Dos abogados alemanes se querellan contra Turquía por ‘crímenes de guerra’. Ilya U. Topper

El Mundo / Ilya U. Topper - Ejecuciones sumarias mediante disparos a quemarropa, bombardeos contra pastores de ovejas, mutilaciones de cadáveres, incluso el uso probable de armas químicas o gases tóxicos… El dossier se lee como un filme de terror. Recopilado por la organización alemana Maf-Dad, dedicada a la defensa de los derechos de los kurdos, recoge detalles de la ‘guerra sucia’ del Ejército turco entre los años 2003 y 2011. Desde este lunes está en los tribunales: dos abogados alemanes acaban de deponer una querella contra Turquía por “crímenes de guerra” en el Tribunal Federal de Karlsruhe. En el ‘banquillo’: el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, tres ministros de Defensa y seis jefes de Estado Mayor.
Falta por saber si la querella será admitida a trámite, algo que se sabrá dentro de algunas semanas. Los indicios son sólidos, creen los abogados, Britta Eder y Heinz-Jürgen Schneider, ambos de Hamburgo. El informe de 108 páginas va acompañado de medio centenar de fotografías y una decena de vídeos… en parte un material que activistas kurdos en Hakkari ya difundieron a la prensa hace un año y que muestra cadáveres extrañamente calcinados, ennegrecidos e hinchados. Indicios, según los abogados, de que murieron por efectos de armas químicas.
Otra fotografía muestra una joven guerrillera del PKK, muerta tras recibir un disparo en el ojo. A quemarropa, según juzga un forense alemán, no un tiro recibido en el combate. Es decir que la joven, Leyla Peldek, fue ejecutada tras haber sido hecha prisionera. Una compañera suya, Leyla Hannan, murió en el tiroteo y un vídeo, disponible en el informe, muestra cómo los soldados posan con sus armas ante el cadáver destrozado y le quitan los calcetines.
No se ve más, pero los testimonios de activistas sugieren que no es algo aislado: “El Ejército turco mutila a los cadáveres de los guerrilleros después de abatirlos”, aseguró ya en agosto de 2010 Ismael Akbulut, activista de la organización de derechos humanos Insan Haklari Dernegi (IHD) en Hakkari. “Les cortan las manos, los pies o la cabeza. En el caso de las mujeres ‘juegan’ con las partes sexuales”, todo ello para humillar a las familias que recogerán los restos mortales, añadió.
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