El domingo 11 de abril de 1976, a las 11:00 horas, el guardia civil MIGUEL GORDO GARCÍA murió electrocutado en Baracaldo (Vizcaya) al retirar una ikurriña colocada en un cable de alta tensión en la calle León, frente al edificio de Telefónica.
Durante ese fin de semana ETA había incrementado su actividad de colocación de ikurriñas trampa. En algunos casos llevaban explosivos simulados y muchas veces las adosaban a cables de alta tensión. En otras ocasiones, las ikurriñas eran bombas trampa o se utilizaban como forma de tender una emboscada a los miembros de las fuerzas de seguridad. En aquel entonces, el despliegue de ikurriñas no estaba permitido.
Este modus operandi de la banda terrorista ya había provocado el asesinato de miembros de la Guardia Civil. El 5 de octubre de 1975 los guardias civiles Esteban Maldonado Llorente, Jesús Pascual Martín Lozano y Juan Moreno Chamorro fueron asesinados tras retirar una ikurriña en el Santuario de Aránzazu (Guipúzcoa) que fue utilizada por ETA como señuelo para tenderles una emboscada.
Tres meses después, el 17 de enero de 1976, el guardia civil Manuel Vergara Jiménez era asesinado al retirar una bandera que llevaba adosada a su mástil una carga explosiva. Su cuerpo salió despedido a casi veinte metros de distancia.
Con la muerte de Miguel Gordo, en menos de seis meses habían sido asesinados cinco guardias civiles en similares circunstancias. Pocos días después, el 3 de mayo de 1976, el mismo procedimiento se utilizó en el asesinato del también guardia civil Antonio de Frutos Sualdea el 3 de mayo de 1976.
Miguel Gordo, técnico en desactivación de explosivos, había intervenido en varias ocasiones en la retirada de ikurriñas y se había encargado de quitar todas las banderas con explosivo de Vizcaya a lo largo de la última semana. La mañana del 11 de abril se había recibido una llamada telefónica en el cuartel de la Guardia Civil de Baracaldo avisando de la colocación de la bandera en la calle León de la localidad.
Un grupo de especialistas acudió al lugar donde estaba colocada la bandera para retirarla. Miguel se subió a una plataforma de teléfonos, que fue elevada hasta la altura de los cables, y procedió a cortar con unos alicates la argolla metálica que sujetaba la ikurriña a los cables. En ese momento sufrió la descarga eléctrica que le provocó la muerte. Fue trasladado rápidamente al Hospital de Cruces, donde ingresó cadáver. De ahí, el cadáver del agente fue llevado al cuartel de la Guardia Civil de La Salve, en cuya biblioteca se instaló, a las seis de la tarde del domingo, la capilla ardiente.
Un día después de la muerte de Miguel, otra bandera, firmada por ETA, fue colocada en la Parte Vieja de San Sebastián. Estaba unida por cables a dos paquetes, uno de los cuales contenía un potente explosivo.
Miguel Gordo García había nacido el 23 de abril de 1935 en Villabrán de Cea (Palencia), por lo que tenía 41 años cuando falleció. Llevaba 17 años en la Guardia Civil, siendo su primer destino Ochandiano (Vizcaya). Estaba casado y era padre de un niño de seis años. Fue enterrado en Riesgo de la Vega (León), de donde era su viuda.
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