Disparates sobre finanzas y pasiones tranquilas. Francisco Capella

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Extractos:

Hablar de deseos ilimitados resulta bastante absurdo: la capacidad del ser humano de desear cosas no es infinita; si se refiere a que algunos seres humanos siempre quieren más, convendría aclarar qué hay de malo en ello. Respecto a la diferenciación entre consecución y expectativas, muchos placeres son así: se puede disfrutar tanto con la imaginación del fin deseado como con el fin deseado mismo.

Según Innerarity ,"los mercados financieros han permitido estimular continuamente las expectativas de mayores ganancias y más arriesgadas. Cuanto mayor es la disposición al riesgo, mayores son las ganancias posibles y menor el sentido de la responsabilidad". Olvida mencionar que a más riesgo también son mayores las pérdidas posibles, y que la reducción del sentido de la responsabilidad no es una consecuencia necesaria de la mayor asunción de riesgos, la cual puede hacerse de forma responsable o irresponsable. La irresponsabilidad no suele proceder de la excitación de la codicia, sino de saber que las pérdidas pueden transferirse a otros (el riesgo moral, una más de las clamorosas ausencias de su artículo): es posible asumir riesgos excesivos con toda tranquilidad y de forma perfectamente racional.


Está tan despistado que cree que el ritmo rápido de las finanzas implica "una explotación excesiva del presente" y "una desconfianza generalizada en la capacidad de controlar el futuro". ¡Pobre presente sobreexplotado! No ve que lo que está sobreexplotado es en realidad el futuro, del cual se esperan unos beneficios (para pagar deudas) que no van a llegar por la expansión insostenible del crédito. No es que no se pueda controlar el futuro, es simplemente que es más barato (aunque más arriesgado) pedir prestado a más corto plazo y arbitrar sobre la curva de tipos de interés.

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