Vía Libertad Digital.
El 3 de agosto de 1985 el artificiero de la Guardia Civil FERNANDO AMOR CALVO falleció durante el proceso de desactivación de un artefacto explosivo colocado por la banda terrorista ETA en Luyando (Álava). La bomba, seis kilos de Goma 2 dentro de una caja de galletas, había sido colocada junto a la puerta del disco-pub El Peñón.
Hacia las seis de la mañana de ese día, un comunicante anónimo alertó a la Cruz Roja de Amurrio de la colocación del explosivo en el vecino pueblo de Luyando. Desde la Cruz Roja dieron aviso a la Ertzaintza, que todavía no disponía de una unidad de artificieros. Ese fue el motivo por el que recurrieron a los expertos de la Guardia Civil.
Tras desalojar las viviendas próximas al pub, los artificieros de la Benemérita intentaron en un primer momento provocar la explosión del artefacto empleando agua a presión y efectuando varios disparos. Al no conseguirlo decidieron desactivarlo manualmente. En el momento en el que Fernando Amor Calvo se disponía a hacerlo, el artefacto estalló.
El artificiero fue trasladado inmediatamente al Hospital de Cruces de Bilbao, donde fue atendido por un equipo de médicos desde primeras horas de la mañana. Presentaba fracturas de cráneo y pierna derecha, amputación traumática de ambas manos y estallido pulmonar bilateral. Falleció a las 12:30 horas.
Fuentes oficiales señalaron que la colocación del artefacto tenía por objetivo el disco-pub El Peñón y descartaron que fuera una bomba trampa destinada a atentar contra la Guardia Civil.
La capilla ardiente quedó instalada en el cuartel de la Guardia Civil de Vitoria y los funerales religiosos se celebraron al día siguiente, 4 de agosto, a la una del mediodía en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores de la capital alavesa. El féretro fue conducido por compañeros de la víctima desde el acuartelamiento de la Guardia Civil de Sansomendi hasta la iglesia. El funeral estuvo presidido por el director de la Seguridad del Estado, Julián Sancristóbal -que acudió a Vitoria en representación del ministro del Interior, José Barrionuevo-; el director de la Guardia Civil, general José Antonio Sáenz de Santamaría; los gobernadores civiles de Álava y Vizcaya, y mandos de la Policía Nacional, de la propia Guardia Civil y de la Ertzaintza.
Fernando Amor Calvo, de 25 años de edad, era natural de San Saturnino (La Coruña). Llevaba en la Guardia Civil desde 1981 y pertenecía al equipo de los Tedax de la Comandancia de Álava. Se había casado unas semanas antes de su fallecimiento, en el mes de junio.
María Paz Diéguez Fernández tenía 57 años y era natural de Martiño-O Bolo (Orense). Estaba casada con Albino Fernández Cueto y tenía dos hijos. Su funeral y entierro tuvieron lugar el 6 de agosto en su localidad natal, sin presencia de autoridades oficiales por expreso deseo de la familia.
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