Comprendo que sea decepcionante pero la realidad es a veces muy sencilla. Y no sólo eso: basta un periódico para observarla. Esta noticia, por ejemplo.
Hace años, cuando uno leía noticias de este cariz, se producía el efecto Coluche. Es decir se atisbaba la emergencia de la burla detrás de la aparente seriedad de lo que se planteaba. Uno de los grandes cambios de nuestra vida es que este tipo de iniciativas tienen ahora un sentido recto, sin metáforas. El acceso a la vida pública de una cantidad inmensa de subnormales ha provocado un drástico cambio en el paisaje. Y lo que ha de venir: mañana los animalistas exigirán el voto para los perros, ya que los parlamentos legislan sobre ellos. No será metáfora.
Qué duda cabe que este acceso de la sencillez, de la falta de elaboración, a la vida pública provoca alguna molestia, sobre todo para los que vivimos de pasar una y otra vez el escáner por la vida aparencial. Pero también simplifica las soluciones. Años esforzándose los mejores cerebros de mi generación en la solución del problema y todo estaba en manos del FBI.Soluciones sencillas para la gente sencilla; como debe ser.
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Informando, es un decir, sobre la entrega del objeto del veredicto, la corresponsal de la prensa socialdemócrata escribe:
«Las preguntas son muy concretas y se ciñen a los hechos justiciables. Previsiblemente plantearán cuestiones como “¿Considera probado que Francisco Camps recibió algún regalo por su consideración de presidente de la Generalitat?”, “¿Considera probado que Camps pagó sus trajes?"»
Hasta el último aliento tratarán de que Camps pruebe su inocencia. Pero es evidente que el magistrado sólo puede interrogar a los jurados preguntándoles:
¿CONSIDERA PROBADO QUE CAMPS NO PAGÓ SUS TRAJES?
Sin vergüenza
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