Entrevista a Luis Garicano, catedrático de Estrategia y Economía en la London School of Economics. Lluís Amiguet


Ahora si me despiden yo cobraría 45 días por año trabajado y usted propone que me paguen sólo 20. ¿Por qué debo aceptar su amable receta?
Porque, a menudo, cuando usted sobreprotege a alguien en realidad acaba desprotegiéndole. Usted recordará que en los setenta no se encontraban pisos de alquiler –desaparecieron del mercado– porque la ley protegía tanto al inquilino que los propietarios preferían dejar los pisos vacíos a arrendarlos.

Lo recuerdo.
Pues, del mismo modo, hoy el despido es tan caro que hay quienes tienen ese empleo sobreprotegido, pero el resto –un tercio– sufre penosa temporalidad o paro. Y usted mismo, si quiere cambiar de trabajo, no encontrará fácilmente otro. Así que tal vez no es tan buen negocio estar tan indemnizado.

¿Podría indemnizarme sin sobreprotegerme? El empleo es lo único que tengo.
Eso queremos. Y hay fórmula. El modelo austriaco le permitiría ir acumulando un fondo con cada año trabajado y, si cambia de empleo, podría llevárselo con usted a otra empresa. Y utilizar esos ahorros si le despiden o ya cuando se jubile.

[...]

¿Ahorrar y crecer es posible?
Habrá que conseguirlo. El primer día en la Moncloa el nuevo presidente ya deberá introducir reformas clave en el sistema financiero, el mercado laboral y la financiación autonómica y local, que son ahora mismo la causa de que el déficit esté descontrolado.

¡Vaya plan! ¡Y en 24 horas!
Y días después habría que dar a la reforma de la educación la prioridad absoluta.

¿Por qué?
Porque ahora ya no habrá un sector –como fue la construcción– que tire de todo. Hay que incentivar que la gente con ideas se ponga a trabajar y eso requiere acceso a crédito. Y una liberalización total de la apertura de negocios... ¡Que se note de inmediato!

¿Cómo?
Alguien que quiere crear empleo y abrir una tienda o un negocio no debe tener que esperar ni un solo día. Nada de inspecciones ni licencias previas ni funcionarios pidiendo papeles: se abre... ¡Ya! Y luego ya se harán las inspecciones pertinentes.

[...]


El paro es una lacra, pero también una oportunidad de crecer y rápido: si logras colocar parados, creas un círculo virtuoso. Con las viviendas vacías, igual: ahora son un lastre, pero no es que valgan cero, valen algo. Hay que aceptar rebajarlas y venderlas... ¡Ya! Así habrá alguien que las compre y esa es otra oportunidad de crecer rápido.


Leer entrevista completa en La Vanguardia.

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