La nueva Europa

Por Carlos Rodríguez Braun.


¿Son correctas las propuestas de Merkel y Sarkozy para refundar la Unión Europea?

No, porque no abordan los problemas que la intervención política ha creado, los confunden como si derivaran de una libertad excesiva, y los pretenden resolver con aún más intervención. Es norma de los políticos el ocasionar los trastornos y presentarse después como salvadores.

¿Es imprescindible salvar el euro?

Lo imprescindible es salvar la libertad de los ciudadanos y sus bienes. Si por salvar el euro entendemos ajustar las finanzas públicas, mantener una moneda estable y no subir los impuestos, ambos salvamentos son sinónimos. Si no, no.

¿Ha habido excesos del mercado libre?

Tal el argumento esgrimido por Sarkozy, otrora la esperanza blanca de la derecha y que ha terminado haciendo lo mismo que la izquierda: subiendo los impuestos y echándole la culpa a un supuesto capitalismo desregulado, como si no hubieran sido las intervenciones y regulaciones de las autoridades monetarias y fiscales las principales responsables de la Gran Recesión.

¿Se van a disciplinar las autoridades?

Es posible, porque sin esa disciplina el tinglado se desploma, y el coste económico, y por tanto político, de los rescates sería inasumible.

¿Qué papel va a cumplir el Banco Central Europeo?

Sobre él confluirán presiones contradictorias, pero posiblemente se imponga un nuevo apaño, que permita al BCE aumentar la financiación de las deudas públicas europeas a cambio de unas restricciones que garanticen que dichas deudas no escaparán de todo control. Eso sería políticamente vendible a las opiniones públicas de los países ricos.

¿Habrá una Europa de dos velocidades?

En el fondo es una falacia, porque las sociedades no son trenes. Sin embargo, el temor de los gobiernos a la pérdida de dinero ajeno o de prestigio propio puede facilitar la adopción de medidas correctas o al menos no demasiado dañinas.

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