Nuevos vientos en la lucha antidrogas

Andrés Oppenheimer.



Por primera vez desde que Estados Unidos lanzó su “guerra contra las drogas” hace cuatro décadas, hay signos de que las fuerzas que apoyan la legalización de drogas ilegales están ganando terreno en todo el continente.
Es cierto que se trata de un debate que recién empieza a nivel gubernamental, y pasarán años antes de que se produzcan resultados concretos. Pero hay varios factores nuevos —incluyendo un recorte de la ayuda antinarcóticos de Estados Unidos a Latinoamérica que salió a relucir en el presupuesto para el 2013 enviado al Congreso por el presidente Barack Obama la semana pasada— que reflejan desafíos cada vez más serios a la tradicional estrategia antinarcóticos de Estados Unidos basada en la interdicción y prohibición de drogas ilegales.
Veamos:
En primer lugar, los presidentes latinoamericanos en ejercicio por primera vez están pidiendo abiertamente discutir la posibilidad de legalizar o descriminalizar las drogas ilícitas. Hasta ahora, se trataba de una propuesta de ex-presidentes, como los ex mandatarios Vicente Fox y Ernesto Zedillo de México, Fernando Henrique Cardoso de Brasil y César Gaviria de Colombia.
Los actuales presidentes de México y Colombia han dicho que están abiertos al debate del tema, pero que no van a tomar la iniciativa.
La semana pasada, el presidente guatemalteco Otto Pérez Molina dijo que propondrá a sus contrapartes centroamericanas legalizar las drogas y descriminalizar el transporte de drogas en toda la zona. Un asistente de Pérez Molina me dijo que el Presidente llevará el tema a un encuentro de países centroamericanos programado para marzo.
“Quiero poner este tema sobre la mesa”, dijo Pérez Molina, según reportó The Associated Press. “No sería un delito transportar ni trasladar la droga. Todo eso tendría que ser regulado”.
Simultáneamente, Estados Unidos planea disminuir su ayuda anti-droga a Latinoamèrcia en un 16 por ciento el año próximo, según el presupuesto 2013 que Obama envió al Congreso.
Según esa propuesta de presupuesto, los fondos para control y cumplimiento de la ley entregados a México serán recortados en casi 50 millones de dólares, o 20 por ciento respecto de los niveles del año pasado, mientras los fondos antidroga destinados a Colombia caerían en un 11 por ciento, y los destinados a Guatemala en un 60 por ciento.
Los partidarios de los recortes de ayuda antinarcóticos dicen que las nuevas cifras reflejan en parte la creciente capacidad de los países latinoamericanos para combatir a los carteles del narcotráfico. Los críticos cuestionan, eso diciendo que es difícil argumentar que México y Guatemala, entre otros, necesitan menos ayuda externa para la lucha contra los carteles.
En tercer lugar, aunque la legalización o despenalización de la droga sigue siendo un tema tabú en el Congreso de Estados Unidos, las fuerzas pro-despenalización están haciendo significativos progresos a nivel estatal. Ya hay 13 estados que han aprobado el uso de la marihuana con propósitos médicos, y otros tres que lo propondrán a nivel estatal en las elecciones presidenciales de noviembre.
Además, algunos expertos predicen que la iniciativa de legalización de la marihuana en California, la Propuesta 19, que perdió por un margen de apenas 8 por ciento de los votos en el 2010, probablemente sea aprobada en noviembre. Según razonan estos expertos, en California habrá más gente joven —que tiende a apoyar la legalización— que votará las elecciones presidenciales de este año, de las que votaron en las elecciones legislativas del 2010.
Antes de terminar esta columna, le pregunté al profesor de la Universidad de Miami Bruce Bagley, un experto en la lucha contra las drogas, cómo ve los diversos desafíos a la tradicional política de Estados Unidos centrada en la interdicción y prohibición de narcóticos.
“Esto se está convirtiendo en una suerte de avalancha”, me dijo Bagley, que respalda la despenalización de la marihuana. “Hay un creciente cuestionamiento de las políticas antidrogas de línea dura, tanto en Latinoamérica como aquí en Estados Unidos”.
Bagley agregó: “La prevención, la educación, el tratamiento y los programas de rehabilitación son más eficaces que la represión contra la oferta de drogas”.
Mi opinión: Estoy de acuerdo. Es cierto que la despenalización de la marihuana produciría al principio un aumento del consumo. Casi todos los estudios revelan que cuando Estados Unidos levantó la prohibición del alcohol, el precio del alcohol bajó, y el consumo aumentó. Lo mismo puede ocurrir con las drogas.
Pero la mayoría de los estudios también demuestran que —de manera semejante a lo que ocurrió con el cigarrillo—, las campañas eficaces pueden reducir drásticamente el consumo de drogas, sin la secuela de delincuencia, criminalidad y “guerras” como las que están dejando decenas de miles de muertes por año en México y Centroamérica.
Hasta ahora, este debate estuvo limitado a los ex presidentes, académicos y periodistas. Ahora, estamos viendo los primeros signos de que se esta empezando a llegar a los palacios presidenciales.

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