Los países más conectados. Andrés Oppenheimer.
Dos nuevos estudios confirman algo que todos sospechamos desde hace tiempo: las empresas latinoamericanas no pueden competir eficazmente en la economía mundial porque los sistemas educativos de sus países están totalmente desconectados de la realidad.
El “Reporte Global sobre la Tecnología de la Información 2012’’, un documento de 442 páginas del Foro Económico Mundial y de la escuela de negocios INSEAD, sitúa a casi todos los países latinoamericanos muy por detrás de los países más conectados tecnológicamente del mundo en su ranking principal de conectividad.
El índice toma en cuenta diversas mediciones —incluyendo el uso de banda ancha de internet y la capacidad de la gente de darle un uso productivo— de organizaciones internacionales y una encuesta de más de 15,000 ejecutivos de todo el mundo.
Según el informe, Latinoamérica “sigue sufriendo un importante retraso” en la adopción de las tecnologías de información y comunicación que mejoran la competitividad de los países en un mundo hiperconectado.
El ranking principal del informe abarca 142 países, y está encabezado por Suecia (1), Singapur (2) y Finlandia (3), seguidos por otros países europeos, Estados Unidos (8), Taiwan (11), Corea del Sur (12) y Hong Kong (13).
Pese al hecho de que recientemente Brasil superó a Gran Bretaña como la sexta economía mundial, los países latinoamericanos que figuran mejor posicionados en el índice son Barbados (35), Chile (39) y Uruguay (44). Ocupando una posición más baja en la lista se encuentran Brasil (65), Colombia (73), México (76), República Dominicana (87), Argentina (92), Perú (106) y Venezuela (107).
El pobre desempeño de Latinoamérica en el ranking se debe “a una débil base de capacitación de la población a causa de mediocres sistemas educativos que obstaculizan la capacidad de la sociedad para hacer un uso efectivo de las tecnologías”, así como a la poca inversion en infraestructura de internet de banda ancha, y a climas empresariales desfavorables, según el informe.
“Una de las principales debilidades de America Latina son sus sistemas educativos, que no producen la suficiente cantidad de jóvenes con habilidades mínimas para hacer uso efectivo de las tecnologías de la información”, me dijo el coautor del informe Benat Bilbao. “En nuestra encuesta, los empresarios citaron ese problema mucho más que sus contrapartes de otras partes delmundo”.
Un ranking adjunto de las habilidades de la población en 142 países, incluido en el Informe del Foro Económico Mundial, revela que Costa Rica ocupa el puesto 46, Colombia el 58, Argentina el 80, Brasil el 86 y México el 91. Casi todos los países de la región ocupan un lugar particularmente bajo en lo referido a la preparación de los jóvenes en matemática y ciencias.
Resulta interesante que otras encuestas revelan que los empresarios latinoamericanos no sólo se quejan de los estándares académicos de los jóvenes, sino también de su carencia de habilidades sociales básicas necesarias para funcionar en el mundo empresarial, tales como cortesía, compromiso, trabajo en equipo y puntualidad.
Un nuevo libro del Banco Interamericano de Desarrollo, titulado “Desconectados: Habilidades, educación y empleo en América Latina”, trae una encuesta de 1,200 empresas de Brasil, Argentina y Chile según la cual el 80 por ciento de los empresarios dice que su mayor problema de recursos humanos es encontrar jóvenes que sepan redactar un currículo, comunicar de manera eficiente un problema a su jefe o llegar puntualmente a su trabajo.
Las escuelas secundarias latinoamericanas están totalmente desconectadas del mundo de los negocios, dice el estudio. “Hay una urgente necesidad no sólo de enfrentar el problema de la calidad de la educación, sino también de la relevancia de la educación para facilitar la transición de los jóvenes al mundo empresarial”, afirma.
Mi opinión: Hay muchas razones por las que los países latinoamericanos están quedándose atrás de los asiáticos en los rankings. Entre ellas se cuenta la ausencia de una cultura familiar de la educación, años académicos más cortos —en Japón, el año lectivo tiene 243 días, mientras en casi todos los países latinoamericanos apenas llega a los 180 días— y una enorme concentración de los estudios en historia y humanidades, en lugar de ciencias y matemática.
Pero los dos nuevos estudios hacen bien en subrayar la necesidad de una mayor conexión entre los sistemas educativos y el sector privado. Es hora de que los gobiernos pregunten a las empresas que tipo de capacidades están buscando, y de que hagan un lugar en su sistema educativo a esos requerimientos.
Y también es hora de que las empresas privadas sean más proactivas para mejorar los sistemas educativos de sus países, en vez de únicamente quejarse de ellos. Deberían unirse para crear grupos cívicos pro-educación —como ocurre en Brasil con el movimiento Todos Pela Educacao— y ofrecer programas masivos de pasantías para estudiantes secundarios y universitarios. Hay que conectarse a la tecnología, y a la realidad laboral.
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