Original in English: Taming the devil within us.
” El siglo XX fue el más sangriento en la historia.” Esta frecuente aseveración es popular entre los románticos, los religiosos, los nostálgicos y los cínicos. La usan para impugnar una gama de las ideas que prosperaron en este siglo, incluyendo la ciencia, la razón, el laicismo, el darwinismo y el ideal de progreso. Pero este factoide histórico raras veces se sosteniente con cifras, y seguramente es una ilusión. Nos inclinamos a pensar que la vida moderna es más violenta porque los registros históricos a partir de eras recientes son más completos, y porque la mente humana sobrestima la frecuencia de acontecimientos vívidos y memorables. También nos preocupamos más que antes por la violencia. Las historias antiguas están llenas de conquistas gloriosas que hoy serían clasificadas como genocidios, y líderes que se conocieron en la historia como Tal-y-Tal el Grande serían ahora procesados como criminales de guerra.
Cuando se intenta cuantificar las cifras de muertes de pasadas eras, resulta que muchos de aquellos imperios, de los maníacos victoriosos, de las invasiones de tribus a caballo, de las tratas de esclavos y de las aniquilaciones de pueblos nativos tenían un total de bajas que, ajustadas a la población, pueden compararse a ambas guerras mundiales. La guerra antes de la civilización era más sangrienta. La arqueología forense y la demografía etnográfica sugieren que alrededor del 15 % de las personas que viven en sociedades sin estado mueren violentamente (cinco veces la proporción de muertes violentas en el siglo XX sumando la guerra, el genocidio y las hambrunas causadas por el hombre).
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