“Ningún poder en la tierra podrá arrancarte lo que has vivido.” Viktor Frankl
La conquista del libre albedrío. César Tomé
El pasado 13 de noviembre Eddy Nahmias, profesor de filosofía de la Universidad Estatal de Georgia (EE.UU.) publicaba un interesante artículo en The Stone, un foro de discusión filosófica del New York Times, titulado Is Neuroscience the Death of FreeWill? (¿Es la neurociencia la muerte del libre albedrío?). Recomendamos leer el artículo en su totalidad, del que vamos a destacar los que consideramos sus párrafos fundamentales. A continuación pondremos la discusión en contexto y terminaremos exponiendo qué espacio, siempre según nuestra opinión, queda para el libre albedrío y cómo se conquista; pues no está dado por defecto y, por tanto, no todo el mundo lo tiene.
Estos son los párrafos que consideramos que encierran las premisas del argumento de Nahmias:
Las ciencias de la mente realmente nos dan buenas razones para pensar que nuestras mentes están hechas de materia. Pero concluir que la consciencia o el libre albedrío son, por tanto, ilusiones es ir demasiado rápido. Es como inferir a partir de los descubrimientos de la química orgánica que la vida es una ilusión sólo porque los organismos vivos están hechos de materia no viva. Mucho del progreso en la ciencia viene precisamente de comprender todos en términos de sus partes, sin sugerir la desaparición de los todos. No hay razón para definir la mente o el libre albedrío de una manera que cercena esta posibilidad para progresar.
[…] Pero primero necesitamos definir el libre albedrío de una forma más razonable y más útil. Muchos filósofos, incluido yo, entendemos el libre albedrío como un conjunto de capacidades para imaginar cursos de acción futuros, deliberar acerca de las propias razones para elegirlos, planificar las propias acciones a la vista de esta deliberación y controlar las acciones cuando se enfrentan a deseos competidores. Actuamos según nuestro propio libre albedrío en tanto en cuanto tenemos la capacidad de ejercer estas capacidades, sin presión irrazonable externa o interna. Somos responsables de nuestras acciones hasta el punto en que poseamos estas capacidades y tengamos oportunidad para ejercerlas.
Empecemos con el primer párrafo. ¿Si la mente es materia, implica ello que no hay libre albedrío? No necesariamente, como indica Nahmias. Pero tampoco se puede afirmar que esa posibilidad pueda excluirse. Lo único que podemos afirmar es que, si la mente es materia, está sujeta a las leyes que gobiernan la materia. Por lo tanto el problema se ve reducido en cierta manera a la posibilidad de la existencia de libertad en un universo determinista. ¿Es nuestro universo determinista?
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