La pregunta desafía, a priori, el sentido común. La respuesta sorprenderá a mucha gente, especialmente a los que se dejan llevar sin oposición alguna por el miedologismo, la yuyulogía y los reportajes de Íker Jiménez. Los profesionales de la energía, en cambio, sabemos que una central térmica de carbón emite más radiactividad al medioambiente que una central nuclear. Lo hace porque la radiactividad es un fenómeno natural que tiene lugar en ciertos núcleos atómicos que se encuentran en la naturaleza. El uranio, el torio y todos sus hijos radiactivos se encuentran presentes por la corteza terrestre y muchas veces, también, en el carbón.
En una central térmica, al quemar carbón, parte de los isótopos radiactivos que estaban presentes en el mismo son emitidos al medioambiente en forma de cenizas. De hecho, pueden ustedes leer este artículo de Scientific American en el que cuantifican el efecto diciendo que “las cenizas emitidas por una central térmica deposita en el medioambiente que la rodea 100 veces más radiación que una central nuclear de la misma potencia“. Pero no se alarmen, porque 100 veces más que algo muy pequeño sigue siendo muy pequeño.
El efecto de esta emisión sobre la salud de las personas es totalmente insignificante y no debe ser, en absoluto, una fuente de alarma. La United States Gelogical Survey mantiene un registro de las concentraciones de materiales radiactivos en las centrales térmicas norteamericanas. En este enlace pueden ver algún artículo al respecto si tienen interés.
Leer artículo orginal en el blog de Manuel Fernández Ordóñez.
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