El comandante del Ejército del Aire, ARTURO ANGUERA VALLÉS, fue el primer asesinado del año 1992, que se saldaría con otras 25 víctimas mortales más. Hacía el número 43 de los más de 50 asesinatos cometidos por la banda terrorista en Cataluña. Ese año tenía un significado especial: la celebración de las Olimpiadas de Barcelona y de la Exposición Universal de Sevilla hicieron que ETA intensificase sus acciones terroristas ya durante 1991, con 45 asesinados, entre ellos los nueve en el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic el 29 de mayo de 1991, cuatro de ellos niños.
El 6 de enero la Secretaría de Estado para la Seguridad advertía de que las Fuerzas Armadas serían los principales objetivos de los terroristas en ese año olímpico. Dos días después, el 8 de enero de 1992, se produjo el atentado contra el comandante Anguera.
El máximo responsable del sector militar aéreo del aeropuerto de Barcelona fue acribillado a balazos (los terroristas realizaron hasta 26 disparos) mientras se desplazaba en coche. Con él viajaban el teniente Luis Javier Bellota Aznar, alcanzado en las piernas por los proyectiles, y el soldado Jaime Amposta Masdeu, conductor del vehículo, herido de gravedad en el tórax y el abdomen.
El atentado fue obra de un grupo etarra itinerante, entre cuyos integrantes estaba José Luis Urrusolo Sistiaga. Por el asesinato del comandante Anguera fueron juzgados y condenados los etarras Fernando Díez Torres (en 1995) y Urrusolo Sistiaga (en 2002).
Arturo Anguera Vallés tenía 50 años. Era natural de Tortosa (Tarragona). Estaba casado con Roser Blanch y tenía tres hijas de 20, 18 y 16 años (Roser, Blanca y Eliana). Era primo del diputado del PP Juan Manuel Fabra. A su funeral en la catedral de Tortosa asistieron más de tres mil personas. Fue enterrado en su localidad natal, donde una calle lleva su nombre.
Cinco años después, el 8 de enero de 1997 fue asesinado en Madrid JESÚS AGUSTÍN CUESTA ABRIL. Ese año de 1997 estaría unido para siempre con el secuestro, y posterior asesinato, de Miguel Ángel Blanco.
Al teniente coronel Jesús Cuesta le asesinaron en torno a las tres de la tarde cuando se dirigía a su domicilio en el barrio de La Estrella de Madrid. Una terrorista a cara descubierta le disparó dos tiros en la nuca y su compañero le remató con un tercer disparo en el mentón. Además, dispararon, sin lograr alcanzarle, al soldado de reemplazo Alberto Asensio Antón, que hacía labores de chófer del teniente coronel.
Asensio Antón identificó ante la Policía a Ainhoa Múgica Goñi como una de las presuntas autoras del atentado que acabó con la vida de Jesús Cuesta. La etarra pudo participar, además, en el atentado contra José María Aznar, en el asesinato de Francisco Tomás y Valiente y en el atentado con coche bomba perpetrado en Vallecas, entre otros.
El coche que utilizaron para huir fue explosionado junto a un hipermercado, que dejó varias personas heridas, entre ellas al guardia real Carlos Blázquez Mulas, de 45 años, que pasaba por esa zona junto a su mujer embarazada y su hija de corta edad.
Jesús Cuesta Abril, natural de Madrid, tenía 49 años, estaba casado y era padre de dos hijos de nueve y diez años. Tenía un excelente currículum (licenciado en Derecho y Ciencias Económicas, hablaba varios idiomas), y se encontraba barajando, en el momento de su asesinato, la posibilidad de trasladarse a EEUU al habérsele propuesto impartir varios cursos en ese país.
El funeral, celebrado en el Cuartel General del Ejército, se convirtió en un homenaje al militar asesinado y en una muestra de solidaridad hacia José Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux, que en esos momentos estaban secuestrados en manos de ETA.
La viuda de Jesús Cuesta, Carmen Esteban, dio muestras de una enorme entereza, algo que resaltaron todos los medios de comunicación.
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