A las ocho de la tarde del sábado 25 de noviembre de 1978 la banda terrorista ETA asesinaba en Amorebieta (Vizcaya) al taxista ELÍAS ELEXPE ASTONDOA en el caserío familiar Zubieta Barri. Su hija menor, Edurne, que acababa de subir a la segunda planta del caserío, oyó el motor de un coche que se detenía y, segundos después, dos detonaciones. "Al principio pensé que era el cartero, pero poco después sonaron dos disparos y cuando bajé encontré a mi padre en el suelo muerto" (El País, 28/11/1978).
Unos veinte minutos antes del atentado tres individuos jóvenes, dos de ellos armados, habían robado a punta de pistola un vehículo Seat 124 en las inmediaciones de la estación de Guernica. Los individuos hablaban entre sí en euskera, según relató a la Policía el propietario del coche.
Elías Elexpe se encontraba esa tarde en su domicilio escuchando las noticias de las ocho de la tarde en Radio Nacional, cuando alguien llamó a la puerta. Nada más abrir, un pistolero de la banda le descerrajó dos tiros que le provocaron la muerte en el acto. La Policía recogió posteriormente dos casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum, marca FN.
ETA militar reivindicó el 26 de noviembre el asesinato de Elías Elexpe, mediante un comunicado enviado a diversos medios de comunicación bilbaínos en el que acusaba al taxista asesinado de ser "colaborador de las fuerzas represivas y confidente" (Diario 16, 28/11/1978). En la misma nota, la banda terrorista se atribuía el atentado contra el Bar París de Sopelana (Vizcaya), ocurrido un día antes del asesinato del taxista, y otro llevado a cabo días antes en Villafranca de Ordicia contra el coche y el domicilio de la familia Apellániz, como advertencia a sus propósitos de trasladar la fábrica de su propiedad fuera del País Vasco.
Elías Elexpe Astondoa tenía 56 años. Estaba casado y tenía dos hijas, Pilar y Edurne. Natural de la localidad vizcaína de Aránzazu, en el valle de Arratia, era euskaldún, igual que toda su familia. Ésta comentó que Elías era de ideología de derechas, pero sin pertenecer a ningún partido concreto, y que había sido miembro de la Guardia de Franco. Por este motivo había sido amenazado en varias ocasiones, por lo que no solía abrir la puerta de su domicilio sin identificar previamente al visitante. Por este motivo se barajó la hipótesis de que Elías conociese a su asesino. El funeral por su alma tuvo lugar el 26 de noviembre en la parroquia de los Padres Pasionistas del barrio de Euba (Amorebieta).
El 25 de noviembre de 1985 la banda terrorista ETA asesinó a tres personas en dos atentados distintos con pocas horas de diferencia entre uno y otro. El primero de ellos tuvo lugar a las 8:20 horas en el barrio de la Paz de San Sebastián, cuando un microbús con seis militares a bordo fue ametrallado por tres miembros de la banda, provocando la muerte de JOSÉ MANUEL IBARZÁBAL DUQUE, marinero de segunda de la Armada, y RAFAEL MELCHOR GARCÍA, cabo primero radiotelegrafista. Los dos militares se dirigían a la Comandancia de Marina de Pasajes en el vehículo oficial que, tras el ametrallamiento, se estrelló contra un árbol.
José Manuel Ibarzábal, que conducía el microbús, salió corriendo, pero fue perseguido por uno de los terroristas, que lo acribilló a tiros hasta acabar con su vida. Rafael Melchor García intentó repeler la agresión "utilizando varias veces su pistola antes de ser alcanzado mortalmente" (El País, 26/11/1985).
Resultaron también heridos de diversa consideración otros tres ocupantes del vehículo: el cabo segundo Luis Ángel Carballo Bahamonde, el alférez médico Manuel Rodríguez Santisteban, yDaniel Asensio Foriza.
Tras cometer el atentado, los terroristas huyeron en un vehículo donde les esperaba un cuarto miembro de la banda. El coche había sido robado a punta de pistola en Rentería en torno a los ocho de la mañana. Su propietario, que permaneció en el maletero todo el tiempo, consiguió liberarse cuando los terroristas abandonaron el vehículo en el barrio donostiarra de Bidebieta gracias a una llave fija que se encontraba en el interior.
En 1990 la Audiencia Nacional condenó a Ignacio Erro Zazu, alias Pelos, y Estanislao Echaburu Solabarrieta, alias Iván, a sendas penas de 58 años de reclusión mayor por el asesinato de los dos militares, y a 25 años de prisión mayor por los cuatros delitos de asesinato en grado de frustración, además de a otros 10 años por un delito de detención ilegal.
En el ametrallamiento del autobús militar también participó Ángel María Galarraga Mendizábal, aliasPototo. El 14 de marzo de 1986 Pototo fue sorprendido por una patrulla de la Policía Nacional junto a Erro Zazu, Pelos, cuando preparaban un coche bomba en el paseo de La Concha de San Sebastián. El policía nacional José Antonio Álvarez Díez se acercó a identificarlos y recibió dos disparos a bocajarro. En el tiroteo posterior Galarraga resultó muerto, mientras que Pelos logró huir. Erro Zazu, por su parte, sería detenido un año después en una operación en Pasajes de San Pedro en la que, durante el enfrentamiento con la Policía, murió la etarra Lucía Urigoitia Ajuria.
José Manuel Ibarzábal Duque tenía 20 años. "Era un chico extraordinario. Siempre estaba pendiente de los demás. Nunca nos había causado ningún disgusto. Sólo tenía veinte años, era casi un niño", relataba su desconsolada madre, Felisa Duque (El Diario Vasco, 26/11/1985). Natural de San Sebastián, estaba cumpliendo el servicio militar en su ciudad natal. Gran deportista, había ganado el campeonato de bateles en el País Vasco. José Manuel erasimpatizante de Herri Batasuna, según confirmó el dirigente de la coalición proetarra Jon Idígoras, que expresó el dolor que le producía "la muerte de un compañero" pero señalando que no cambiaba "la valoración política que nosotros venimos haciendo de la situación, y el atentado no hace sino reafirmarnos en la necesidad de que exista una solución política". De hecho, todas las fuerzas políticas condenaron el atentado a excepción de HB. José Manuel, por otra parte, era familiar de Eugenio Ibarzábal, por entonces portavoz del Gobierno vasco, primo carnal de José Ramón Ibarzábal, padre de la víctima.
Rafael Melchor García, de 26 años, era natural de Castillo de Val (Burgos), aunque desde hacía seis años su familia vivía en Córdoba, ciudad a la que había sido trasladado su padre, José Melchor Tubina, practicante de profesión. Estaba casado con María del Carmen Guillermo y tenía dos hijos. Sus restos mortales fueron enterrados en el cementerio de San Rafael de su ciudad natal el 27 de noviembre, tras el funeral que se celebró en el Hospital Militar de Córdoba, donde se había instalado la capilla ardiente. Antes de ser trasladado a San Sebastián el cabo asesinado había prestado servicio en San Fernando y Vigo.
Quince horas después, a las once y cinco de la noche del 25 de noviembre de 1985, la banda terrorista ETA volvía a asesinar, esta vez en Pasajes (Guipúzcoa) al guardia civil ISIDORO DÍEZ RATÓN, que fue ametrallado en el barrio de San Pedro de esta localidad, cerca del muelle. Isidoro y su compañero, el guardia civil Juan Corrales Pozas, tenían encomendada esa noche la vigilancia del puerto.
Ambos guardias civiles se apearon del vehículo oficial, en la zona de pescaderías del puerto de Pasajes, en torno a las once de la noche. Entraron en un bar próximo y, al salir del mismo, fueron ametrallados por varios miembros de ETA que les estaban esperando en la calle. Mientras que Juan Corrales intentó repeler el ataque y consiguió esquivar los disparos refugiándose en el bar, Isidoro Díez recibió un impacto de bala y murió media hora después en el Hospital Nuestra Señora de Aránzazu, adonde había sido trasladado por una ambulancia de la asociación de ayuda en carretera Detente y Ayuda (DYA).
Los terroristas emprendieron la huida en un vehículo que había sido robado por la mañana en un garaje de San Sebastián, llevándose por la fuerza al propietario y a una segunda persona que le acompañaba. Ambos fueron encadenados a un árbol y abandonados en el monte de Ulía.
En el asesinato de Isidoro Díez Ratón participaron cuatro o cinco terroristas. En septiembre de 1989, fue juzgado y condenado por la Audiencia Nacional Pedro María Fernández Arguilea, aliasKepa Manejos, en el primer juicio celebrado tras el asesinato de la fiscal Carmen Tagle. La pena impuesta fue de 29 años de cárcel por atentado contra las Fuerzas de Seguridad con resultado de muerte, con los agravantes de alevosía y premeditación, y una segunda pena de 19 años por intento de asesinato en grado de frustración. Durante el juicio, Fernández Arguilea, miembro del grupo Pakito de ETA, fue expulsado de la sala cuando al finalizar el juicio manifestó que "quería rendir homenaje" a sus compañeros caídos. Detenido en 1987, en junio de 1994 Kepa Manejosapareció en Televisión Española con el rostro oculto para criticar la "lucha armada" y colocarse a favor de las instituciones: "No tengo miedo a que me expulsen de ETA porque, si se sigue con la lucha armada, me salgo yo, me desvinculo solo". ETA dijo entonces en un comunicado que había hecho "el juego vergonzosamente al Estado español". Su imagen tapada fue identificada y días después aparecieron pintadas frente al domicilio de su hermana en Pasajes en las que le acusaban de traidor. En junio de 1995, y con la oposición del Partido Popular, la juez de vigilancia penitenciaria de Bilbao, Ruth Alonso, le concedió el tercer grado penitenciario habiendo cumplido sólo 8 años de los 70 a los que fue condenado (El País, 26/07/1995).
Otros tres presuntos autores del ametrallamiento fueron Alejandro Auzmendi Ilzarbe, Luis María Zabaleta Mendía y Miren Bakartxo Arzelus. Los tres murieron en un enfrentamiento con la Guardia Civil de Pasajes el 15 de enero de 1986 cuando fueron sorprendidos después de ametrallar a un camión francés en el mismo punto de la autopista Bilbao-Behovia desde el que se habían perpetrado con anterioridad acciones similares. En una de esas emboscadas contra camiones franceses fue asesinado hacía poco más de un año el policía nacional Mohamed Ahmed Abderrahmán.
Meses después, en diciembre de 1986, fue detenido Ignacio Orotegi Otxandorena, condenado también por el asesinato de Isidoro Díez Ratón. Con penas que suman 253 años de cárcel por distintos atentados, Orotegi no salió de prisión, prevista para 2007, por aplicación de la doctrina Parot, retrasándose su excarcelación a 2016. Orotegi ha sido uno de los últimos presos en decir "no" a ETA y pedir perdón a las víctimas. En octubre de 2011 ha firmado un documento de arrepentimiento uniéndose a lo hecho anteriormente por históricos asesinos de la banda, comoTxelis y La Tigresa. Fuentes penitenciarias han señalado que, al menos en los últimos años, Orotegi ha sido un recluso ejemplar, por lo que fue trasladado desde la cárcel de La Lama a la de Zuera, en Zaragoza (ECD, 03/10/2011)
Isidoro Díez Ratón, de 39 años, estaba destinado en el Servicio Fiscal de Aduanas de la Guardia Civil. Era natural de Zamora, estaba casado y tenía cuatro hijos, con los que vivía en Irún. Llevaba nueve años destinado en Guipúzcoa.
Al día siguiente, 26 de noviembre, se celebró un funeral conjunto por los tres asesinados en los dos atentados del día anterior en la basílica de Santa María de San Sebastián con la asistencia del ministro de Defensa, Narcís Serra, entre otras personalidades.
En torno a las 23:00 horas del 25 de noviembre de 1991 dos miembros de la banda terrorista ETA irrumpieron en el pub Chaplin, barra americana del barrio de Larratxo de de San Sebastián, y acribillaron a balazos a su dueño, JOSÉ JAVIER URRITEGUI ARAMBURU, que se encontraba detrás de la barra. Los dos terroristas entraron en el pub a cara descubierta y armados con una pistola y un subfusil. En ese momento se encontraban en el interior del club cuatro mujeres, tres de ellas extranjeras. José Javier falleció antes de que llegasen las asistencias sanitarias. Cuando llegó la Guardia Civil, sólo se encontraba una de las testigos, pues las otras mujeres habían abandonado precipitadamente el local al carecer de documentación para residir en España.
Los pistoleros de la banda salieron corriendo del establecimiento y bajaron por unas escaleras hasta el vehículo en el que emprendieron la huida en dirección a Pasajes. El vehículo había sido robado a las siete y media de la tarde en Hernani y fue encontrado por la Policía a las 23:30 horas a un kilómetro del lugar del los hechos. Al propietario del mismo lo habían dejado atado a un árbol en el monte de Santa Bárbara.
La banda terrorista ETA asumió la autoría del atentado en un comunicado enviado al diario Egin el 3 de diciembre en el que acusaba a la víctima de estar vinculado con el tráfico de drogas. José Javier Urritegui llevaba sólo quince días regentando el pub. Su anterior propietario había sido acusado por chivatos de la banda de traficar con drogas, y su nombre figuraba en unos papeles que la Guardia Civil incautó al grupo Donosti de ETA cuando fue desarticulado meses antes, en agosto de 1991. Es decir: ETA asesinó a José Javier por error, pues su objetivo era asesinar al anterior dueño, que había abandonado San Sebastián y traspasado el negocio precisamente por las amenazas recibidas desde el entorno de la banda. Cuatro días después del asesinato de José Javier, el anterior propietario del pub se defendió en una entrevista emitida en la ETB en la que aseguró que "nunca podrán demostrar que yo haya estado relacionado con la droga" (El Diario Vasco, 28/11/1991).
En el año 1997 la Audiencia Nacional condenó a Mario Artola Mendibe y a Oroitz Salegi García a penas de 30 años de reclusión mayor por un delito de asesinato consumado, con la circunstancia agravante de premeditación. Mario Artola Mendibe, miembro del grupo Leizarán de ETA, fue detenido en enero de 1992 en San Sebastián, en una operación de las Fuerzas de Seguridad en la que el etarra fue herido en un tobillo tras oponerse a su detención haciendo uso de una pistola. Oroitz Salegi García fue detenido en San Juan de Luz por la Policía de Aire y Fronteras (PAF) francesa en mayo de 1992.
José Javier Urritegui Aramburu tenía 24 años y era vecino de la localidad guipuzcoana de Lasarte-Oria. En febrero de 2011 el Ayuntamiento de Lasarte-Oria, con motivo del 25 aniversario de su constitución como municipio, organizó un homenaje a las ocho víctimas mortales de la banda que tenían relación con la localidad. Entre los recordados ese día estaba José Javier Urritegui. En el acto se presentó y se leyeron algunos fragmentos del libro Ausencias, que reúne las semblanzas de los ocho asesinados por la banda.
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