LA HABANA, Cuba, agosto, www.cubanet.og -Antonio Medina Castañeda, dice que aún no se ha repuesto del golpe, recibido ayer, cuando recogió la copia de su carta de libertad en las oficinas del Tribunal Provincial Popular de La Habana, y no aparecía por ningún lado que había estado 4 años preso en el Combinado del Este, por intento de salida ilegal en 1993. En el documento expedido solo dice: Multado con Quinientas cuotas de un peso cada una en aquel juicio.
Antonio Medina ahora está inscrito en el Programa de Refugiados de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana y espera en cualquier momento que lo llamen a la entrevista, para lo que está preparando su expediente, con los documentos que avalan su condición de perseguido político, citaciones de la policía, acusaciones y reportes en la prensa independiente, con denuncias sobre sus infortunios en el sistema socialista en que vive, que dice apresarlo.
Tiene una hija de diez años y la mantiene con su oficio de zapatero, perseguido incesantemente por el jefe de sector hasta que las reformas de Raúl le dieron la posibilidad de ejercer por cuenta propia. Antonio Medina tal vez posea un récord muy disputado en Cuba: 19 intentos de salidas ilegales fallidos. Los fracasos más renombrados son la gran balsa que armó con cientos de pomos plásticos recogidos en la calle, que amarró y enfundó en sacos de yute, creando una plataforma sólida, en el que hubiera llegado a cualquier sitio, y el armatoste flotante que preparó junto a tres colegas en Romerillo, en un patio alquilado, lo llevaron de madrugada en un camión hasta la costa de Santa Fe, y lo echaron al mar. Estuvieron navegando cinco días, hasta que perdieron el rumbo y se les acabó el combustible. Luego los cogió un temporal que los volcó varias veces, hasta lanzarlo en medio de la noche y la lluvia contra los arrecifes de Santa Cruz.
En aquel intento murieron Alexis el gato y Maykel, del reparto Flores, Antonio salvó la vida milagrosamente, como ha sucedió otras veces, pero hoy está decidido a esperar la entrevista con el cónsul americano, para rogarle por su huida definitiva, pero esta vez por aire. Una de las evidencias de peso es la carta de libertad por los cuatro años jalados en el Combinado del Este, por un delito considerado político en el Código Penal, pero la carta de libertad original la había perdido en aquella aventura donde salvó la vida por un tilín.
Fue al Tribunal que lo había juzgado y solicitó una copia de la sentencia, pero en el fallo ahora se recoge una sanción de multa de quinientas cuota de un peso, nada más.
–No estoy loco, fueron 4 años de vida, con sus días y sus noches. Y ahí está mi mamá, que murió llevándome jabas a la prisión, y mi hermana, y mi sobrino, que también iban a verme a las visitas. Y ahora resulta que no, esos 4 años no existen, que tan solo fue una multa. No puede ser. No estoy loco todavía…
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