El lunes escribí que la nueva exclusiva de Wikileaks no era un bombazo como las anteriores. Hacía solo unas horas que Wikileaks había empezado a filtrar los 5 millones de correos de Stratfor.
Dos días después, se sabe más y sigue sin haber nada enorme: son correos electrónicos de empleados de una compañía privada de inteligencia. Su valor es parecido a los mensajes que pueden intercambiar periodistas.
El domingo cené con un amigo que trabaja para un gran periódico extranjero. Hace unos años investigó en una historia de doping. Tenía varios indicios sobre exclusivas mundiales, pero nada que pudiera probarlo: no había conseguido a nadie que lo reconociera, ni documentos que lo evidenciaran. Tenía rumores, acusaciones y nombres. Pero no pruebas.
No publicó nada. Pero discutió por correo con sus jefes qué podían hacer. Incluso escribió un informe interno para compartirlo y dejarlo archivado por si más adelante se podía retomar la historia. Si esos correos y el informe se filtran, muchos sospecharían que no lo publicaron por temor o presiones. No es cierto: no lo publicaron porque no pudieron confirmarlo.
Buena parte del material de Stratfor es peor que los correos de mi amigo. Son mensajes que se envían compañeros sobre investigaciones y trabajos en marcha. Se dividen en dos grandes grupos: especulación y teorías sin confirmar. Hay algo que se parece más a la verdad, pero es de momento minúsculo. Estas son las cinco revelaciones más destacadas que he visto a partir de los correos de Stratfor y son endebles:
1. “Menos de una docena” de oficiales pakistaníes sabían que Bin Laden estaba allí. Días después de la muerte de Bin Laden, el vicepresidente de Stratfor, Fred Burton, envía un correo: “Tengo acceso a los materiales requisados de la casa de OBL. ¿Cuáles son las preguntas más importantes (no 45) que queremos respondidas?”
Le contestan que planes de la banda, comunicaciones con franquicias y posibles contactos con oficiales pakistaníes. El único dato que Burton da es sobre el tercero: “Varios en los servicios secretos y en el ejército, menos de una docena”. Otro analista responde que eso no es nada: “Ninguna sorpresa. Nunca sabremos sus departamentos, aunque sus rangos serían muy valiosos”. Burton no averigua nada más, aunque dice que el gobierno tiene los nombres.
Stratfor no publicó nada con esta información. Como en el caso que he contado arriba, faltaban datos. En correos privados (y conversaciones) de muchos periodistas habrá sospechas y opiniones como los de Stratfor, pero a menudo nada que se pueda publicar por falta de prueba palpable. La noticia de Bin Laden es un sólido rumor más.
2. El gobierno vigila a Occupy Wall Street. Entre los correos hay undocumento real del Departamento de Seguridad Nacional sobre el movimiento Occupy Wall Street, parecido al español 15M. Es un resumen de sus actividades y la mayoría de fuentes son periódicos o cuentas de twitter de activistas.
Según Rolling Stone, que tuvo acceso a los correos con antelación, “muchas de las observaciones son inofensivas, y parece que han sido recopiladas de fuentes disponibles públicamente”. El supuesto problema sería que el gobierno gasta recursos en manifestantes pacíficos. Pero es parte de su trabajo.
Ayer estuve en un encuentro con el embajador de Estados Unidos en España, Alan Solomont. Éramos una docena de personas. Mientras el embajador charlaba, el cónsul en Barcelona hojeaba unos papeles. Eran unos folios con fotos y un breve texto sobre los asistentes. Arriba ponía“Unclassified”. Si de aquí a unos años se filtrara este documento inocente, alguien diría que la CIA nos tenía en sus archivos. Mientras los datos sean públicos, es lógico. Si tuviera una embajada a mi servicio,me gustaría saber con quién me reúno.
3. Estados Unidos tiene preparada en secreto la acusación contra Julian Assange. Esto sería una pequeña novedad, aunque también sin pruebas definitivas. Todo lo que hay es esta frase: “No para publicar. Tenemos una acusación secreta contra Assange. Por favor, proteged”. Sería noticia el caso ya montado, aunque no es nuevo que Wikileaks no cae bien en el Departamento de Justicia y si pueden irán a por él.
En varios de los correos se insulta y critica a Assange. Pero hay también analistas de Stratfor con una opinión más matizada: “No tengo ningún problema con las filtraciones. Creo que son fantásticas. Y creo que puede ser bueno hasta cierto punto que cosas así salgan de vez en cuando. Lo que no soporto es: a) su ego [de Assange], y b) su claro antiamericanismo”.
4. Israel y Rusia se ayudan contra Georgia e Irán. Israel vendió aviones sin piloto (drones) a Georgia, enemigo de Rusia. Rusia vendió misiles antiaéreos a Irán, enemigo de Israel. Según una fuente de Stratfor, Israel y Rusia se intercambiaron los códigos que controlaban los instrumentos para poder inteceptarlos. Sería noticia, pero también es indemostrable.
La fuente de Stratfor es un ex policía mexicano y analista militar que escribe en la revista británica de Defensa Jane’s. Estos correos de Stratfor son además interesantes para ver cómo trabajan y su nivel de fiabilidad. El policía mexicano tiene una “A” (excelente) como fuente, pero el analista dice esto al empezar su correo: “Estaba tomando una copa con mi amigo policía mexicano tras la clase y empezamos a hablar de dronesmexicanos”.
Luego cuenta la historia y acaba así: “Puede conseguir más si a alguien le interesa. Solo me pareció que era una pequeña historia divertida”. Hubo otro encuentro sobre el mismo tema, donde el origen de lo que he contado antes era uno de sus “amigos/colegas” (y es una fuente excelente). Un poco más adelante, el autor escribe, entre paréntesis: “Empezó a haber ruido así que de esto pude haber oído mal algo”. Así de fiables es la noticia, aunque luego circule como auténtica. Puede serlo, o no.
5. Stratfor colabora con el gobierno. Más allá de la información que haya podido conseguir Stratfor, la otra gran pregunta que ha surgido de los correos es: ¿qué hace Stratfor en secreto? ¿Trabaja para el gobierno y hace tareas que antes eran de la CIA? Hay dos cosas evidentes: Stratfor trabaja para el gobierno (los contratos eran públicos) y tiene contactos dentro, como cualquier medio (algunos incluso tienen encuentros privados).
Fred Burton, el vicepresidente, fue agente especial de los servicios secretos del Departamento de Estado hasta 2007. Sus contactos seguirán allí y es probable que ese sea el motivo por el que es hoy vicepresidente de Stratfor. ¿Le pasarán sus ex colegas información privilegiada? Es probable y es tráfico de influencias. ¿Es ilegal? Depende. Aquí no hay pruebas de momento de que lo sea. Algunos sospechan de Burton porque cuando habla del gobierno de Estados Unidos dice “nosotros”. Inferir por eso que Stratfor es una agencia más del gobierno es un gran paso.
Los contratos de Stratfor con departamentos del gobierno son públicos. Según dicen aquí, el Departamento de Defensa usa a Stratfor como “análisis imparcial” y pueden haber compartido “información sensible para obtener una perspectiva ajena a su labor diplomática y militar”. ¿Cuál y cuánta? No se sabe y, de momento, no está en los correos. Habrá que esperar que un periodista lo descubra.
Todo esto no significa que esta filtración de Wikileaks sea inútil. La lectura de los correos -como la de los cables diplomáticos- es fascinante y útil para ver cómo espías privados hacen su trabajo (no siempre brillante).Pero las exclusivas son algo más. La información buena es terriblemente difícil de conseguir, tanto para los periódicos como para las agencias privadas de inteligencia.
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