Suiza ha votado hoy multitud de referendums.
Entre las decisiones adoptadas POR LA MAYORÍA DE CIUDADANOS ESTÁ el NO aumentar las vacaciones pagadas obligatorias de 4 a 6 semanas. Las dos terceras partes de los ciudadanos suizos (la mayoría de ellos, trabajadores) han decidido que eso era demasiado costoso (se estima que unos 6.520 millones de francos suizos unos 5.000 millones de euros, en una población de apenas 7 millones de habitantes). Todos los cantones han rechazado mayoritariamente esa propuesta. Es decir, los suizos han entendido que aumentar los costes laborales con más vacaciones pagadas acabaría perdjudicando a la economía y, al final, a los propios trabajadores. Con esta decisión, los suizos han demostrado tener una cultura del trabajo y el esfuerzo y un grado de responsabilidad sencillamente impensable en otras latitudes. Y que conste que no se trata de un empresario malo que explota a los trabajadores buenos. Son los propios trabajadores que han votado no obligar a los empresarios a darles más vacaciones pagadas.
Por cierto, no sé si tiene relación o no, pero en otro referéndum, esta vez en el cantón de Ginebra, sede de las Naciones Unidas en Europa y sede frecuente de manifestaciones de todo tipo, los votantes también han decidido regular el comportamiento de los manifestantes e imponer multas de hasta 100.000 francos suizos (unos 80.000 euros) a los que hagan manifestaciones sin permiso o a los que no se comporten de acuerdo con las normas de manifestación pacífica (por ejemplo, a los que corten el tráfico sin permiso). Antes de que los demagogos de turno me acusen de intentar limitar el derecho de huelga de los trabajadores, recordar que en el referéndum suizo han votado mayoritariamente trabajadores y que nadie ha cuestionado el derecho de huelga. Simplemente los suizos han decidido que las manifestaciones y los manifestantes también tienen que es cumplir las leyes y no pueden perjudicar a inocentes para reivindicar lo que sea que reivindican cuando hacen uso de su legítimo derecho a la huelga.
Suiza es uno de los países más ricos y competitivos del mundo. Las decisiones tomadas hoy pueden ayudarnos a entender por qué.
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