Artículo de Carlos Rodríguez Braun sobre uno de sus temas favoritos: los impuestos.
Al leer el artículo me queda la sensación de que o nos toman por tontos o lo son quienes dicen determinadas cosas.
Bajar impuestos es perfectamente posible, hay que reducir y ajustar el gasto.
La negrita es mía.
ARTÍCULO:
Se nos asegura que hay una cosa que no puede ser y además es imposible: los impuestos no pueden bajar. Jordi Sevilla resumió el pensamiento único en «El Mundo»: «Bajar impuestos no será ni de izquierdas, ni de derechas, sino simplemente imposible. Ello situará el debate en sus términos clásicos: quiénes pagan, cuándo y de dónde».
Curiosamente, a la hora de ir más allá de este tipo de proclamaciones, vemos que más allá no hay nada. Un argumento muy utilizado para explicar por qué los impuestos tienen que subir es que todos los gobiernos lo hacen y todas las instituciones lo recomiendan. Como si eso fuera un argumento, como si probara su veracidad, como si todo el mundo no hubiese coincidido alguna vez en jurar que la Tierra era plana e inmóvil, o los negros una raza inferior, o que las mujeres no tenían derecho al voto.
Llama la atención la falta de reflexión sobre la coincidencia política, que suele ser bastante amplia, y sobre su posible relación con el interés de los propios gobernantes. Mientras se hurta el debate sobre los principios, se nos acorrala con la idea de que como hay que reducir el déficit nuestros gobernantes se van a ver forzados a violar aún más nuestra cartera (a eso llama Sevilla «términos clásicos»), por supuesto por nuestro bien y porque los que mandan deben repartir los costes de la crisis ¡entre aquellos que ellos mismos aseguran que no somos responsables de la misma!
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