El 'dinero tonto' desvirtúa el valor de las acciones. Raquel Merino Jara


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Es por ello que los traders constituyen la primera línea de contención para estabilizar los precios. Al no valorar el título en cuestión por lo que se revalorizará a meses o años vista, los rangos que manejan, con sus soportes y resistencias, son pequeños.

Bien es cierto que si se rompe un soporte o resistencia, tienden a fijar el siguiente rango con su respectivo techo y suelo. Pero se acaban retirando cuando los vaivenes empiezan a ser más fuertes. Dejan de controlar el mercado con sus rangos y es el mercado el que, alterado, engulle una y otra vez los cálculos que habían realizado. Los acontecimientos les superan sin saber muchas veces por qué y se salen. Y es que los traders saben bien poco de análisis fundamental o de entorno macroeconómico.

Se dice entonces que no hay negociabilidad alguna y que el mercado ha entrado en pánico –vendedor o comprador–. Repentinamente, la profundidad y negociabilidad que había en los mercados –propiciada sobre todo por estos operadores a corto plazo–, se esfuma. En el caso que nos ocupa, habrá mucho papel por vender y pocos compradores dispuestos a hacerse con él o viceversa. Esta primera línea de estabilización de precios se rompe.


Nos detenemos, pues, en los "cuidadores": estos suelen ser agentes con información insider de la empresa para la que trabajan estrechamente. Los cuidadores, a menudo vinculados con las llamadas manos fuertes, entran a comprar acciones una vez los traders desaparecen de escena y las acciones caen a precios interesantes. En el caso de los insiders el conocimiento interno de la empresa permite, si ha bajado mucho la acción, advertir que ésta puede estar realmente barata. Será el momento de entrar con fuerza merced al importante volumen de acciones que normalmente pueden adquirirse. Muchas veces, estos cuidadores son los mismos altos directivos de la empresa, quienes, sabiendo del potencial de la misma, adquieren importantes paquetes de acciones en momentos de tensión bajista.


Los inversores en valor son los que manejan un rango más amplio, especialmente, si nos atenemos al suelo de una acción. Son el "comprador de mayor rango", por así decirlo. Cuando ciertas empresas están muy machacadas, con alto potencial de revalorización, pero también en medio de gran incertidumbre, entran a comprar los inversores en valor. Si no lo hicieran, los precios quedarían aún más sumergidos. Por supuesto que en estos casos los cuidadores compran de nuevo (seguramente ya lo habían hecho antes, cuando empezó a penalizarse la empresa). Pero, decíamos, lo que cambia es el peso relativo de los actores en las operaciones. Ahora asoman más la cabeza los inversores en valor.


También nos encontramos con el "dinero tonto". Al repasar los actores que configuran los mercados financieros en ningún momento hemos mencionado al portero de nuestra vivienda, al lechero, a nuestro primo o al fondo de inversión agresivo recién creado por el banco de la esquina tras cinco años de bonanza en la bolsa. Sin ánimo de ofender, el dinero tonto emerge cuando ese tipo de "inversores" acaba manejando los precios del mercado. Esto se da especialmente en épocas de burbujas financieras. Ni cuidadores ni inversores en valor ni inversores institucionales experimentados ni traders. Todos los "estabilizadores" se quedan fuera cuando el dinero tonto campa por sus respetos. En esos momentos, todo el mundo tiene acciones salvo quien realmente sabe lo que es una acción.


El dinero tonto con apalancamiento siempre se lleva un severo castigo, pero con su estupidez pone en peligro la estabilidad económica y financiera. Lo mejor para que no se adueñe del mercado e impedir burbujas será no intoxicar con crédito fácil la economía, así como endurecer los requisitos de márgenes de garantía de colateral y capitalización.




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