Esta nota intenta clarificar por qué es importante corregir por el déficit de la administración central a la hora de calcular las balanzas fiscales.
Empecemos con la preguna: ¿exactamente qué se busca con el estudio de las balanzas fiscales? Pues bien, las balanzas fiscales sirven para estimar la redistribución de recursos que se hace a través del fisco. Es decir, para ver si gracias al sistema fiscal, se saca dinero de una región, dinero que va a parar a otra región.
Imaginemos un país con dos regiones A y B. Los impuestos que pagan los ciudadanos en ambas regiones suman 50 en cada región. Todos esos impuestos son recaudados por la administración central que, de este modo, recauda 50+50=100. El gobierno central, a su vez, gasta ese dinero y, lógicamente, lo hace en las regiones. Como solo hay dos regiones, o bien lo gasta en A o en B. No hay más. Imaginemos que gasta 45 en A y 55 en B. Es decir, los ciudadanos de la región A pagan 50 y, a cambio, la administración central solamente gasta 45 en esa región por lo que acaba teniendo un saldo negativo de -5. La región B, por su parte, paga 50 y recibe 55 por lo que tiene un saldo positivo de +5. El cálculo de la balanza indica que el sistema fiscal redistribuye 5 de la región A a la B.
Imaginemos que al año siguiente, los ciudadanos de las dos regiones pagan lo mismo pero el gobierno central decide gastar 55 en la región A y 65 en la región B. Fíjense que el gobierno solo recauda 100 pero acaba gastando 120. ¿Cómo puede el gobierno central gastar 120 si solamente recauda 100? Pues endeudándose. Es decir, manteniendo un déficit fiscal.
El hecho de que el gobierno central mantenga un déficit da lugar a un resultado un poco paradójico: la región A paga 50 y recibe 55 por lo que saca un saldo POSITIVO de +5 y la región B paga 50 y recibe 65 por lo que obtiene un saldo positivo de +15. ¿Qué redistribución ha habido entre las regiones? Pues ahí está la paradoja: no se han movido recursos de A a B ni de B a A. De hecho, ¡todas las regiones han tenido saldo positivo! Es decir, no sólo no ha habido redistribución sino que es como si hubiera caido maná del cielo ya que todas han ganado y nadie ha salido perdiendo. Notad que eso es imposible ya que “redistribución” es un juego de suma cero: el dinero que A pierde tiene que ir a alguna otra región y el dinero que A gana tiene que salir de otra región. Si todas las regiones tienen un saldo positivo, ¿exactamente de donde sale el dinero?
La respuesta es obvia una vez sumamos los saldos de todas las regiones: +5+15=+20, exactamente el déficit del gobierno. Lo que está pasando no es que “mágicamente” el gobierno ha conseguido maná del cielo que luego regala a las regiones. Solo los ignorantes (o los keynesianos) piensan que el déficit es mana del cielo o riqueza gratuita. Cuando el gobierno central se endeuda alguien va a tener que pagar la factura. ¿Quien? ¡Los ciudadanos! Es por eso que la teoría económica moderna (clásica y keynesiana) no considera el aumento del gasto público financiado con déficit como riqueza mágica sino como un gasto que conlleva un aumento de impuestos en el futuro.
Consideremos, pues, qué pasa si durante el tercer año, cuando el gobierno central dedica una parte de los 100 de impuestos que pagan los ciudadanos (que, insisto, siguen viviendo en la región A o en la B) a pagar la deuda de 20 que contrajo durante el año 2. Eso quiere decir que solamente puede gastar 80 en las regiones (imaginemos, para simplificar que los intereses de la deuda son cero). Imaginemos que gasta 35 en A y 45 en B. El saldo de la región A es, pues, de -15 (35-50) y el de la región B de -5 (45-50). Es decir, ahora todas las regiones mantienen un saldo negativo. ¿Cómo es posible? Pues lo mismo que antes pero al revés: el gobierno central mantiene un superávit fiscal y eso extrae recursos de los ciudadanos. Si calculamos la diferencia entre los impuestos que pagan en cada región y los gastos que se hacen en esa región sin tener en cuenta que el estado mantiene un déficit, volvemos pensar (erroneamente) que hay unos impuestos que no se gastan en nada cuando en realidad una parte del dinero de los impuestos va a comprar una cosa que es “de todos”: la deuda)
Si hacemos los cálculos sin tener en cuenta el déficit del gobierno central, cometemos un error tanto en el segundo año como en el tercero ya que en ambos años pensamos que el sistema fiscal no hace ninguna redistribución.
Habría dos maneras de calcular la redistribución de este sistema fiscal. La primera sería calcular la suma de todos los saldos a lo largo de los tres años y dividir por tres. Eso es lo que podríamos llamar el “déficit estructural”: Para la región A, eso sería -5+5-15=-15. Y para la región B sería +5+15-5=+15. Es decir, la región A sale perdiendo 5 anuales, en promedio y la región B sale ganando 5 en promedio. Para que esta manera de estimar el déficit estructural funcione, se necesita hacerlo una vez el gobierno central ha pagado todas sus deudas. Dado el ritmo que lleva el gobierno español, parece que eso no va a pasar nunca por lo que este método es impráctico.
Afortunadamente, existe una segunda manera de hacer el cálculo y es utilizar lo que los economistas llaman “déficit neutralizado”. Me explico.
La idea es darse cuenta de que el déficit central de 20 del segundo año no es una riqueza venida del cielo sino que son “impuestos adelantados” que deberán ser pagados por los ciudadanos. En lugar de esperar a ver cuando los paga el gobierno y luego hacer la división, podríamos considerar esos 20 de déficit como impuestos y asignarlos proporcionalmente entre las dos regiones. De este modo, a los 50 que los ciudadanos de la región A pagaron se le debe añadir los 10 que les corresponde pagar del déficit de la administración central. Es decir, su contribución al estado son los 50 de impuestos más los 10 del déficit. Total, 60. Eso es que llamo “impuestos neutralizados”. Los ciudadanos de B pagan también 60 en el año 2.
El balance para las dos regiones (lo que se llama “balance neutralizado”) es la diferencia entre los “impuestos neutralizados” y el gasto. En el ejemplo de arriba, para el año 2, la región A paga 60 y recibe 55 por lo que su saldo es de -5, EXACTAMENTE IGUAL QUE LO QUE HABÍAMOS ESTIMADO DE DÉFICIT ESTRUCTURAL. Y para la región B, los impuestos son de 60 y el gasto de 65 por lo que su saldo es de +5, de nuevo igual que la estimación estructural. La conclusión es que en el año 2 hubo de redistribución de 5 que fueron de la región A a la B.
De manera paralela, el superávit del año 3 hace se puede corregir asignando ese superávit a una disminución de impuestos proporcional en las dos regiones (al tener un superàvit fiscal, el gobierno centranl puede comprar deuda lo que rebaja las obligaciones fiscales de los ciudadanos en 20, que asignamos en 10 para cada región). La región A ahora paga 50 en impuestos menos 10 en reducción de obligaciones crediticias, es decir, 40. Lo mismo pasa en la región B. El saldo para A es de 40 de impuestos menos 35 que se gastan en si región igual a -5, exactamente lo que decía el cálculo estructural. La región B paga 40 y recibe 45 por lo que tiene un saldo positivo de +5. De nuevo, en el año 3 existe una redistribución de 5 que van de la región A a la B. Exactamente lo que nos decía el cálculo estructural.
Resumiendo, las balanzas fiscales no neutralizadas no reflejan la redistribución que el sistema fiscal genera entre las diferentes regiones de un estado. Eso se hace con un cálculo estructural que corrige por todos los déficits y superávits fiscales del gobierno central mantiene a lo largo de su ciclo fiscal. Si no se sabe cuando el estado va a pagar sus deudas y, por lo tanto, no se sabe cuando se acaba su ciclo fiscal, la alternativa econométrica es calcular el saldo “neutralizado”. Eso es, exactamente, lo que hace la metodología que usó el conseller Castells en 2008 y lo que ha usado el conseller Mas Colell en 2012. Y es por eso, exactamente, que no se puede decir (como dijo la portavoz del PSC) que las estimaciones de las balanzas no neutralizadas tienen el mismo valor que las neutralizadas. Las no neutralizadas contienen CERO información sobre lo que realmente uno quiere saber de las balanzas fiscales: la redistribución.
Dicho esto, a todos los que ahora están defendiendo que se utilice el saldo no neutralizado (como el PSC) , que sepan que cuando el déficit de la administración central desaparezca en 2013 (por orden de Angela Merkel) o en 2020 (por orden de la constitución reformada el año pasado), las balanzas fiscales no neutralizadas darán un saldo mucho más negativo para las comunidades que son deficitarias. A ver qué dirán entonces!
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