Estoy profundamente descontento con la evidencia de que en este debate sobre el genérico masculino (las marcas blancas de la lengua) los varones siguen cediendo terreno. Es la hora de que alcen su voz ante la proliferación de frases del tipo, tan comunes, como
«Estos gilipollas de Telefónica...»
Donde no solo se repite la circunstancia habitual de que las gilipollas permanezcan en la confortable penumbra sino que, además, tal fenómeno se produce en una personificación teleoperadora del ente Telefónica donde predomina lo femenino, lo que hace aún más injusta la estigmatización del varón por la sobrecarga genérica.
Que el todos y todas no sirva solo para recoger adulaciones, sino también hachazos, eso es lo que, siempre con educación, ha de reclamar el varoncito orgullo de su hogar.
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