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Total Recall: The Woman Who Can't Forget. Gary Marcus. 03.23.09

Vía wired.


It's a Monday afternoon in November, and I'm driving down Ventura Boulevard with Jill Price, the woman who can't forget. Price, who is 43, has spent most of her life here in Los Angeles, and she remembers everything. In the space of two minutes, she tells me about the former motel lodge with a bear in front, the Courtyard hotel that used to be a Hilton, and a bowling alley—since replaced by a Marshalls—where a Nicolas Cage film was shot. All this comes pouring out so fast, I wonder aloud whether Price has had too much coffee. She laughs, says no, pulls slightly at her blond hair, and starts up again.
Right over there, she says, is a car wash: "I was talking to the guy there last summer, and I was telling him about the first time I ever went to the car wash—on August 30, 1978. And he was freaking out." Soon, Price, generally a gentle soul, has moved on to a rant about a TV program she just saw: "It was about an event that happened in 2002. So they kept going back to Saturday, June 19, 2002. Well, June 19, 2002, was not a Saturday! It was a Wednesday. It was pissing me off."

Kluge. La azarosa construcción de la mente humana. Gary Marcus. 2008

Estupendo libro de Gary Marcus. Lo incluyo entre mis libros.

El libro analiza el cerebro humano, desde un punto de vista evolutivo, y los porqués de sus imperfecciones. Trata diferentes aspectos del cerebro: la memoria, las creencias, las elecciones, el lenguaje, el placer, etcétera. El cerebro se ha ido adaptando durante miles de años y ahora se enfrenta a un mundo nuevo para el que no ha sido diseñado, por lo tanto muchas veces nuestras respuestas no son ni razonadas ni lógicas.

Por ejemplo, en la página 187 escribe:
Lo que a veces induce a las personas normales a perder el control es una pócima mágica de kluges cognitivos: a) el tosco aparato del autocontrol (que en el fragor del momento se rinde con demasiada frecuencia al sistema reflejo); b) el delirio de la tendencia a la confirmación (que nos convence de que siempre tenemos razón, o casi siempre); c) su malvado hermano gemelo, el razonamiento motivado (que nos lleva a proteger nuestras convicciones, incluso aquellas que nos resultan dudosas); d) el carácter contextual de la memoria (por ejemplo, cuando nos enfadamos con alguien tendemos a recordar otras cosas sobre esa persona que también nos han enfurecido en el pasado). En pocas palabras, los sistemas "enardecidos" se imponen a la fría razón, y a menudo la consecuencia de todo esto es una carnicería.