En dos años nos gastamos tres

Rubén Manso.



Varias veces he dedicado estos artículos para comentar las cuentas públicas. Tal vez si vuelvo sobre ellas, piensen ustedes que soy un poco pesado pero uno sabe de números, si es que sabe de algo.  Les he comentado muchas veces que la diferencia entre los ingresos y gastos públicos antes del pago de intereses es negativo, es decir: que la diferencia no da ni para pagar estos. Así, cada año tenemos que endeudarnos en la diferencia anterior y, además, en los intereses de la deuda. Reconducir una situación como la anterior es claro que exige, no sólo una reducción de los gastos públicos, sino, como he insistido otras veces, vender bienes públicos. La finalidad de la venta no puede ser atender el pago corriente de los gastos, que cuanto antes deben ser sufragados con  los ingresos, sino a la amortización de deuda para ir reduciendo deuda y, por tanto, los intereses de la misma.
Los presupuestos de 2010 y 2011
Ahora se han presentado los presupuestos para 2012 de la Administración Central del Estado y los mercados no han reaccionado bien. Me voy a entretener en comentárselos más tarde y ahora lo haré de la ejecución que se ha hecho finalmente de los años 2011 y 2010, ya que recientemente se cerró el primero, y tal vez así podamos, ustedes y yo, comprender por qué la reducción en 28 mil millones de euros del déficit en dichos presupuestos de 2012 puede haber parecido poco a nuestros acreedores.
Los gastos públicos, sin contar intereses, cayeron durante el ejercicio 2011 en un 19,4%. No está nada mal, pero como el gasto por intereses subió en un 13,1%, la caída del total de los gastos ha sido de un 15,9% es decir 28,5 miles de millones de euros. ¿Y los ingresos? Pues cayeron en 23 mil millones de euros en 2011, con lo que el déficit se redujo sólo en 5,5 miles de millones de euros.  Al final, entre 2010 y 2011, el déficit del Estado ha sido de 99 mil millones de euros. O dicho de otro modo, para que se me entienda, el Estado ha necesitado emitir 99 mil millones de euros en dos años, de los que 42 mil millones se han dedicado a pagar intereses y 57 mil millones a cubrir la diferencia entre ingresos y gastos, excluidos intereses. Como las cifras no significan nada, dada la inflación de los números, voy a intentar encontrar una magnitud que nos haga entender a usted y a mí, que son 99 mil millones.
Podría decirles que es, más o menos, el 10% del PIB español. No creo que  esta magnitud les diga nada. Sin embargo, si les comento que el Estado ingresó el año pasado 104 mil millones de euros, es posible que puedan hacerse una idea del problema: el Estado en dos años se ha gastado los ingresos de tres.
Los presupuestos de 2012
Los presupuestos de 2012 pretenden reducir los gastos en 13 mil millones de euros e incrementar los ingresos en 15 mil millones de euros. Al final, una reducción del déficit, si se logran los ingresos, de 28 mil millones de euros. Ese importe, 28 mil millones de euros, es el importe que el Estado pretende pagar de intereses en 2012. Es decir: la intención del Gobierno es la de cubrir todos los gastos, excluidos intereses, con sus ingresos y  refinanciar con nueva deuda dichos intereses. Llegados aquí, ustedes podrán concluir si los presupuestos son o no ambiciosos. Queremos pasar de gastarnos en dos años lo que ingresamos en tres, a gastarnos en cuatro lo que ingresamos en cinco. No cabe duda de que es una mejora, lo que no sé es si les deja muy tranquilos a nuestros acreedores, porque el Gobierno parece que se conforma con que nuestra deuda pública vaya creciendo al ritmo de sus intereses solamente, que no es lento, y que a los tipos medios actuales, se doblaría, la deuda, en el transcurso de 12-15 años.
La reducción de gastos tendrá que ser más acusada en el corto plazo, pero no será suficiente para volver a embridar las cuentas públicas. El Gobierno tiene que comenzar a hablar de la venta de activos públicos, como les decía más arriba, y a abandonar el apoyo financiero a determinados sectores. De momento, parece que habla de vender las entidades bancarias nacionalizadas (No les digo lo que nos ha costado nacionalizarlas, ni qué precio se podrá obtener por ellas o si no será mejor liquidarlas). Nada ha dicho de suspender las ayudas a sus compradores futuros, ni tampoco de la venta de otros activos públicos. Si quieren dejarme sus comentarios, y a un 0,01% del PIB la respuesta, podríamos comenzar por ejemplo con las televisiones públicas…

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