Espada sobre periódicos, cultura y ciencia.
Destaco:
La principal aportación del periodismo a la cultura fue incorporar la erudición al periódico. Pero los eruditos se han vuelto a casa. El sistema público de la cultura ya les permite vivir sin el periódico, es decir, sin la comunicación generalista. No necesitan el periódico para vender sus libros ni sus descubrimientos. Esto es especialmente hiriente en el campo de la ciencia, que a diferencia de las humanidades no se acercó demasiado al periodismo...
...el artículo de Judt...«Cuando las palabras pierden su integridad también lo hacen las ideas que expresan.»...este párrafo, concreto, tan triste y postrero: «En las garras de un desorden neurológico, estoy perdiendo rápidamente el control de las palabras, mientras que mi relación con el mundo se ha reducido a ellas.»
En manos de Gómez y Trinidad:
Uno de los últimos artículos de Tony Judt, en el Guardian. Esta frase en passant: «Una época en que los eruditos han perdido el interés por la comunicación.» Es exacto. Y el principal problema de la cultura. La principal aportación del periodismo a la cultura fue incorporar la erudición al periódico. Pero los eruditos se han vuelto a casa. El sistema público de la cultura ya les permite vivir sin el periódico, es decir, sin la comunicación generalista. No necesitan el periódico para vender sus libros ni sus descubrimientos. Esto es especialmente hiriente en el campo de la ciencia, que a diferencia de las humanidades no se acercó demasiado al periodismo ni siquiera en la época optimista del generalismo. Lo que, desde luego, contribuye a explicar el desequilibrio entre ciencia y letras en el discurso periodístico: los novelistas y los historiadores siempre necesitaron al periódico desde un punto de vista comercial. La renuencia del erudito es explicable, y aún más después de internet. Todas sus necesidades aparecen cubiertas. Entre ellas, la comunicación con sus pares, que es el único interés comunicativo que conservan. Pero su abandono es dejar al periódico en manos de Trinidad y Gómez. Y con el periódico, la sociedad.
Hay otro asunto, dramático, en el artículo de Judt. En un momento, y a propósito de las palabras y las ideas, se abandona al tópico. «Cuando las palabras pierden su integridad también lo hacen las ideas que expresan.» Pero la inexactitud de esta idea es el propio artículo que está escribiendo y este párrafo, concreto, tan triste y postrero:
«En las garras de un desorden neurológico, estoy perdiendo rápidamente el control de las palabras, mientras que mi relación con el mundo se ha reducido a ellas.»
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