Gabriela Calderón es editora de ElCato.org, investigadora del Cato Institute y columnista de El Universo (Ecuador).
Washington, DC— Mi prima me preguntó quién era el Ché puesto que un amigo de ella andaba con una camiseta “chévere” de este personaje. Yo le dije que una camiseta de una persona que representa la intolerancia pura me parecía de mal gusto.
Nuestro presidente y Auki Tituaña, gobernador de Cotacachi, son admiradores del Ché. Asumo que ellos, como muchos jóvenes que portan la camiseta del Ché, desconocen que Ernesto Ché Guevara de la Serna ejecutó a sangre fría a por lo menos 216 personas en la Sierra Maestra (1957-1958), en Santa Clara (1959), y en la prisión en la fortaleza de La Cabaña (1959) sin juicio previo1. Ante la duda, decía el Ché a sus subordinados, era mejor matar2.
En el magistral ensayo de Álvaro Vargas Llosa, “ La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista ”, se describe que el revolucionario tuvo la oportunidad de implementar su visión económica de “justicia social” como director del Banco Nacional de Cuba y del Departamento de Industria del Instituto Nacional de la Reforma Agraria (1959) y luego como ministro de industrias (1961). Durante el periodo en que controló gran parte de la economía cubana, la industria azucarera prácticamente colapsó, la industrialización fracasó y se introdujo el racionamiento del consumo —todo esto en lo que había sido una de las cuatro economías latinoamericanas más avanzadas hasta antes de la dictadura de Batista3.
El Ché tenía una determinación feroz: “ El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal”4 . Según la biografía de Guevara de Philippe Gavi, el Ché se jactaba de que “su país (Cuba) estaba dispuesto a arriesgar todo en una guerra atómica de inconcebible destrucción para defender un principio”5.
El líder egipcio Gamal Abdel Nasser cuenta que Guevara le preguntó que cuántas personas habían dejado su país a raíz de la reforma agraria. Cuando Nasser contestó que nadie se había ido el Ché le dijo enfurecido que la manera de medir la profundidad del cambio es con el número de personas que “sienten que no hay lugar para ellos en la nueva sociedad”6.
Los que portan las camisetas “Ché”veres seguramente no saben que este argentino sanguinario incitaba a “ Crear dos, tres...muchos Viet-Nam”7. Y finalmente, el gobernador Tituaña seguramente no sabe que el retratado en su oficina (el Ché) escribió desairado en Bolivia que “Las masas campesinas no nos ayudan en absoluto” y que además fue capturado ahí por falta de apoyo local8.
Es desagradable tener un doble estándar moral: mientras que el mundo se escandalizó, con razón, porque el príncipe Harry de Inglaterra portó un disfraz de Nazi para una fiesta de Halloween, nadie dice nada de todo aquel (incluido Carlos Santana en los Oscares del 2006) que anda “a la moda” portando el rostro de un asesino en su camiseta.
La diferencia entre los Nazis y el Ché es solamente una de grados, no de naturaleza.
Ambos eran violentos enemigos de la libertad.
Este artículo fue originalmente publicado en El Universo (Ecuador) el 1 de mayo de 2007.
Referencias
1 Armando Lago M. “216 Documented Victims of Ché Guevara in Cuba: 1957 to 1959” in The Human Cost of Social Revolution. Septiembre de 2005. Disponible aquí: http://www.cubaarchive.org/downloads/CA08.pdf
2 “Guevara: Anatomía de un mito”. Disponible en www.cubaliberal.org. Instituto de la Memoria Histórica Cubana en contra del Totalitarismo y disponible también en Youtube y GoogleVideo. El video es de 1:10 minutos de duración
3 Álvaro Vargas Llosa. “ La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista”. The New Republic, 11 de Julio de 2005. Disponible en: http://www.elindependent.org/articulos/article.asp?id=1535
4 Ernesto Ché Guevara. “Mensaje a la Tricontinental”. Abril-Mayo de 1967. Disponible en: http://www.filosofia.org/hem/dep/cri/ri12094.htm
5 Philippe Gavi citado en Ibid., Vargas Llosa.
6 Ibid., Vargas Llosa.
7 Ibid., Mensaje a la Tricontinental.
8 Ibid., Vargas Llosa.
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