han subido todavía más de manera que el ratio ha disminuido).
El siguiente gráfico muestra la relación de I+D/ventas para diversas empresas tecnológicas. El ránking es liderado por Microsoft (13,8%) y Nokia (12,9%), dos empresas son problemas que pierden constantemente cuota de mercado(*). Con un 6,7% está RIM, propietaria de las decadentes Blackberrys, otra empresa con problemas de crecimiento. Otras empresas con grandes intensidades de I+D y grandes problemasd e crecimiento incluyen Sony-Ericsson y Nokia Devices. Entre las empresas que hacen grandes esfuerzos de I+D y siguen creciendo solo está Google y Samsung Electronics. Apple está la tercera por la cola con 2,8%, entre HP y Dell (dos compañías que no desarrollan su propio hardware o software). La intensidad investigadoras de Apple es tres veces menor que la de RIM y cuatro veces menor que la de Nokia y Microsoft.
Que la intensidad del I+D tiene poco que ver con el éxito económico de un país también se puede ver analizando la correlación entre la intensidad I+D y las tasas de crecimiento en una muestra internacional de países el mundo(**). De hecho, el país paradigma de la modernidad en I+D médico, biotecnológico y de telecomunicaciones en la actualidad: Israel. Muchos en Europa consideran a Israel como el ejemplo a imitar en temas de innovación. Se podría decir que es el Massachusetts de Oriente Medio. A muchos les sorprenderá saber que el PIB per cápita de Israel es inferior al de.. ¡Grecia!, paradigma del desastre económico de Europa. Go figure!
El segundo error es pensar que la fracción del PIB que uno dedica al I+D tiene algo que ver con la innovación. Para innovar no solamente hay que GASTAR en I+D sino que hay que SACAR ideas del proceso inversión en I+D (en jerga económica, lo que importa no son los inputs sino los outputs). Pero incluso eso no es suficiente. Las ideas se tienen que implementar, vender, comercializar. Por más que uno invente el mejor smartphone, eso no sirve de nada si uno no es capaz de convencer a un número suficiente de clientes para que lo compre. Es verdad que Apple ha innovado no solo inventando las pantallas touchtone del Ipad o del Iphone o los chips inteligentes sino que ha puesto todo eso en unos aparatos con diseños atractivos y modernos, creando la expectación cada vez que sale un nuevo productos (expectación que lleva a miles de fans a pasar la noche en la calle para ser los primeros de hacerse con el producto), vendiendo en las modernas las “Apple Stores” repletas de “geniouses” que ayudan a los clientes por no hablar de las aplicaciones que se encuentran en el teléfono o que se pueden comprar en el Appstore y que son motivo de excitación (por no hablar de las horas que uno se pasa descargando aplicaciones) para todos los clientes que compran un dispositivo de Apple. Por cierto, el primer Iphone no tenía Appstore porque Steve Jobs no lo quería; eso demuestra que incluso el más el “visionario” de los “visionarios” es incapaz de ver hacia donde va su propia innovación.
Es decir, el éxito de Apple viene no tanto de su creatividad sino de la implementación y la comercialización de esa creatividad: gastar en I+D e inventar nuevos productos no sirve de nada, no aumenta la productividad, no crea riqueza ni puestos de trabajo ni beneficios para el inventor o el usuario si no hay clientes que los compren. O dicho de otro modo, el proceso de innovación empresarial requiere mucho más que gastar en I+D y los gobiernos que se obsesionen con gastar dinero público en I+D sin invertir en “todo lo demás” no van a conseguir que sus economías sean innovadoras. Y mucho me temo que las autoridades europeas, obsesionadas como están aumentar el ratio I+D/PIB, se van a llevar un chasco al ver la poca innovación que sus billonarias inversiones en I+D acaban generando.
Los líderes políticos europeos que aspiran a convertir sus ciudades en “Sillicon Valley 2” y los que quieren transformar sus países en nuevas versiones de “Massachusetts” a través de subsidios al I+D, deben darse cuenta de que el I+D por si solo no genera ni innovación ni crecimiento económico.
Por cierto, ¿qué tienen en común Zara, Cirque du Soleil, Ikea, MPesa, la parra espaldera y Starbucks? La respuesta, que esconde más sorpresas sobre el fascinante mundo de la innovación, más adelante.
(*) Otro día explicaré que una parte importante de lo que se considera gasto en I+D consiste en gasto de comprar pequeñas startups. Es decir, los descubrimientos reales los hace un joven universitario que monta una pequeña empresa. Luego van los gigantes, los compran e incorporan su tecnología a la casa matriz. Esto lo hacen las empresas de telecomunicaciones y también las biotecnológicas. En este sentido, recordar que desde que Microsoft se hizo pública a mediados de los ochenta, ha comprado un total de 128 empresas. La última y una de las más sonadas, Skype. Apple también ha seguido esta lonea. Por ejemplo, la famosa “Touch screen” de su Iphone fue originalmente desarrollada por FingerWorks, la cámara de su Iphone por Ominivision, el Facetime por una empresa llamada Facetime, el software del Ipod fue desarrollado por PortalPlayer y el interface por Pixo. Es decir, que muchas de las “ideas” de Steve Jobs, en realidad, no fueron ideas suyas o fruto de sus programas de I+D sino que fueron adquisiciones de ideas por parte de otros.
(**) Aunque los defensores del I+D siempre citan a Bayoumi, Coe and Helpman (1999), la verdad es que la literatura empírica siempre ha tenido problemas para encontrar una correlación positiva robusta por la pobre calidad de los datos y la falta de datos en la mayoría de países. Hasta el punto que la variable intensidad de I+D ha sido ignorada por numerosos estudios empíricos (Sala-i-Martin, Doppelhofer, Miller (2004).
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