La prostitución, aquí, a plena luz. María R. Sahuquillo

España, donde la prostitución se mueve en el limbo de la alegalidad, es uno de los países europeos en los que la sociedad es más tolerante hacia este fenómeno. La oferta, además, ha ido aumentando en la última década debido fundamentalmente al crecimiento de la inmigración. En la actualidad, se calcula que hay alrededor de 300.000 meretrices ejerciendo, y sus clientes cada vez son más jóvenes, señal de que las nuevas generaciones observan el intercambio de sexo por dinero más lejos de los tabúes y más cerca de lo socialmente aceptado. Ejemplo para algunos de una forma de entender el ocio, la noche y la vida, y que para otros supone la manifestación de la doble moral católica y de la pervivencia de una sociedad patriarcal que aún contempla a la mujer como objeto; el resto de un tiempo donde la iniciación sexual de muchos hombres tenía lugar en burdeles.

Si se amplía la mirada -separando el foco del inevitable debate de si conviene regular o prohibir la prostitución, de si las mujeres que la ejercen lo hacen libremente o explotadas- y se pasea por la calle Montera de Madrid, a dos minutos de la Puerta del Sol, por el céntrico Raval de Barcelona o por cualquiera de los polígonos industriales donde las mujeres, llueva o truene, aguardan a los clientes, se percibe esa realidad (de aceptación o de ojos vendados, como se prefiera) en la que a muy pocos se les abre la boca de incredulidad ante el paisaje de minifaldas y escotes. La prostitución se observa bajo una lente de normalidad.

Los datos hablan por sí mismos. En España, el 39% de los hombres ha pagado por mantener relaciones sexuales a lo largo de su vida, según datos recogidos por la ONU en su informe Trata de personas hacia Europa con fines de explotación sexual. Nuestro país representa un "valor atípico" en Europa, analiza la ONU, frente a cifras mucho más bajas de otros lugares como Suecia (13%), Holanda (14%) o Suiza (19%). El dato, además, por muy alto que parezca, no es puntual. Según la última Encuesta Nacional sobre Salud Sexual elaborada por el Ministerio de Sanidad, un 32% de los hombres consultados declararon haber pagado alguna vez por sexo. El 4,6% lo había hecho en los últimos 12 meses.


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