Finalmente de Guindos ha explicado en qué consiste la "solución" al problema financiero Español: (1) Aumentar las provisiones de los bancos, y (2) la creación de unas "entidades inmobiliarias para que los bancos enajenen sus activos inmobiliarios". Es decir, se crea un "banco malo", ese banco malo que Rajoy había prometido que nunca crearía.
Recordemos que el problema es que los bancos (y cajas) concedieron créditos a empresas constructoras y promotoras inmobiliarias durante los años de la burbuja. Esos créditos fueron concedidos a cambio de unas garantías que eran los terrenos en los que se debían edificar las viviendas o las propias viviendas construidas o a medio construir. Una vez explotó la burbuja, las constructoras y promotoras quebraron y no devolvieron el crédito por lo que los bancos y las cajas pasaron a ser propietarias de terrenos, solares, edificios construidos y a medio construir, aeropuertos y ciudades fantasma por toda España.
Ante estas circunstancias, la banca se enfrenta hoy a dos tipos de problemas. El primero es de balance: nadie sabe exactamente cuanto valen estos activos “tóxicos”. Al ver las caídas de precios inmobiliarios, el Banco de España obligó a la banca a provisionar en sus cuentas una parte de esas caídas en 2009, 2010 y 2011, pero nadie sabe exactamente si las pérdidas reales son superiores a las ya contabilizadas y, si no lo son, cuanto falta por contabilizar. En este sentido, la medida aprobada hoy por el consejo de ministros es tajante: las provisiones NO eran suficientes y hay que aumentarlas. Dicho de otro modo, hay que reconocer que el valor de los solares y edificios a medio construir en manos de los bancos es menor del que dicen los libros y eso se debe reflejar en los libros. Los bancos, por lo tanto, van a mostrar pérdidas importantes en los próximos ejercicios.
Por ejemplo, imaginen un banco que en 2005 concedió un crédito a una constructora por valor de 100 millones de euros. Ésta quebró en 2009 por lo que el banco, en lugar del dinero que se le debía recibió unos terrenos y unas casas a medio construir que en principio valían 100 millones pero que, en realidad, en 2009 valían mucho menos. Imaginen que, a día de hoy, el banco ha valorado esas propiedades en, digamos, 70 millones. Si en realidad valen más de 70 no pasa nada. Pero si valen 30, entonces el banco pronto va a tener que apuntarse 40 millones adicionales de pérdidas. El problema es que para algunos bancos, esas pérdidas adicionales podrían acabar provocando su quiebra porque ya están al borde del precipicio. Y naturalmente eso crea una sombra de sospecha sobre muchos bancos en España (¿cuántos créditos “malos” concedieron y, una vez contabilizados, será solvente el banco?). Esa sombra de sospecha es muy grave porque hace que nadie quiera hacer negocios con ellos. La consecuencia es que el sistema de créditos en España deja de funcionar y el crédito no fluye hacia la empresa que necesita créditos para poder comprar materias primas o pagar a proveedores. Eso hace que se cree menos riqueza y menos trabajo y agrava la recesión. Por eso el gobierno quiere arreglar el problema.
El segundo tipo de problemas es que, de repente, la banca tiene que administrar terrenos, viviendas, construcciones y todo tipo de activos para los que no está preparada. Los bancos son especialistas en pedir dinero a clientes y conceder préstamos a un interés superior. No son muy buenos a la hora de tomar decisiones sobre cómo acabar edificios a medio construir, acondicionarlos y venderlos. El tener que dedicar una parte de sus trabajadores, de su talento y su esfuerzo a una actividad que no le es propia, puede acabar perjudicando la actividad bancaria normal de la entidad.
Para solucionar ambos problemas se propone también la creación de un “banco malo”. Es decir, una institución que compre esos activos inmobiliarios a los bancos. De ese modo, los bancos dejarán de tener activos de difícil valoración en sus balances y dejarán de tener que dedicar recursos financieros y humanos a la gestión de edificios y solares. En este sentido, muchos economistas piensan que el banco malo puede ser la solución.
Los defensores de la idea del “banco malo” siempre apuntan a lo sucedido en Suecia cuando, en 1992, explotó una burbuja inmobiliaria parecida a la Española, cosa que creó un agujero financiero en sus bancos de dimensiones similares al agujero de los bancos españoles. Para salir del agujero, el gobierno creó dos bancos malos (a los que llamaron Securum y Retriva) que compraron los activos inmobiliarios “malos” de la banca sueca. Inmediatamente después de la creación de Securum y Retriva, los bancos normales empezadon a conceder créditos al sector privado por lo que el “credit crunch” que paralizaba la economía sueca se acabó de inmediato y Suecia pudo reemprender la senda del crecimiento. Los dos bancos malos se dedicaron a administrar los activos tóxicos y cuando los tuvieron vendidos, acabaron sus actividades en 1997. Desde entonces, Suecia ha sido un ejemplo de crecimiento y eficiencia en Europa.
Visto los sucedido en Suecia, pues, la solución del “banco malo” parece un milagro que Mariano Rajoy debería repetir en España. Antes de correr a crear bancos malos, sin embargo, déjenme que explique los posibles aspectos negativos de esa solución.
Ante estas circunstancias, la banca se enfrenta hoy a dos tipos de problemas. El primero es de balance: nadie sabe exactamente cuanto valen estos activos “tóxicos”. Al ver las caídas de precios inmobiliarios, el Banco de España obligó a la banca a provisionar en sus cuentas una parte de esas caídas en 2009, 2010 y 2011, pero nadie sabe exactamente si las pérdidas reales son superiores a las ya contabilizadas y, si no lo son, cuanto falta por contabilizar. En este sentido, la medida aprobada hoy por el consejo de ministros es tajante: las provisiones NO eran suficientes y hay que aumentarlas. Dicho de otro modo, hay que reconocer que el valor de los solares y edificios a medio construir en manos de los bancos es menor del que dicen los libros y eso se debe reflejar en los libros. Los bancos, por lo tanto, van a mostrar pérdidas importantes en los próximos ejercicios.
Por ejemplo, imaginen un banco que en 2005 concedió un crédito a una constructora por valor de 100 millones de euros. Ésta quebró en 2009 por lo que el banco, en lugar del dinero que se le debía recibió unos terrenos y unas casas a medio construir que en principio valían 100 millones pero que, en realidad, en 2009 valían mucho menos. Imaginen que, a día de hoy, el banco ha valorado esas propiedades en, digamos, 70 millones. Si en realidad valen más de 70 no pasa nada. Pero si valen 30, entonces el banco pronto va a tener que apuntarse 40 millones adicionales de pérdidas. El problema es que para algunos bancos, esas pérdidas adicionales podrían acabar provocando su quiebra porque ya están al borde del precipicio. Y naturalmente eso crea una sombra de sospecha sobre muchos bancos en España (¿cuántos créditos “malos” concedieron y, una vez contabilizados, será solvente el banco?). Esa sombra de sospecha es muy grave porque hace que nadie quiera hacer negocios con ellos. La consecuencia es que el sistema de créditos en España deja de funcionar y el crédito no fluye hacia la empresa que necesita créditos para poder comprar materias primas o pagar a proveedores. Eso hace que se cree menos riqueza y menos trabajo y agrava la recesión. Por eso el gobierno quiere arreglar el problema.
El segundo tipo de problemas es que, de repente, la banca tiene que administrar terrenos, viviendas, construcciones y todo tipo de activos para los que no está preparada. Los bancos son especialistas en pedir dinero a clientes y conceder préstamos a un interés superior. No son muy buenos a la hora de tomar decisiones sobre cómo acabar edificios a medio construir, acondicionarlos y venderlos. El tener que dedicar una parte de sus trabajadores, de su talento y su esfuerzo a una actividad que no le es propia, puede acabar perjudicando la actividad bancaria normal de la entidad.
Para solucionar ambos problemas se propone también la creación de un “banco malo”. Es decir, una institución que compre esos activos inmobiliarios a los bancos. De ese modo, los bancos dejarán de tener activos de difícil valoración en sus balances y dejarán de tener que dedicar recursos financieros y humanos a la gestión de edificios y solares. En este sentido, muchos economistas piensan que el banco malo puede ser la solución.
Los defensores de la idea del “banco malo” siempre apuntan a lo sucedido en Suecia cuando, en 1992, explotó una burbuja inmobiliaria parecida a la Española, cosa que creó un agujero financiero en sus bancos de dimensiones similares al agujero de los bancos españoles. Para salir del agujero, el gobierno creó dos bancos malos (a los que llamaron Securum y Retriva) que compraron los activos inmobiliarios “malos” de la banca sueca. Inmediatamente después de la creación de Securum y Retriva, los bancos normales empezadon a conceder créditos al sector privado por lo que el “credit crunch” que paralizaba la economía sueca se acabó de inmediato y Suecia pudo reemprender la senda del crecimiento. Los dos bancos malos se dedicaron a administrar los activos tóxicos y cuando los tuvieron vendidos, acabaron sus actividades en 1997. Desde entonces, Suecia ha sido un ejemplo de crecimiento y eficiencia en Europa.
Visto los sucedido en Suecia, pues, la solución del “banco malo” parece un milagro que Mariano Rajoy debería repetir en España. Antes de correr a crear bancos malos, sin embargo, déjenme que explique los posibles aspectos negativos de esa solución.
El primero es lo que se llama “riesgo moral” (en inglés, “moral hazard”). Si el mensaje que se envía a los bancos es: “si conceden créditos y las cosas salen bien, ustedes se quedan con los beneficios (como ocurrió entre 1993 y 2007), pero que si las cosas salen mal, entonces crearemos un banco malo que les salve el trasero”, los bancos van a pensar que sale a cuenta arriesgarse y conceder créditos locos. La solución al problema de hoy se consigue a base de sembrar las semillas de la próxima crisis financiera.
El segundo problema consiste en saber a qué precio se compran los activos de malos de los bancos. Si el precio que se paga por esos activos es el que aparece en los balances, entonces lo más probable es que se esté pagando demasiado y que el banco malo acabe vendiendo a precios inferiores. Por lo tanto el banco malo va a tener pérdidas en un futuro no muy lejano y alguien va a tener que asumir esas pérdidas. Si paga un precio muy inferior al que aparece en los balances, quien va a tener pérdidas contables son los bancos. Dada su precaria situación, unas pérdidas adicionales puede llevar a más de uno a la quiebra o a la necesidad de recapitalizarse.
Lo que nos lleva al tercer problema: ¿qué va a hacer el gobierno de Mariano Rajoy en caso de que algunos bancos quiebren? Según las noticias publicadas, la idea es que el gobierno los rescate lo que nos conduce directamente al cuarto problema: ¿De dónde sale TODO el dinero que la solución del “banco malo” va a requerir? Fíjense que la historia de los “bancos malos” va a requerir que el gobierno ponga el dinero inicial para comprar los activos tóxicos y también ponga el dinero para asumir las pérdidas de los bancos si los precios de compra son demasiado bajos o las pérdidas del “banco malo” si los precios son demasiado altos. ¿Va a poner el gobierno de Rajoy todo ese dinero?
¿Y de cuanto dinero estamos hablando? Pues parece que el Partido Popular ha contratado al banco de inversión norteamericano, Morgan Stanley, para que le haga los números y, según el Wall Street Journal, los números son los siguientes: los activos inmobiliarios malos en manos de los bancos valen unos 176.000 millones de euros (noten que esa cifra está MUUUUY lejos de los 15.000 millones que ha anunciado de Guindos que es parecida a la muy criticada cifra de 20.000 anunciada en su día por la ministra Salgado. La cifra se me antoja demasiado pequeña teniendo en cuenta que la deuda de las promotoras inmobiliarias y constructoras con la banca asciende a unos 400.000 millones y que la mayoría de esas empresas estaban quebradas por lo que la mayoría de esos créditos eran incobrables). Según Morgan Stanley, el precio que pagaría el banco malo es el 42% de ese valor, lo que equivale 73.920 millones de euros. Eso, lógicamente, causaría enormes pérdidas en el sector bancario que llevaría a más de un banco al borde de la quiebra. Morgan Stanley calcula que para el rescate de esos bancos se necesitarían unos 29.000 millones de euros adicionales.
Total: si Rajoy adopta la solución del “banco malo”, deberá poner sobre la mesa un total de 103.000 millones de euros (más del 10% del PIB español). Parece que una parte del dinero va a ser EXPROPIADA de los bancos sanos a base de obligarles a hacer una derrama para refinanciar el Fondo de Garantía de Depósitos, fondo que después utiliza el gobierno para rescatar a bancos malos. El resto va a tener que ser financiado por algún fondo europeo acuda al rescate y el resto, por el propio gobierno Español. De Guindos nos dirá que esa cantidad NO SE SUMA AL DÉFICIT SINO QUE VA DIRECTAMENTE a la deuda. Eso será más que una argucia contable (todo economista sabe que un aumento de deuda es déficit) y los mercados no van a ser engañados.
Sí. Ya sé que no todo el dinero que el estado español tendría que poner ahora sería pérdidas. En algún momento futuro, el gobierno vendería algunos de los activos adquiridos pero a día de hoy ni sabemos cuanto se recuperaría ni cuando se recuperaría. Lo que sí que está claro es que esa cantidad debería ser desembolsada inmediatamente y, por lo tanto, pasaría a engrosar un ya de por sí enorme déficit fiscal (a no ser que, insisto, alguna autoridad europea se hiciera cargo del coste, cosa que hasta este momento no está sobre la mesa de España y mucho menos sobre la mesa de Europa).
Las consecuencias de eso van a ser tres. La primera es que un déficit de ese tamaño puede generar un pánico financiero que suba la prima de riesgo hasta niveles que conviertan a España en un país insolvente (y no “solvente pero falto de liquidez”). Que nadie olvide que el rescate de los bancos por parte del estado es que lo causó la quiebra de Irlanda el año pasado. El hecho de que el “banco malo” funcionara para Suecia no quiere decir que funcione para España: en 1992-1994, Suecia no esta sumergida en una crisis de deuda soberana, ni formaba parte de una moneda única que estaba atacada por la histeria de los mercados financieros que contagiaban los altos tipos de interés de los países insolventes a los países “solventes pero faltos de liquidez”. De hecho, Suecia ni siquiera formaba pare de la moneda única y controlaba su propio banco central y el valor de su propia moneda. Nada de eso es cierto para España. En términos monetarios y financieros, lo que más se asemeja a España 2011 es Argentina 2001 y no Suecia 1992-1994!
La segunda es que un pánico de este tipo puede acabar con el gobierno. Que nadie olvide que Papandreu ganó las elecciones en Octubre de 2009 con una mayoría absoluta de más de 10 diputados (EXACTAMENTE IGUAL QUE RAJOY) y, nada más entrar, dijo que el déficit era mucho mayor de lo anticipado cosa que creó un pánico financiero que no pudo parar hasta que fue expulsado del gobierno dos años más tarde. No parece muy sensato estrenar mandato y disparar el déficit de esa manera.
Y tercera, y más importante, va a ser muy difícil pedir a los ciudadanos españoles que no se quejen, que no se manifiesten, que no hagan huelgas generales cuando se les exigen recortes y sacrificios de todo tipo mientras el estado utiliza el 10% del PIB para salvar el trasero a la banca. Muy difícil.
Si me preguntasen a mí (que, lógicamente no lo hacen), les diría que SI se quiere utilizar la estrategia del “banco malo”, yo utilizaría algún mecanismo de subasta para determinar el precio “justo” por el que pagar por los activos tóxicos. Si una vez se paga el precio de mercado, algún banco es insolvente, pues que quiebre y punto. Lo que no puede ser es que el gobierno mantenga un déficit del 18% del PIB en estos momentos de pánico generalizado y enorme sensibilidad social por los recortes.
Claro que todo lo que digo podría ser irrelevante si los números de Morgan Stanley sobre el rescate de los bancos estuvieran equivocados. Al fin y al cabo, Morgan Stanley tuvo que ser rescatado en 2009 por el programa TARP de George Bush, lo que seguramente indica que no es un banco demasiado bueno a la hora de hacer números. O no.
El segundo problema consiste en saber a qué precio se compran los activos de malos de los bancos. Si el precio que se paga por esos activos es el que aparece en los balances, entonces lo más probable es que se esté pagando demasiado y que el banco malo acabe vendiendo a precios inferiores. Por lo tanto el banco malo va a tener pérdidas en un futuro no muy lejano y alguien va a tener que asumir esas pérdidas. Si paga un precio muy inferior al que aparece en los balances, quien va a tener pérdidas contables son los bancos. Dada su precaria situación, unas pérdidas adicionales puede llevar a más de uno a la quiebra o a la necesidad de recapitalizarse.
Lo que nos lleva al tercer problema: ¿qué va a hacer el gobierno de Mariano Rajoy en caso de que algunos bancos quiebren? Según las noticias publicadas, la idea es que el gobierno los rescate lo que nos conduce directamente al cuarto problema: ¿De dónde sale TODO el dinero que la solución del “banco malo” va a requerir? Fíjense que la historia de los “bancos malos” va a requerir que el gobierno ponga el dinero inicial para comprar los activos tóxicos y también ponga el dinero para asumir las pérdidas de los bancos si los precios de compra son demasiado bajos o las pérdidas del “banco malo” si los precios son demasiado altos. ¿Va a poner el gobierno de Rajoy todo ese dinero?
¿Y de cuanto dinero estamos hablando? Pues parece que el Partido Popular ha contratado al banco de inversión norteamericano, Morgan Stanley, para que le haga los números y, según el Wall Street Journal, los números son los siguientes: los activos inmobiliarios malos en manos de los bancos valen unos 176.000 millones de euros (noten que esa cifra está MUUUUY lejos de los 15.000 millones que ha anunciado de Guindos que es parecida a la muy criticada cifra de 20.000 anunciada en su día por la ministra Salgado. La cifra se me antoja demasiado pequeña teniendo en cuenta que la deuda de las promotoras inmobiliarias y constructoras con la banca asciende a unos 400.000 millones y que la mayoría de esas empresas estaban quebradas por lo que la mayoría de esos créditos eran incobrables). Según Morgan Stanley, el precio que pagaría el banco malo es el 42% de ese valor, lo que equivale 73.920 millones de euros. Eso, lógicamente, causaría enormes pérdidas en el sector bancario que llevaría a más de un banco al borde de la quiebra. Morgan Stanley calcula que para el rescate de esos bancos se necesitarían unos 29.000 millones de euros adicionales.
Total: si Rajoy adopta la solución del “banco malo”, deberá poner sobre la mesa un total de 103.000 millones de euros (más del 10% del PIB español). Parece que una parte del dinero va a ser EXPROPIADA de los bancos sanos a base de obligarles a hacer una derrama para refinanciar el Fondo de Garantía de Depósitos, fondo que después utiliza el gobierno para rescatar a bancos malos. El resto va a tener que ser financiado por algún fondo europeo acuda al rescate y el resto, por el propio gobierno Español. De Guindos nos dirá que esa cantidad NO SE SUMA AL DÉFICIT SINO QUE VA DIRECTAMENTE a la deuda. Eso será más que una argucia contable (todo economista sabe que un aumento de deuda es déficit) y los mercados no van a ser engañados.
Sí. Ya sé que no todo el dinero que el estado español tendría que poner ahora sería pérdidas. En algún momento futuro, el gobierno vendería algunos de los activos adquiridos pero a día de hoy ni sabemos cuanto se recuperaría ni cuando se recuperaría. Lo que sí que está claro es que esa cantidad debería ser desembolsada inmediatamente y, por lo tanto, pasaría a engrosar un ya de por sí enorme déficit fiscal (a no ser que, insisto, alguna autoridad europea se hiciera cargo del coste, cosa que hasta este momento no está sobre la mesa de España y mucho menos sobre la mesa de Europa).
Las consecuencias de eso van a ser tres. La primera es que un déficit de ese tamaño puede generar un pánico financiero que suba la prima de riesgo hasta niveles que conviertan a España en un país insolvente (y no “solvente pero falto de liquidez”). Que nadie olvide que el rescate de los bancos por parte del estado es que lo causó la quiebra de Irlanda el año pasado. El hecho de que el “banco malo” funcionara para Suecia no quiere decir que funcione para España: en 1992-1994, Suecia no esta sumergida en una crisis de deuda soberana, ni formaba parte de una moneda única que estaba atacada por la histeria de los mercados financieros que contagiaban los altos tipos de interés de los países insolventes a los países “solventes pero faltos de liquidez”. De hecho, Suecia ni siquiera formaba pare de la moneda única y controlaba su propio banco central y el valor de su propia moneda. Nada de eso es cierto para España. En términos monetarios y financieros, lo que más se asemeja a España 2011 es Argentina 2001 y no Suecia 1992-1994!
La segunda es que un pánico de este tipo puede acabar con el gobierno. Que nadie olvide que Papandreu ganó las elecciones en Octubre de 2009 con una mayoría absoluta de más de 10 diputados (EXACTAMENTE IGUAL QUE RAJOY) y, nada más entrar, dijo que el déficit era mucho mayor de lo anticipado cosa que creó un pánico financiero que no pudo parar hasta que fue expulsado del gobierno dos años más tarde. No parece muy sensato estrenar mandato y disparar el déficit de esa manera.
Y tercera, y más importante, va a ser muy difícil pedir a los ciudadanos españoles que no se quejen, que no se manifiesten, que no hagan huelgas generales cuando se les exigen recortes y sacrificios de todo tipo mientras el estado utiliza el 10% del PIB para salvar el trasero a la banca. Muy difícil.
Si me preguntasen a mí (que, lógicamente no lo hacen), les diría que SI se quiere utilizar la estrategia del “banco malo”, yo utilizaría algún mecanismo de subasta para determinar el precio “justo” por el que pagar por los activos tóxicos. Si una vez se paga el precio de mercado, algún banco es insolvente, pues que quiebre y punto. Lo que no puede ser es que el gobierno mantenga un déficit del 18% del PIB en estos momentos de pánico generalizado y enorme sensibilidad social por los recortes.
Claro que todo lo que digo podría ser irrelevante si los números de Morgan Stanley sobre el rescate de los bancos estuvieran equivocados. Al fin y al cabo, Morgan Stanley tuvo que ser rescatado en 2009 por el programa TARP de George Bush, lo que seguramente indica que no es un banco demasiado bueno a la hora de hacer números. O no.
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