Nací en Cuba pero un extranjero tiene aquí más derechos que yo. Soy libre pero no puedo hablar lo que pienso ni decir lo que sueño.
Vivo en una democracia pero en mi vida solo he visto un partido, un solo punto de vista, un solo gobernante. Puedo votar en elecciones pero solamente se presenta un candidato.
Mi educación fue gratis pero tuve que trabajar voluntario en las escuelas del campo para que no me botaran de las escuelas gratuitas. Mi educación fue gratis pero no pude escoger lo que quería estudiar. Tengo un título universitario pero trabajo en un “paladar”, que oficialmente no existe ni se puede anunciar porque lo cierran.
Oficialmente no hay nada debido al bloqueo norteamericano, pero para los extranjeros el bloqueo no existe porque para los turistas hay de todo. Mi mamá me decía que en los gobiernos de antes, cuando no había que comer, se comía harina... ¿qué cosa es harina?
Mi cuidado médico es gratis pero en el dispensario no hay medicinas y el médico que nos toca en el barrio está muy ocupado manejando un taxi y la enfermera resuelve como jinetera y como está despierta toda la noche, no se la puede molestar por el día…
Tengo un televisor pero hay solo dos canales de televisión y la misma cara en los dos. Tengo un ventilador pero a veces no hay corriente eléctrica. Me gusta bañarme pero no siempre hay agua en mi barrio.
Cuando tengo cepillo para los dientes no hay pasta. Cuando tengo pasta no tengo cepillo. Tengo un lápiz pero no tengo papel. Cuando tengo lápiz y papel me recuerdo que no se puede escribir lo que se piensa.
Dicen que la vida se vive una sola vez…; se ve que el que escribió eso no estaba en Cuba. Aquí la vida no se vive, sino que se observa.
Escrito por un joven en Cuba.
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