El 3 de enero de 1979 ETA dejó su impronta con el asesinato en Madrid del general CONSTANTINO ORTÍN GIL. El gobernador militar de Madrid fue asesinado en torno a las tres de la tarde cuando entraba en su domicilio, por cuatro individuos que le dispararon a bocajarro. Uno de los disparos fue en la frente, mortal de necesidad, por lo que la víctima ingresó cadáver en la Residencia Francisco Franco. Era natural de La Ñora (Murcia), casado y sin hijos.
Años después se sabría que el asesinato fue ordenado por Txomin Iturbe Abasolo al grupo etarra Argala, un grupo secreto formado exclusivamente por ciudadanos franceses, dirigidos por Henri Parot, que cometió una treintena de asesinatos en 12 años. La historia de esta célula secreta de ETA terminó en 1990 con la detención en Sevilla de Parot. Este hecho tuvo su importancia en la mejora de la colaboración hispano-francesa. En 1991, Henri Parot fue condenado a 27 años por este atentado.
El 3 de enero de 1981 fallece el industrial JOAQUÍN MARTÍNEZ SIMÓN, que no pudo superar las graves heridas que le produjo el brutal atentado cometido el 27 de noviembre de 1980 con un coche bomba situado enfrente de un bar de Logroño. Su amigo, el inspector de policía Carlos Fernández Valcárcel, sobrevivió hasta el 2 de diciembre, mientras que Miguel Ángel San Martín Fernández falleció en el acto.
Martínez Simón fue intervenido durante tres horas de heridas múltiples en todo el cuerpo, fracturas en ambas piernas y quemaduras, y fue preciso amputarle las dos piernas a la altura de la rodilla. Sin embargo su estado fue agravándose con el paso de los días. La muerte le sobrevino poco antes de las tres de la tarde del 3 de enero de 1981 en la Clínica Universitaria de Pamplona, como consecuencia de un shock séptico debido a las heridas provocadas por la metralla.
Sólo sobrevivió el cuarto amigo, José Luis Hernández Hurtado, que el 27 de noviembre de 2010, treinta años después, relataba en larioja.com que todavía sueña con el atentado. José Luis tenía entonces 40 años: "Lo recuerdo como si hubiese sido ayer (...) Salvé la vida milagrosamente ya que el cuerpo de Miguel Ángel San Martín me hizo de coraza". José Luis recuerda hasta el orden de salida del bar: "Primero Carlos, luego San Martín, que medía 1,85 metros y pesaba cien kilos, y después yo, que mido 1,69 y pesaba 68 kilos. El último, Joaquín".
Como consecuencia de la explosión se abrió un gran socavón en la calle. El turismo Seat 124 saltó por los aires a 25 metros de altura y algunos de sus restos se hallaron a 50 metros de distancia. El etarra que preparó el brutal atentado fue Juan Manuel Soares Gamboa, hoy arrepentido. Sin embargo José Luis Hernández Hurtado responde tajantemente sobre la posibilidad de perdonarle: "No lo voy a perdonar nunca. Una cosa es despreciar, olvidar... pero, por favor, perdonar no". Soares Gamboa fue condenado en 1996 a tres penas de 17 años de reclusión menor por cada una de las muertes que provocó este atentado. Anteriormente, en 1982, fue condenado por el mismo atentado el etarra Isidro Echave Urrestrilla.
Joaquín Martínez Simón, industrial propietario de Manufacturas Ruxi y Corsetería Marta, tenía 45 años, estaba casado y era padre de cuatro hijos.
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