Hacia las 13:00 horas del sábado 8 de octubre de 1977 la banda terrorista ETA asesinaba en Guernica disparando varias ráfagas de metralleta al presidente de la Diputación de Vizcaya, AUGUSTO UNCETA BARRENECHEA, y a los guardias civiles ANTONIO HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ-SEGURA y ÁNGEL RIVERA NAVARRÓN, que formaban parte de su escolta.
Como todos los sábados a la misma hora, Augusto Unceta se dirigía a jugar un partido de pala con unos amigos al frontón Jai Alai de Guernica, tras haber estado en la fábrica de armas Astra, Unceta y Cía. fundada por su padre. Al llegar al mismo, estacionó su vehículo en un aparcamiento próximo, mientras que los dos guardias de su escolta, que viajaban en otro vehículo, se detuvieron un poco más adelante. En el momento en que abrió el maletero para coger la bolsa con su ropa de deporte, recibió un primer impacto de bala en la cabeza, al que siguió una ráfaga de ametralladora. Fue acribillado a tiros, recibiendo once impactos de bala que le causaron la muerte en el acto.
Sus escoltas dieron marcha atrás para alejarse del foco de los disparos, pero chocaron con otro turismo ocupado por tres personas. Antonio Rivera y Ángel Fernández fueron tiroteados por los terroristas desde el Seat 1430 con el que se habían desplazado hasta el frontón y en el que habían estado esperando la llegada del presidente de la Diputación. Los dos agentes consiguieron salir del vehículo y uno de ellos llegó a sacar su pistola, pero no pudo responder al fuego de los terroristas. Antonio Rivera recibió diecisiete impactos de bala, mientras que Ángel Fernández fue alcanzado por doce.
Este atentado se producía a las pocas horas de que ETA militar declarara a Radio Popular de Bilbao que "las movilizaciones populares y la lucha armada, continuaban siendo necesarias exactamente igual que hasta ahora, en tanto no se consiga la alternativa política que en su momento hizo pública KAS (Koordinadora Abertzale Sozialista)", que contemplaba el proceso autonómico como el paso previo para llegar a la autodeterminación e implantar en el País Vasco un Estado socialista independiente. El atentado, reivindicado por la banda terrorista ETA a través de varias llamadas a medios de comunicación de Bilbao, supuso el inicio de una ofensiva de la rama ETA militar, que se había visto reforzada con la fusión de los grupos especiales, conocidos como Bereziak, procedentes de ETA político-militar.
Augusto Unceta había recibido en el año previo a su asesinato varias cartas de amenaza de ETA, donde se le decía que iba a morir a balazos disparados por miembros de la banda. En las semanas previas, estas cartas se habían repetido cada vez con mayor frecuencia e, incluso, se le habíaexigido el pago del llamado "impuesto revolucionario", que la víctima se negó a abonar. Las cartas amenazantes se intensificaron a raíz de que la Diputación de Vizcaya, con el consenso de todos los diputados, se hubiera opuesto a colocar la ikurriña, motivo por el que se enfrentó con el ministro de Interior, Rodolfo Martín Villa. El Ministerio de Interior le había asignado escolta desde que un año antes se produjo el asesinato del presidente de la Diputación de Guipúzcoa, Juan María Araluce Villar. El último acto oficial al que asistió Unceta fue, precisamente, una misa por el primer aniversario del asesinato de Araluce.
El asesinato de Unceta y sus escoltas provocó una repulsa general. El PCE calificó el acto de vil asesinato y el PNV de "acto negativo en el avance el pueblo vasco hacia la conquista de sus derechos" considerando que sólo favorecía a quienes querían desestabilizar el proceso político.
En diciembre de 1978 la Policía culminó una gran operación contra ETA, que llevó a la detención de José Antonio Torre Altonaga, alias Medios. Sus declaraciones sirvieron para identificar a los autores de diferentes atentados cometidos en los años anteriores. De este modo se pudo saber que en el asesinato de Augusto Unceta y sus escoltas participaron, presuntamente, los liberados de la banda José Manuel Pagoaga Gallastegui, alias Peixoto, y Francisco Javier Aya Zulaica, Trepa(ABC, 24/12/1978). Por otra parte, en la web de la Guardia Civil podemos leer que los asesinos fueron "capturados dos años más tarde. Sólo dos de ellos: Martín Apaolaza Azkargorta y Miguel Ángel Goyonetxea Fradua, se sientan en el banquillo, pero salen absueltos por falta de pruebas y prescripción de los delitos. Sumarios 47/89 y 18/90 de la Audiencia Nacional".
Antonio Hernández Fernández-Segura tenía 23 años. Estaba casado y era padre de un niño de seis meses. Ingresó en la Guardia Civil el 17 de febrero de 1975. Era natural de Baños de Graena (Granada) y llevaba muy poco tiempo destinado en Guernica.
Ángel Rivera Navarrón era natural de Socuéllamos (Ciudad Real) y estabasoltero. Había ingresado en el Cuerpo el 16 de diciembre de 1976, destinado al Servicio de Información. En agosto de 2008 el Ayuntamiento de Socuéllamos aprobó una propuesta del grupo municipal popular para dedicar una calle al guardia civil asesinado.
Augusto Unceta Barrenechea nació en Guernica, el 5 de diciembre de 1923. Fue alcalde de Guernica y diputado provincial. Posteriormente fue vicepresidente de la Corporación vizcaína y, tras la dimisión del presidente, Pedro Aristegui, fue nombrado presidente. Era propietario de la empresa de armas Astra, Unceta y Cía., y tenía participaciones en otras empresas de Guernica, como Trébol y Jipsal dedicadas a la elaboración de objetos de cubertería. Gran deportista, aficionado a la pesca y al frontón, estaba casadocon María Dolores Ugalde y el matrimonio tenia tres hijos.
A las 14:45 horas del 8 de octubre de 1979 la banda terrorista ETA asesinaba a tiros en la Bajada de Labrit de Pamplona al inspector de Policía CARLOS SANZ BIURRUN. A Carlos lo habían intentado asesinar meses antes, el 29 de julio, pero no lo encontraron en casa. Esta vez sí lo consiguieron. Carlos acababa de aparcar su coche en la Bajada de Labrit y estaba cerrando la puerta del vehículo cuando pistoleros de la banda lo acribillaron disparando nueve proyectiles con pistola de los que cinco le alcanzaron en la cabeza y el pecho. Otros disparos impactaron en vehículos aparcados junto al de Carlos Sanz. El policía falleció poco después de ser ingresado en el Hospital de Navarra antes de que pudiera ser atendido por el equipo médico de urgencia.
Dos testigos presenciales del atentado, que se encontraban en el balcón de un edificio próximo al lugar de los hechos, contaron que los terroristas estaban dentro de un Simca 1200 de color gris aparcado en la Bajada de Labrit. Cuando vieron que Carlos Sanz descendía de su vehículo, dos de ellos salieron y le dispararon desde ambos lados de la calle. A continuación regresaron corriendo al Simca 1200, en el que les esperaba un tercer terrorista con el motor en marcha. Cruzaron la Bajada de Labrit e hicieron parar a los coches que circulaban en dirección al barrio de la Chantrea, haciendo ademanes con las pistolas, y huyeron en dirección a ese barrio. Ahí dejaron abandonado con las puertas abiertas el vehículo utilizado para cometer el atentado, que había sido robado esa misma mañana. Su propietario fue encontrado a media tarde, encadenado a un árbol, en la localidad navarra de Berrioplano.
Los funerales por el eterno descanso de Carlos Sanz se celebraron al día siguiente, 9 de octubre, a las siete de la tarde, en la Iglesia de San Miguel, de Pamplona. Al oficio asistieron los gobernadores civil y militar de Navarra, el vicepresidente de la Diputación de Navarra, el presidente del Parlamento Foral y el alcalde de Pamplona, así como otros altos mandos de la Policía Nacional y Guardia Civil. Una vez finalizada la ceremonia religiosa, unas doscientas personas se dirigieron hasta el edificio del Gobierno Civil, dando gritos de "Gobierno, traidor", "UCD, culpable", "ETA, asesina", "Navarra sí, Euskadi no". El entierro había tenido lugar horas antes en el cementerio de Pamplona. Al finalizar el mismo varias personas dieron gritos contra el Gobierno y a favor de una intervención militar, que fueron acallados por los asistentes.
La banda terrorista ETA asumió la autoría del atentado el 10 de octubre, así como un ametrallamiento que tuvo lugar el mismo 8 de octubre en un bar de San Sesbastián en el que resultaron heridos varios policías.
El 9 de octubre de 2004 la plataforma ciudadana Libertad Ya organizó un acto homenaje en la Bajada de Labrit en memoria de Carlos Sanz Biurrum y Pedro Fernández Serrano, ambos asesinados en Pamplona veinticinco años antes. Al acto, muy emotivo, acudieron las dos hermanas de Carlos,Paquita y María Elena, la viuda de Pedro Fernández, Raquel Martínez, además de otras muchas víctimas de la banda terrorista ETA. "Nosotros", dijo el escritor Iñaki Ezquerra, "tenemos la obligación de cargar de sentido sus muertes. Y lo vamos a hacer agradeciendo a sus familias quehoy seamos más libres gracias a ellos". También asistió al acto, sentado en una silla de ruedas, el sacerdote Javier Lorente, que casó a Carlos Sanz en la parroquia de Zizur Mayor y que celebró su funeral el 9 de octubre de 1979. Aurelio Arteta, catedrático de Filosofía Política en la Universidad del País Vasco, explicó que recordar a las víctimas de dos asesinatos perpetrados hace veinticinco años obliga a responder a algunas preguntas "francamente comprometidas". Por ejemplo: "¿Dónde estábamos aquel día? ¿Por qué no reaccionamos? ¿Por qué hemos tardado tanto en reaccionar?¿Cómo se puede rehacer el camino?". Son interrogantes, dijo, que obligan a pedir perdón a las familias de los asesinados por la soledad que han padecido durante tantos años, "por el abandono o la indiferencia en los que muchos hemos estado" (Diario de Navarra, 10/10/2004).
En 1987 la Audiencia Nacional condenó a Mercedes Galdós Arsuaga, alias Bitxori, a 24 años de reclusión como miembro del grupo Nafarroa de ETA que asesinó a Carlos Sanz Biurrun. En 1991 fue condenado a 18 años de prisión menor, en concepto de cómplice, José Ramón Martínez de la Fuente Inchaurregui, alias Txoritxo, pese a que el Ministerio Fiscal en sus conclusiones pedía 30 años de prisión. En el escrito de conclusiones del fiscal se establecía que los autores materiales fueron tres miembros de la banda procesados en rebeldía que, tras asesinar a Carlos Sanz Biurrun, se reunieron con Mercedes Galdós y José Ramón Martínez de la Fuente en el piso donde se escondieron para la preparación del atentado y con posterioridad.
Uno de esos tres autores materiales procesados en rebeldía fue José María Zaldua Corta, histórico de la banda al que no se pudo juzgar nunca por sus crímenes en España tras una larga peripecia judicial, que incluye varias detenciones en Francia, peticiones de extradición de España, estancias en Argelia, Uruguay y Colombia, y un episodio rocambolesco en el que abandonó a su hijo, de 13 años, para darse a la fuga después de confundir a un grupo de excursionistas con policías. La noche del 2 de agosto de 2007 un pastor francés encontró al niño con signos de estar desorientado y perdido en la zona de El Portalet, cercana a la frontera española y a la localidad oscense de Sallent de Gallego. El etarra que, según publicó ABC, había abandonado ETA por "cansancio", falleció el 22 de septiembre de 2010 de un infarto en la localidad francesa de Aix-en-Provence mientras montaba en bicicleta. En el asesinato de Carlos Sanz, Zaldua Corta fue quien aguardó en el vehículo en el que huyeron los dos pistoleros de la banda tras asesinar a tiros al policía.
Carlos Sanz Biurrun tenía 39 años cuando fue asesinado. Era natural de Guenduláin, localidad a situada a unos quince kilómetros de Pamplona, donde los padres de los Sanz Biurrun –Carlos, Paquita y María Elena–trabajaban como jornaleros. En 1953 ingresó en el seminario diocesano de Pamplona, donde durante años estudió Filosofía y Teología, aunque no llegó a ordenarse. En Guenduláin conoció a un policía de Astráin que acabó contagiándole su entusiasmo por el trabajo. Durante dos años se desplazó diariamente a Pamplona para preparar el ingreso en el cuerpo. En 1962 ingresó en el cuerpo de Policía de Bilbao, regresando al poco tiempo a Pamplona e integrándose en la Brigada de Investigación Criminal, actualmente grupo de la Policía Judicial. Cuando lo asesinaron le quedaban dos meses para acceder al puesto de comisario. Llevaba cinco años casado con Teresa Ilarregui, que fallecería en 1992. El matrimonio no había tenido hijos. Carlos tenía dos hermanas más pequeñas, una de ellas a punto de dar a luz cuando fue asesinado. Una anécdota define cómo era Carlos –un "hombre fundamentalmente bueno, abierto y compresivo, todo amabilidad y simpatía" (Diario de Navarra, 9/10/1979)–, en el ejercicio de su profesión como policía y en su trato con los detenidos y sus familiares. El mismo día de su asesinato el féretro se había instalado en el Salón del Trono del Gobierno Civil, actual Delegación del Gobierno, y estaba siendo velado por algunos de sus compañeros del Cuerpo Superior de Policía, además de algunos amigos y familiares. De pronto un hombre de aspecto desaliñado, probablemente un delincuente habitual al que Carlos hubiese detenido alguna vez, se acercó al ataúd y, abrazándolo, exclamó: "¡Tú eres como mi padre!" (Javier Marrodán, Regreso a Etxarri-Aranatz, Sahats Servicios Editoriales, 2004). La escena no extrañó a nadie próximo a Carlos pues todos conocían el cariño que los habituales de los calabozos policiales tenían por él.
Sobre la una de la tarde del viernes 8 de octubre de 1982 la banda terrorista ETA asesinaba en Pamplona a ALBERTO TOCA ECHEVARRÍA, director de la mutua de accidentes de trabajo Asepeyo. Alberto Toca se encontraba en su despacho de la delegación de Asepeyo de la capital navarra, en la calle Castillo de Maya, acompañado por un médico de la mutua. Hacia las 13:00 horas, dos individuos entraron a cara descubierta en las oficinas y, dirigiéndose a una de las secretarias, preguntaron por Alberto. Tras indicarle cuál era el despacho, los terroristas se encaminaron hacia él y abrieron la puerta. Desde el umbral, preguntaron: "¿tú eres Alberto Toca?", a lo que la víctima contestó que sí. Sin mediar palabra, los pistoleros efectuaron cuatro disparos contra Toca, que cayó sobre la mesa y después al suelo. Allí los terroristas lo remataron con un quinto disparo.
Los trabajadores de Asepeyo y tres médicos de Barcelona que estaban visitando la mutua se tiraron instintivamente al suelo al oír los disparos, momento que fue aprovechado por los dos etarras para salir tranquilamente del edificio "como si acabaran de tomar unos vinos", según declaró uno de los testigos. Una vez fuera de la oficina, continuaron la huida a pie por las calles de Pamplona.
A primeras horas de la tarde del 9 de octubre se celebró el funeral por Alberto Toca en la parroquia de San Miguel de Pamplona, al que asistieron el delegado del Gobierno en Navarra, Francisco Javier Ansuátegui, y el presidente del Parlamento, Víctor Manuel Arbeloa. El acto se desarrolló sin incidentes, a excepción de algunos gritos proferidos al término del mismo contra ETA y en contra de la integración de Navarra en el País Vasco. Una de las hijas de Alberto Toca se dirigió a estas personas diciendo que "esto no es una manifestación política. Es un funeral".
Alberto Toca Echevarría, de 54 años de edad, estaba casado y tenía siete hijos, con edades comprendidas entre los 11 y los 29 años. Natural de Estella, llevaba veinte años residiendo en Pamplona. Era delegado de Asepeyo desde 1962 y fue uno de los impulsores de la Asociación Navarra de Familiares y Amigos de Subnormales (ANFAS), de la que llegó a ser presidente. Uno de sus hijos desarrollaba actividades en un taller de ANFAS en Burlada. Alberto Toca había militado en la formación carlista Comunión Tradicionalista, motivo esgrimido por los Comandos Autónomos Anticapitalistas (CAA) para asesinarlo. En el comunicado de reivindicación enviado el 9 de octubre a la delegación del diario Egin en Pamplona la banda terrorista señalaba a su víctima como "uno de los elementos más representativos de la extrema derecha". Un hermano de Alberto, Ignacio Toca, estuvo en la cima de Montejurra acompañando a Sixto de Borbón en 1976, el año en que murieron dos personas en incidentes producidos por los partidarios de Sixto. Ignacio Toca, que fue presidente de la hermandad de Montejurra y con quien Alberto mantenía una identidad y afinidad ideológica absoluta, tenía una gran influencia sobre su hermano. El 9 de octubre de 2007, la plataforma ciudadana Libertad Ya organizó un homenaje a las víctimas que la banda terrorista ETA había asesinado veinticinco años antes. La viuda de Alberto Toca recibió una escultura durante el homenaje, que congregó alrededor de doscientas cincuenta personas entre familiares, amigos y autoridades navarras, entre las que se encontraban la alcaldesa de Pamplona, Yolanda Barcina, el consejero de Justicia del Gobierno de Navarra, Javier Caballero, así como varios concejales, y el presidente de las Víctimas del Terrorismo en Navarra, Salvador Ulayar, hijo de Jesús Ulayar.
El sábado 8 de octubre de 1983 la banda terrorista ETA asesinaba en Hernani (Guipúzcoa) a JUAN JOSÉ PULIDO PAVÓN. Sobre las 20:30 horas, Juan José salió del Bar Justo en la calle Txirrita de la localidad guipuzcoana, acompañado por dos amigos, Juan Carlos Valdés y José Echevarria. Cuando se disponían a entrar en el coche de este último, un terrorista se acercó y le disparó a muy poca distancia, primero una ráfaga y después tres tiros sueltos. Ninguno de los amigos resultó herido. Los terroristas hicieron, además, varios disparos intimidatorios al aire al observar que algunos vecinos se habían asomado a la calle a ver qué pasaba.
Trasladado urgentemente por la Asociación Detente y Ayuda (DYA) al hospital, falleció en torno a las 22:00 horas, mientras era intervenido quirúrgicamente. La víctima presentaba cuatro impactos de bala en el tórax y otro en el cuello. En el lugar de los hechos se recogieron 5 casquillos de bala del calibre 9 milímetros parabellum.
Cuando asesinaron a Juan José Pulido hacía tres días que ETA político-militar VIII Asamblea, un grupúsculo sin entidad dentro de la banda terrorista, había secuestrado al capitán de FarmaciaAlberto Martín Barrios, que sería asesinado el 18 de octubre, y se vivían unos momentos de enorme tensión.
Aunque algunos rumores apuntaban que la banda lo había asesinado por sus relaciones con el tráfico de drogas, el 16 de octubre ETA militar reivindicó el asesinato de Juan José Pulido, acusándolo de vinculaciones con el Batallón Vasco Español (BVE) y la Triple A.
En 1985 la Audiencia Nacional condenó a Jesús María Zabarte, miembro del grupo Donosti de ETA, y a Pedro Miner, a sendas penas de 25 años de cárcel por un delito de asesinato cualificado con alevosía.
Juan José Pulido Pavón, de 50 años, era natural de Montánchez (Badajoz). Estaba separado y teníatres hijos. En su tierra natal era conocido como doctor Yerbas, debido a su actividad como herborista y experto en el uso de plantas medicinales para el tratamiento de enfermedades. Meses antes de ser asesinado fue entrevistado en el diario Hoy de Badajoz a propósito de sus conocimientos en esa materia.
Antonio Hernández Fernández Segura, además de Guardia Civil era un jóven integro,maduro,trabajador y tenía un carácter extraordinario,su muerte privó a la soc iedad de un servidor íntegro en todos los aspector, además de destrozar una familia que empezaba a nacer,fuy su primer Comandante de Puesto en Vizcaya,que sus asesinos nunca encuentren Paz.
ResponderEliminarAsí es Manuel. Estos hijos de Perra destrozaron muchas vidas.
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