Exiliados

Arcadi Espada.

La cuestión trasera a esta iniciativa absurda es otra, y es la importante. Durante treinta años el Estado democrático, y sus dos gobiernos activos en el País Vasco no cumplieron con su principal obligación, que es la de proteger a los ciudadanos. Entre las diversas medidas que no tomaron estuvo, por ejemplo, la suspensión de la autonomía vasca. El autogobierno y sus procesos electorales les pareció compatible, incluso, con cien muertos al año. Bien está. Es posible que hicieran lo más conveniente. Pero si lo hicieron, y permitieron que la comunidad vasca se construyera sobre esos cadáveres, sería de agradecer que no trataran ahora, a lo Zapatero, de ganar la guerra civil. El exilio en nada se parece a la muerte. Excepto en que nunca se vuelve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario