El miércoles 20 de febrero de 1980, ETA asesinaba en San Sebastián al coronel de Infantería retirado EUGENIO SARACÍBAR GONZÁLEZ DE DURANA.
Dos días después, el 22 de febrero, a través de un comunicado enviado a diversos medios informativos vascos, la banda terrorista se atribuía la autoría del atentado. En el mismo comunicado aconsejaba a los vascos que en las próximas elecciones votasen a Herri Batasuna.
En 1981, la Audiencia Nacional condenó al etarra José María Zubiaurre Portugal a 26 años, 8 meses y 1 día como autor del asesinato de Eugenio.
Eugenio Saracíbar González de Durana era natural de Vitoria. Tenía 65 años y residía en San Sebastián desde hacía siete años, tras haber vivido veinticinco años en Irún. Estaba casado y tenía una hija. Ocupaba el cargo de jefe del Economato Militar. Según su mujer, no había sido amenazado.
El 20 de febrero de 1983 fallece en Bilbao el doctor LUIS MANUEL ALLENDE PORRÚA de un cáncer de páncreas.
Los secuestradores de Allende Porrúa fueron José Hernández Iñigo, Peque, y Juan Luis Bicandi Iturbe, Grande. El primero se considera que fue el autor del secuestro, y el segundo, cómplice. Un tercer etarra, conocido como Jose Mari, jefe del grupo, no pudo ser identificado. Sin embargo, en mayo de 2006 fueron extraditados de México seis etarras, entre ellos Ernesto Alberdi Elejalde, alias Raka de Éibar. Alberdi Elejalde fue uno de los presuntos secuestradores del capitán de Farmacia Alberto Martín Barrios en octubre de 1983, e intervino en el secuestro del doctor Allende Porrúa (ABC, 20/05/2006).
Aunque en la sentencia de 1985 de la Audiencia Nacional que condenó a los secuestradores, miembros de ETA político-militar VIII Asamblea, no consta que la enfermedad de Allende Porrúa tuviera relación con el secuestro, en 1988 el Juzgado de Primera Instancia nº 3 de Bilbao dictó una sentencia en la que se establecía una relación causa-efecto entre el estrés violento padecido durante el cautiverio y el desencadenamiento del cáncer que provocó su fallecimiento ocho meses después. Tres especialistas bilbaínos elaboraron una pericial para el Juzgado en la que se relacionaba científicamente ambos hechos, por lo que la sentencia concluía que el "estrés violento mantenido fue la causa fundamental de su óbito, en función causal única y directa".
Luis Manuel Allende Porrúa estaba casado y tenía una hija, que también es odontóloga.
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