He conseguido escribir con todas las interrupciones imaginables, que era, al parecer, de lo que se trataba, porque vivir está hecho de interrupciones.Sin duda es algo que nos pasa siempre, pensamos que la vida es un remanso de paz y que tendremos siempre las mejores condiciones para realizar nuestras tareas. El famoso: ya lo haré mejor.
Por ejemplo, recuerdo que cuando tomaba apuntes en el colegio o en la universidad, siempre pensaba que luego los haría mejor. Pero la realidad suele ser que hacemos las cosas, una sola vez. El tiempo es oro y no estamos como para regalarlo.
En mi caso, mi pasión es leer, y siempre que puedo lo hago, en cualquier ocasión saco el iPad, el iPhone, o lo que se tercie, y me pongo a leer. Hay cosas que merecen más atención, otras que merecen una lectura en diagonal, otras que hay que guardar para más tarde porque tienen un interés mayor o exigen otro ambiente, etcétera. Si estoy haciendo otra cosa, me concentro en esa cosa, pero si puedo aprovechar la más mínima oportunidad para leer lo hago, antes de dormir, al despertar, en el taxi, etcétera.
Si esperase a estar sentado, sin ruido, con la mente despejada, con tiempo, es decir, en las condiciones ideales, no leería ni un 10% de lo que leo. El estar alerta y no tener problemas para adaptarme al ambiente me permite acceder a mucha información.
El conocimiento se adquiere por muchas vías, y una de ellas es accediendo a mucha información, teniendo capacidad de seleccionar lo más adecuado y digerirlo. Eso es lo mejor de Internet, la cantidad de información lista para ser aprovechada, no importa el tema, siempre hay gente que ha pensado y ha escrito sobre ello, unos de mejor manera que otros, pero siempre hay información disponible, y a solo un clic. ¡Qué hacíamos antes sin Internet!
Todo lo anterior se resume en Google. Sin Google no hay Internet.
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