El comportamiento de las personas es muy variado, incluso la misma persona puede tener comportamientos distintos en situaciones similares. Pero hay un tipo de comportamiento muy extendido que se da antes de y después de que algo suceda.
Hay gente que antes de tomar una decisión o antes de que suceda algo mantienen una actitud tranquila, no clara, no directa, no mandatoria. Para no mojarse. Para no poder ser acusados de haberse equivocado si algo sale mal. Pero en cuanto las cosas suceden, y si se acomodan a lo que tibiamente habían indicado, explotan y tienen una decisión envidiable. ¡Ellos ya sabían lo que iba a pasar! ¡Y no se les hizo caso! ¡Ya lo habían dicho antes! Unos genios, la clarividencia hecha persona. Lástima que esa misma decisión no estuviera presente para convencer antes a los demás.
¿Por qué esa falta de humildad? ¿Por qué esa exposición al ridículo? No cabe duda que todo el mundo que ha visto la jugada de cerca se da cuenta de su treta. Pero habrá algún incauto que les crea y que incluso les tenga por auténticos gurús.
Pasa en todos los ámbitos de la vida, desde las pequeñas decisiones del día a día, pasando por proyectos más o menos grandes y hasta en el análisis de las crisis de países.
Creo que hay que ser firme y tratar de analizar las cosas antes de que sucedan. Razonando por qué se elige una solución o un camino. Ahí es donde se debe demostrar carácter y fuerza. Siempre con humildad y honestidad.
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