Hay una pregunta que a mi juicio debería eliminarse: «¿Se siente usted orgulloso de ser español?» ¿Cómo puede alguien estar orgulloso de una condición regida por el azar? Solo si se admite, claro está, que no hubo azar, sino predestinación. Aunque, desde luego, no la predestinación del tipo es español el que no puede ser otra cosa. ¡Qué absurda pregunta! Y más absurda todavía cuando se desglosa por comunidades autonómicas y se vincula con la sentimentalidad antagónica de los nacionalismos provinciales. Esa vinculación tiene un efecto colateral insidioso y es la confusión entre el ser y el orgullo. Se entenderá mejor si acudo a un ejemplo personal: yo soy un español completo sin orgullo ninguno. El de la nacionalidad es un orgullo tonto, solo comparable a los que se enorgullecen de su alta cuna o de su baja cama.
“Ningún poder en la tierra podrá arrancarte lo que has vivido.” Viktor Frankl
Orgullosos
Arcadi Espada:
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