Magatte Wade: África no necesita 500.000 cooperantes sino "500.000 empresarios"

Entrevista a Michael Strong y Magatte Wade. Por Ángel Martín.


Debe de haber pocas parejas más interesantes y creativas como la formada por Michael Strong y Magatte Wade, a quienes Libre Mercado entrevista en exclusiva en dos entregas. En la primera nos centramos en la realidad de la pobreza, sus causas y cómo los países pueden abandonarla.
Magatte se autodefine como aventurera cultural y creadora. Es originaria de Senegal y ha fundado dos empresas con las que pretende ayudar a su población natal, además de participar en diversos medios como The Huffington Post. Fue nombrada por la revista Forbes entre las 20 mujeres más influyentes de África, y recientemente BBC Newspublicó un reportaje sobre ella.
Por su parte, Michael es CEO de Freedom Lights Our World (FLOW), autor principal de Be the Solution: How Entrepreneurs and Conscious Capitalists Can Solve All the World’s Problems, y un pensador pionero e innovador en materia educativa, así como emprendedor de este sector. Es, además, miembro del Free Cities Institute de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Sobre este tema le preguntamos en primer lugar.
Pregunta (P): Free Cities Institute defiende la creación de ciudades libres a lo largo y ancho del globo. Honduraspuede ser el primer país que lo ponga en marcha. ¿Por qué las "ciudades libres" son importantes, y cómo ve el proyecto hondureño?
Respuesta (R): La prosperidad depende, esencialmente, del sistema legal de una nación. Todos estamos familiarizados con el hecho de que Corea del Sur es mucho más rica que Corea del Norte, y que Alemania Occidental era más rica que Alemania del Este, a pesar de tener exactamente la misma cultura. Mientras que mucha gente ha intentado mejorar los sistemas legales de los países pobres a través de reformas legislativas graduales, esto ha sido muy complicado, transformar todo un sistema legal mediante cambios de una en una ley.
Tengo gran admiración hacia los hondureños que diseñaron y aprobaron la legislación que autoriza las Regiones Especiales de Desarrollo (REDs). Se dieron cuenta de que es improbable que Honduras escape de la pobreza por medio de reformas legislativas graduales, y por ello decidieron permitir la creación de REDs con sistemas legales autónomos. Aunque todavía hay cierta incertidumbre respecto a la implementación final del sistema de RED, mis colegas y yo estamos en contacto con los promotores del proyecto hondureño y están muy receptivos a nuestras preocupaciones.
En particular, para atraer inversión a Honduras y crear empleo, necesitamos tener un nivel de confianza muy alto de que las REDs tendrán un sistema legal de primera categoría que no se corromperá en los años próximos.
P: ¿Cómo surgió este interés en la creación empresarial de sistemas legales?
R: Llegué a interesarme en este tema después de estudiar cómo Dubai creó el Centro Financiero Internacional de Dubai (DIFC con sus siglas en inglés). Dubai quería crear un centro financiero de primera categoría a nivel mundial, pero sabía que la Sharia (ley islámica) que impera en los Emiratos Árabes Unidos no les permitiría alcanzar ese objetivo.
Por eso autorizaron la creación del DIFC en una región desértica de 110 acres (cerca de 45 hectáreas). Desde la autorización en 2003, este pedazo de tierra estéril se ha convertido en el decimosexto centro financiero más importante del mundo, atrayendo con éxito miles de millones en inversión extranjera directa por parte de las firmas financieras más grandes del globo.
Dado que mi mujer, Magatte Wade, es de Senegal, ya era plenamente consciente de la necesidad de conseguir mejores sistemas legales para crear prosperidad en Senegal. Ella y yo hemos estado promoviendo el concepto de la creación empresarial de una Ciudad Libre en Senegal desde hace varios años. Cuando les digo a los senegaleses de que con un marco legal adecuado podrían llegar a ser más prósperos que Francia en un plazo de 30 ó 40 años empiezan a interesarse por esta cuestión.
P: Magatte, como persona que nació, creció y sigue muy vinculada a Senegal, ¿cuál es su impresión acerca de por qué África es tan pobre?
R: Intentar hacer negocios en Senegal, así como en gran parte de África, es una odisea. Es excepcionalmente difícil conseguir hacer cualquier cosa. Por ejemplo, puede costar meses conseguir tener electricidad en funcionamiento, a no ser que des “regalos” a la gente adecuada.
Otro ejemplo de esto es el hecho de que la policía de tráfico para constantemente los coches de forma aleatoria. Salvo que uno tenga los papeles de su coche a la perfección, uno tiene que pagar a la policía una cantidad para continuar el trayecto. Dado que mantener estos papeles en regla requiere muchos días de largas esperas en colas, la mayoría de la gente, simplemente, prefiere pagar a la policía un dólar cada vez que les paran, para poder continuar.
Multiplique estos problemas por mil y se puede hacer una idea de lo que es hacer negocios en África. Hay que tener en cuenta que todo fabricante y proveedor de servicios necesita saltar obstáculos similares. Entonces, uno se percata de por qué tenemos tan poca actividad manufacturera o de servicios profesionales.
Debido a esta burocracia sin sentido y a la regulación excesiva, la inmensa mayoría de africanos trabajan en la economía informal. Por eso no pueden conseguir préstamos bancarios, seguros, ni protección legal para cualquiera de sus actividades. La economía informal funciona, a su propia manera, pero impide al africano medio crear empresas que puedan ser exitosas y crecer para poder aprovechar las economías de escala y ganar en eficiencia.
En los Estados Unidos, al igual que en África, casi todo el mundo tiene un empresario en la familia. La diferencia crucial es que los empresarios americanos pueden conseguir préstamos, su propiedad está protegida por la ley, pueden estar asegurados, y si su compañía crece pueden acceder a mercados de capitales desarrollados. Nada de esto está disponible para los africanos.
P: Ahora usted es empresaria con un fuerte compromiso hacia sus conciudadanos senegaleses. ¿Qué proyectos empresariales ha creado o tiene en marcha y cuál ha sido su impacto sobre Senegal?
R: Con mi primera empresa, Adina World Beverages, reactivé la industria del hibisco (un género de plantas que proliferan en Senegal). En un viaje a mi país natal descubrí que el bissap, la tradicional bebida senegalesa hecha de hibisco, estaba siendo reemplazado por la Coca-Cola y la Fanta. Me puse furiosa, y entonces me di cuenta de que solo cuando las tradiciones de Senegal fueran respetadas en Occidente, los senegaleses volverían a respetar su propia cultura.
Por ello creé Adina, para comercializar en los Estados Unidos bebidas de hibisco procedentes de mi país. Cuando empecé, este tipo de bebida estaba casi muerto, pero después de trabajar con socios en Senegal y de la Universidad de Rutgers conseguimos hacer resurgir una industria de hibisco orgánico en Senegal que ahora emplea a más de 4.000 mujeres.
Actualmente, estoy trabajando en mi segunda empresa, Tiossano, que está comercializando en el mercado estadounidense productos para el cuidado de la piel basados en recetas tradicionales de Senegal. Mi objetivo es crear una cadena de suministro completa localizada en Senegal y, en última instancia, crear miles de empleos.
Para la fase de prueba del concepto estamos fabricando en EEUU, pero tan pronto como me pueda permitir crear la infraestructura para hacerlo en Senegal desplazaremos la producción allí. También estoy dedicando el 50% de los beneficios de Tiossano para contribuir a impulsar una educación innovadora en Senegal, basada en el trabajo de mi marido, Michael Strong.
P: ¿Qué pueden hacer los países desarrollados para ayudar a los más pobres? ¿Qué recomendaría a los individuos que quieren el bien para África?
R: Lo más importante que puede hacerse es que los individuos compren productos de calidad hechos en África y que inviertan en empresarios y compañías africanas. El capitalismo es el único camino para crear prosperidad, y África necesita urgentemente más capitalismo. La gente también puede apoyar el movimiento de las Ciudades Libres como estrategia para crear lugares con sistemas legales de alta calidad.
Por el contrario, no deberían apoyar la ayuda externa de gobierno a gobierno, dado que la mayor parte de ella va a mantener el mismo viejo sistema corrupto. Respecto a las ONGs, mientras que siento gran respeto hacia las que se dedican a la ayuda humanitaria urgente, no me convence el desempeño de la mayoría de ONGs en África.
Con frecuencia, éstas pagan a jóvenes incompetentes, pero idealistas, de países desarrollados para decir a nuestra gente lo que tiene que hacer. Consiste más en hacer que los donantes y jóvenes idealistas se sientan bien con ellos mismos que en beneficiar a nuestros países y a nuestra población. Salvo que las ONGs sean o estrictamente humanitarias o verdaderamente efectivas a la hora de ayudarnos a construir negocios reales preferiría que se fueran.
En un momento dado calculé que había alrededor de 500.000 cooperantes en África. Si tuviéramos 500.000 empresarios, cada uno con los 100.000 dólares de capital que, probablemente, absorban anualmente cada uno de los cooperantes, estaríamos mucho mejor.
P: En sus escritos enfatizan la importancia de los empresarios. ¿Por qué son tan importantes para salir de la pobreza y desarrollarse?
R: Todo el progreso tiene lugar a través de la destrucción creativa. Si las nuevas empresas no echaran del mercado a las viejas, habríamos estado atascados con las mismas cosas que teníamos hace cien o doscientos años atrás.
Michael y yo visitamos Ruanda, uno de los países más pobres de la tierra, hace un par de años. ¿Sabe qué? Todavía se dedican a la agricultura de subsistencia a lo largo y ancho del país, haciendo casi lo mismo que hacían hace mil años atrás, excepto porque ahora tienen azadas de hierro y algunos de ellos tienen bicicletas para llevar los bienes al mercado.
¿Qué necesitan en Ruanda? Empresarios que creen empleos industriales de forma que puedan abandonar la vida agrícola para mejorar su condición. En lugar de cultivar patatas y maíz para comer lo suficiente para sobrevivir, necesitan cultivar café, té, y aceites esenciales para la exportación, además de hacer el máximo posible del procesamiento de estos bienes en el país para beneficiarse de los precios más altos que obtendrían por añadir valor a estas commodities. Ésta es la única forma de que puedan convertirse en un pueblo orgulloso y próspero en el mundo moderno.
P: ¿Y qué deberían hacer los políticos?
R: Los tomadores de decisiones políticas tienen que facilitar a los empresarios las cosas para que hagan su trabajo. Derechos de propiedad seguros, estado de derecho y libertad económica es todo lo que se necesita para generar prosperidad a través de la labor de los empresarios.
Suena muy simple, pero muchos gobiernos de todo el globo no parecen entenderlo y empeoran las cosas. Hong Kong y Singapur eran casi tan pobres como muchos de los países africanos en 1960, y ahora son dos de los lugares más ricos de la tierra, así como dos de los países más libres económicamente.

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