LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - La necesidad de ahorrar recursos en el sistema de atención primaria de salud, exige que los médicos indiquen estudios que no generen gastos innecesarios. “La medicina en Cuba es gratuita; pero cuesta”, repite cada día un eslogan de la televisión.
Este retorno al método clínico en consultorios y policlínicas del país, ha sido bautizado por la población como el “toca-toca”. El término alude al empleo del tacto para obtener diagnósticos sin tener que acudir al equipamiento técnico de un centro asistencial
Pero si en tiempos mejores las indicaciones médicas de análisis o rayos X no se realizaban por falta de reactivos y otros materiales, ahora muchos piensan que será peor. El criterio anterior está bastante generalizado. Pacientes que asistían este lunes a la policlínica Manduley, en Centro Habana, dicen haber pagado dos dólares por cada placa en uno u otro laboratorio de la capital; esto en un país donde la inmensa mayoría no gana más de 20 dólares mensuales.
“Si antes del método clínico tenía que acudir a un amigo para que me resolviera, no sé lo que tendría que hacer hoy”, expresó en la cola de la consulta Ángel Luís Ferreiro, un joven operado de un riñón.
Una señora que dijo haber fingido un fuerte dolor de cabeza, con mareos y pérdida de la visión para lograr que le hicieran una placa en la columna vertebral, dijo que los médicos cubanos son muy buenos, pero “con el toca-toca no”.
La mayoría de los allí reunidos señaló que los servicios médicos eran de calidad, pero fallaban por el robo y la corrupción. Algunos más informados se preguntaban: ¿por qué para unos sí, y para otros no? O, ¿cómo con dinero sí, y sin dinero no?
Los cubanos están cada vez más preocupados con el tema de la salud. Acostumbrados a escuchar una y otra vez que la medicina cubana cuenta con tecnología de punta, no asimilan que a través de un simple apretón se determine un cálculo renal. Tampoco que unos golpecitos en la espalda basten para diagnosticar si tienen dañado un pulmón.
Y eso que la mayoría de la gente todavía no sabe que 47 mil 421 técnicos, enfermeras y auxiliares fueron dados de baja del sector, según datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE). Esos despidos representaron una reducción del 14 por ciento del personal de la salud, en el año 2010. Y este año van por más.
Como dicen nuestros dirigentes, los trabajadores de la salud “no quedarán desamparados”. De seguro tratarán de enrolarse en alguna misión internacionalista. Desamparados quedarán muchos pacientes por falta de personal que les preste una adecuada atención.
Los médicos son harina de otro costal; se han convertido en uno de nuestros principales productos de exportación. En número considerable y desde hace años son sustituidos en cuerpos de guardia y hospitales por jóvenes de otras naciones, que estudian la carrera de medicina en diversas facultades del país.
Ahora, con el toca-toca, tendremos que acudir a adivinos o curanderos, para saber si tenemos altos los triglicéridos o el colesterol.
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