CO2.
Acostumbrada la población desde hace años a ser asustada como niños y tontitos con el coco del CO2 y el cambio climático, el gobierno español se inventa un nuevo impuesto a los combustibles fósiles y le pone el simpático nombre de "céntimo verde". En realidad el llamado "céntimo" consiste en gravar con mucho más que un céntimo a los combustibles fósiles.
Con respecto al carbón, el impuesto asciende a 14,97 euros por tonelada (obsérvese la rebaja de 0,03 euros ... para tragarlo mejor). Esto supone una subida de más del 15 % en el precio que las eléctricas tendrán que pagar por el carbón, ya que el precio de la tonelada de carbón no llega a los 100 euros.
Aparte de este impuesto, el gobierno espera obtener unos 450 millones de la venta de cuotas de emisión. Cuando por ahí fuera, los enemigos del CO2 debaten sobre si es mejor el método de poner una tasa gubernamental al carbono o si bien es mejor el sistema de comercio de cuotas que estableció el Protocolo de Kioto, el gobierno de Rajoy zanja la cuestión imponiendo los dos. Bravo.
Y lo de "verde", finalmente, es un guiño simpático al imbécil ecologista que todos llevamos dentro. Se supone que con este impuesto ayudaremos a que haya menos CO2 en la atmósfera y así la Tierra sea más verde. No importa que sea una contradicción flagrante de la realidad, pues no hay nada más "verde" que el CO2, principal actor, junto al agua y la luz, de la función clorofílica.
La reforma energética incluye siete nuevos impuestos y grava con un 6% toda la generación - RTVE.es
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