Dentro de muy pocos días, el 10 de diciembre, se conmemorará un
aniversario más del día de los Derechos Humanos. La Carta Universal de los
Derechos Humanos se ha publicado en tres ocasiones de manera oficial en Cuba,
invariablemente con un prefacio de Fidel Castro, y para divulgación
restringida. Está prohibido regalar en la calle un ejemplar a los transeúntes,
porque el documento sigue siendo considerado por la policía –nadie sabe todavía
por qué, aunque podemos imaginarlo– como propaganda enemiga. Así se lo
comentaron a un familiar mío en La Habana que repartía ejemplares en el
Boulevard de San Rafael y fue detenido por repartir "propaganda que atenta
contra la seguridad del pueblo cubano" –según ellos y después de haberle
decomisado todo lo que llevaba consigo–.
Varias manifestaciones se preparan dentro de Cuba por los opositores
para celebrar el día de los DDHH, y tal como ha informado la disidente Martha
Beatriz Roque desde el interior de la isla, ya empezaron las detenciones y
abusos para impedir que una gran marcha se lleve a cabo de una punta a otra del
país. Las detenciones se suceden una tras otra, apenas sin investigar,
cualquiera que resulte sospechoso va para el tanque (cárcel), y sin chistar.
Por otro lado, en Miami se prepara una manifestación, y una Flotilla a
cargo del Movimiento Democracia. La Flotilla reunirá a un grupo de
embarcaciones que iluminarán el cielo desde las 12 millas y media, sin
traspasar la línea, confusa en medio del mar, de la frontera de las aguas
internacionales con las aguas cubanas. Ya en otra ocasión esta flotilla intentó
lanzar flores en aguas cubanas y Cuba arremetió con lanchas y aviones de
combate. Lo de la Flotilla lo entiendo hasta cierto punto, creo que es un acto
simbólico y aguerrido, pero un poco locoide, porque no veo interés ninguno en
llevarle paz y democracia a los cubanos de adentro valiéndose de barcos y
fuegos artificiales o rayos láseres. Será una nueva estrategia mediante un
mensaje carnavalesco de paz; pero así es una parte del exilio, y bueno,
esperemos que tengan éxito en la empresa, y que un rayo de esos le cambie le
mentalidad a los cubanos de a pie y se decidan a salir a las calles, si no a
combatir, al menos a acompañar –si es que la dejan salir– la marcha de
opositores.
Para mí, sin embargo, el mayor regalo y la más grande prueba, y lo que
realmente deberíamos festejar, con bombos y platillos, y así lo están haciendo
algunos canales de la televisión de Miami, es la llegada a esa ciudad de uno de
los mayores deportistas de Cuba y del mundo: Rafael Castillo. Un nadador
parapléjico, que ha ganado unas cuantas medallas y que tiene el récord de ser
el tercer mejor nadador parapléjico en su categoría. Al joven le falta un brazo
y una pierna, se encontraba en Guadalajara, México, con vistas a participar en
una competición en el equipo oficial castrista y consiguió evadirse, preparó un
plan muy exhaustivo y consiguió llegar a Miami haciéndose pasar por
puertorriqueño. Hubo de pasar por varios contratiempos, complejos, pero lo
logró. Su pasaporte fueron sus medallas, y no hay más bello y mejor ganado
pasaporte que ése.
Me gustaría poner en este artículo un link a un sitio web de Rafael
Castillo, pero curiosamente todos han desaparecido de la red como por arte de
birlibirloque. El joven se expresa de manera respetuosa, posee unas energías y
un carácter muy positivos y, además, se nota que está decidido a seguir siendo
quien es, un campeón, y una persona buena que ama la libertad por encima de
todo.
En uno de los reportajes de la televisión miamense se ve cómo el joven
es acompañado a una tienda de utensilios ortopédicos y allí se le confirma que
recibirá una prótesis para su brazo, que ha sido mandada fabricar a su medida,
y le entregan la prótesis que ya ha comenzado a usar, para su pierna. Además de
que el joven ya tiene entrenador, y todo augura que una prometedora carrera se
abre ante su futuro. No merece menos. Es una historia conmovedora, sin duda
alguna.
Y me conmueve enormemente la sinceridad con la que se expresa, tan
diferente de la manera de comportarse de esos músicos que llegan a Miami bajo
la égida protectora de Barack Obama y Hilary Clinton y su intercambio cultural
de un solo lado, todos o una inmensa mayoría no sólo son mal educados, sino que
se comportan de manera agresiva y, con toda evidencia, son muy mal agradecidos,
no sólo siendo criticones del exilio –que son los que pagan las entradas para
ir a verles tocar la misma porquería cansina de hace 53 años, las loas
solapadas al régimen–, sino deshaciéndose en alabanzas a la dictadura.
Rafael Castillo es todo lo contrario. Siendo uno de los más grandes
deportistas del planeta se comporta modestamente.
Siendo quien es, sin embargo, la potencia médica castrista, esa de
la que ellos hacen gala, no lo pudo abastecer de dos prótesis en el tiempo que
ese joven vivió en Cuba, toda una vida consagrada al deporte y de cuyas glorias
individuales el castrismo se beneficiaba. No sólo no se ocuparon de brindarles
ese confort, más que merecido y necesitado, sino que hasta el último momento lo
estuvieron acosando para que regresara y proponiéndole 2 mil CUC por la medalla
recién ganada, ¡qué risa, por no decir, qué asco! Además sería bueno que
supieran por qué Rafael Castillo perdió su brazo y su pierna: a dos meses de
nacido, Rafael Castillo cayó enfermo y en uno de los hospitales de la potencia
médica castrista le pusieron un suero vencido y el niño hubo de ser
amputado de un miembro superior y de uno inferior.
Esa misma potencia médica recién anuncia en El Nuevo
Herald, que casi se ha convertido en El Nuevo Granma, que dos mil cubanos
acaban de ser vacunados con la vacuna contra el cáncer de pulmón, "logro
de la medicina castrista"; esperemos que esas vacunas estén en buen
estado, no vaya a ser que deban amputar a dos mil personas de sus miembros
locomotores a causa de uno de esos errores garrafales que cometen a diario. Sin
embargo, todavía El Nuevo Herald no ha entrevistado al joven Rafael
Castillo. Así va la cosa por los Miamis procastristas y pro cambio bajo
el raulismo light.
Creo que la mayor prueba de que en Cuba se violan los derechos humanos
contra todos sus ciudadanos, incluso contra los que ellos usan para sus fines,
es la figura de Rafael Castillo. Así como creo que es hora de que los cubanos
del exilio le demos más importancia a estos hombres y mujeres, deportistas,
poetas, músicos, exiliados; y menos a los hijitos de papá, a los militarotes, a
los ñángaras (comunistas) arrepentidos, que llegan numerosos a los aeropuertos
de Estados Unidos y que ya aburren con sus anécdotas banales y los cuentecitos
de cuando se codearon con Raúl Castro, y de cuando les dieron la misión en
Angola de matar africanos con armas químicas. Basta ya. Rafael Castillo, y
muchos más como él, hijos de a pie de Cuba, son los que merecen ser mencionados
y recibidos como verdaderos opositores y, sobre todo, como lo que son:
deportistas de élite, o en otros casos, escritores, poetas, músicos, los que de
verdad son anticastristas y se han enfrentado o están dispuestos a enfrentarse
al régimen sin renunciar a sus carreras y a sus vidas como lo que fueron y son,
valiosos representantes, cada uno en su especialidad, de lo mejor de Cuba.
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