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¿Por qué es una falacia? Porque supone implícitamente que el Estado es capaz de dar esos servicios gratis. Obviamente, esto no es cierto, porque el Estado no tiene dinero: todo euro que gasta es un euro que ha quitado o quitará a los ciudadanos. Por definición, pues, todo lo que el Estado hace podría ser hecho en su ausencia. Y suponer que esto no sería así necesariamente interpola hipótesis reaccionarias. En efecto, suponer que sólo educamos a nuestros hijos porque el Estado nos obliga a hacerlo y a pagarlo, y que si no lo hiciera todos forzaríamos a nuestros hijos a permanecer siempre en el analfabetismo, equivale a suponer que somos estúpidos. Y no lo somos, claro. Si el Estado no estuviera, es decir, si los ciudadanos retuviéramos los ingresos que el Estado nos arrebata, todo lleva a concluir que lo gastaríamos precisamente en educación, sanidad, pensiones y seguros de todo tipo, incluido el de desempleo. El resultado sería, asimismo, más eficiente que el actual, de modo que tendríamos los mismos servicios que ofrece el Estado pero a un coste menor. Además, constituiríamos una sociedad de mujeres y hombres responsables y libres, lo que no es una ventaja baladí.
El ejemplo de la madre Teresa de Calcuta, asimismo, sirve para refutar la idea de que si no hubiera Estado, entonces nadie se ocuparía de los más desfavorecidos. La prueba de que esto no sería así es que de hecho no es así ahora, a pesar de que el Estado arrebata a los ciudadanos algo así como la mitad de sus bienes todos los años. A pesar de eso los ciudadanos se ocupan de los demás, libremente, en particular de los más pobres. No tiene sentido pensar que dejaríamos de hacerlo si el Estado no nos quitara el dinero que nos quita.
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